EN LA discusión sobre nuestro sistema previsional, junto a muchos argumentos defectuosos, han ido surgiendo también análisis valiosos: algunos relativos a la necesidad de mayores tasas de cotización, cambios en la edad de jubilación, o el refuerzo del pilar solidario con recursos públicos. También ha aparecido una línea de análisis, consistente con el sistema de capitalización individual, que busca superar algunas falencias en su forma actual de funcionamiento.

Las AFP desarrollan dos funciones: una, de recaudación de cotizaciones, manejo de cuentas, pago de pensiones, cobranza de cotizaciones atrasadas, etc., y otra de "inversión" de los recursos que acumulan las cuentas individuales. En la primera función, de corte "administrativa", la gran cantidad de regulaciones que existe determina altos costos fijos y, por ende, economías de escala. Entonces, sería beneficioso si, menos AFP desarrollando las tareas "administrativas", operando a mayor escala, lograsen menores costos. La evidencia muestra que hay espacio para reducir comisiones con las regulaciones adecuadas.

Existe actualmente, sin embargo, un problema de concentración excesiva de la gestión de inversión, y menos AFP agravarían este problema. Desde este punto de vista, fundamental cuando los fondos previsionales bajo administración representan magnitudes tan relevantes para el país, es conveniente que existan muchas más AFP desarrollando la gestión de "inversión".

Buenas regulaciones, que generaran fuerte competencia vía precios en la industria previsional, y que permitieran a las AFP subcontratar los servicios correspondientes a la gestión "administrativa", llevarían eventualmente a menos AFP prestando estos servicios administrativos a costos bajos. Eliminada la barrera de entrada que representan las economías de escala, podría haber muchas AFP, subcontratando lo "administrativo", y especializadas en la gestión de "inversión". Habría menos costos, menor concentración de inversiones y un reforzamiento del sistema en base a capitalización individual.

En una presentación reciente el ex ministro Andrés Velasco propone avanzar en esta línea: procurar que haya muchas entidades participando en la "inversión" de los recursos previsionales; todas descansando en una o pocas entidades especializadas en la gestión previsional "administrativa". Posiblemente como una concesión a las restricciones políticas del momento, propone llamar "recaudadora" a la (o las) entidades a cargo de la gestión "administrativa", y GIP a las entidades especializadas en la "inversión" de los recursos previsionales. Pero, también, todas podrían ser llamadas AFP, todas autorizadas para ejercer ambas funciones, con algunas especializadas en lo administrativo y las más gestionando inversiones.

Sería erróneo minimizar las dificultades técnicas para avanzar en regulaciones en el sentido indicado, pero ciertamente es factible concretarlas y conveniente hacerlo en forma oportuna. No parece recomendable que, al calor de una contienda electoral, y para acomodar muchos prejuicios ideológicos, se introduzcan reformas que debiliten una institución de tanta importancia como el sistema previsional. Pero las propuestas técnicamente sólidas surgidas en esta discusión deberán, eventualmente, ser recogidas para mejorar las pensiones.