Señor Director

El anuncio del gobierno de una propuesta para una nueva ley de pensiones contiene avances parciales pero también adolece de carencias y limitaciones.

Entre los elementos positivos podemos destacar que las empresas, por primera vez desde 1981, deberán empezar a contribuir al financiamiento de las pensiones de sus trabajadores y empleados avanzando, lentamente, hacia un sistema tripartito, y que el Estado decide crear una cierta institucionalidad alternativa al pilar dominante de las AFP, en un esquema con aspectos solidarios y redistributivos.

Entre las limitaciones y ausencias el proyecto no contempla un aumento de recursos, (plata fresca) al Pilar Solidario que entrega beneficios a cerca de 1.4 millones de personas de los estratos medios y pobres y se mantiene el monopolio que tienen las AFP del pilar de cuentas individuales. Todo nuevo entrante a la fuerza laboral, aun después de la nueva ley, seguirá siempre obligado a cotizar en una AFP, en tanto el Estado se embarcará en el caro y complejo proceso de administrar cuentas individuales como "solución" al problema de las pensiones del país, en vez de crear un pilar competitivo de reparto moderno, mucho más económico de administrar que la capitalización individual. El reparto existe en todas las democracias avanzadas del mundo y el proyecto no exige a las AFP un aporte al resto del sistema de pensiones. Un impuesto adicional a las utilidades sobrenormales de las AFP podría ayudar a financiar el Pilar Solidario. También hay ausencia de una propuesta concreta y estudiada de reforma a las cajas de prevision de la defensa nacional, (solo se les pide formulaciones a algunos ministerios).

Por lo que vemos, el tema de las pensiones seguirá entre nosotros por un buen tiempo.

Andrés Solimano

Doctor en Economía del MIT y autor del libro Pensiones a la Chilena, Catalonia, (2017)