Puerto Varas es la única ciudad chilena situada a orillas de un lago. Digo ciudad, y no villorrio. Aunque no tiene fecha oficial de fundación, se considera la llegada de los primeros colonos alemanes y suizos, a fines de 1853, como el momento de su nacimiento. Desde entonces el agua la definió como puerto lacustre, y hoy –invierno o verano- lo sigue haciendo como polo turístico porque todo en su geografía sigue el ritmo del agua: agua salada, agua dulce, ríos pequeños, ríos salvajes, fiordos, lagunas, saltos, cascadas, humedales y también agua de lluvia durante todo el año. Por eso, nadie puede salir seco de Puerto Varas.

El lago dibujado desde una ventana de un día de lluvia; usted de mochilero guarecido de la llovizna en un paradero de micro; un plato de mariscal con vista al lago; un piquero en laguna La Poza; una excursión familiar a cualquiera de los ríos cercanos a la ciudad como el Venado, Tempe, Sur, Blanco, Pescado, Tepú; la foto con cascada extrema en el río Correntoso o el paseo de curso a los saltos del Petrohué. La cuenta podría seguir y en las memorias de Puerto Varas el agua está siempre presente, y aún sigue dibujando la postal más reconocida de la ciudad y de la zona.

Según datos de Trivago, los chilenos se quedan una media de cinco días en esa ciudad. El primer día puede dedicarlo a la bici rodeando el lago en dirección a Frutillar o hacia Ensenada. Otro día completo puede aventurarse al río Maullín para conocer y fotografiar el humedal que alberga más del 60 por ciento de las aves acuáticas contabilizadas en Chile. Está la infaltable tagua y el pato real junto a los menos frecuentes martín pescador y playero vuelvepiedras. Sólo con suerte alguna nutria de río o un coipo, especies en peligro de extinción. El Maullín también es ideal para aprender pesca con mosca.

Si quiere probar aguas más adrenalínicas están las del río Petrohué y su opción de rafting que, en castellano, se trata de un descenso en balsa junto a otras seis almas aventureras. Para algunos suena a masoquismo, pero analicemos la situación: ¿En qué lugar del mundo puede, sin alejarse de la civilización, surcar las aguas de ríos cristalinos, de aguas no tan heladas ya que provienen del desagüe del lago y no de deshielo; admirar cuatro volcanes como el Calbuco, Osorno, Puntiagudo y Yates; divisar aves como el martín pescador, contarles a sus nietos que hizo rafting y que hasta se dio un chapuzón en un río "nivel 3"? En ningún lugar que no sea el Petrohué. Estas son las razones de Richard Carrier, el francés fundador de Ko'Kayak, para recomendar estas aguas: "Llegué a Chile el 98 motivado por los libros de Coloane y porque quería conocer la Patagonia. De inmediato encontré una conexión por su gente, que era muy cosmopolita, y por los ríos como el Petrohué, que tienen condiciones ideales para los deportes acuáticos. Tienes fiordos que te llevan en kayak hasta el agua salada y al parque Pumalín; y también tienes la posibilidad de hacer rafting que es super entretenido porque lo pasas bien con un peligro controlado. En Europa no es tan fácil: muchos ríos son peligrosos, están contaminados, o son muy helados. Aquí tienes todo y a la mano". Son 13 kilómetros de agua, más agua, remo por la derecha y remo por la izquierda.

Awa para dormir

El Hotel boutique Awa, instalado hace pocos meses a orillas del lago Llanquihue, en el km 27 de la ruta que lleva a Ensenada, toma su nombre de la palabra agua, haciéndole honores a la w de la fonética wuilliche. El lago es el protagonista de sus 16 habitaciones pues todas tienen vistos hacia él y al volcán. Para los que no quieren actividades outdoor, el hotel ofrece buenas dosis de relajo puertas adentro: un spa con masajes que drenan todo líquido innecesario en el cuerpo, combinado con sauna y piscina temperada para pasarse el día "en remojo" mirando los cambios de ánimo del lago; o bien nadando, leyendo y comiendo con productos de la carta local que va cambiando por temporada. Las sopas se ganan el premio con sus combinaciones únicas: sopa de topinambur; betarraga; zanahoria-cardamomo; hinojo con ostiones; trucha y picorocos; crema de coliflor y chocolate o capuchino de ostras de Quenuir. Para un plan más familiar, el agua y la entretención están afuera, bajando al muelle del mismo hotel. Hay kayak para salir a bordear el Llanquihue. El hotel pone los equipos y el guía.

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Hotel Awa.

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La costanera, la pausa

Puerto Varas también es ideal para bajar revoluciones así es que, después de días de actividad física, le corresponden otros de ciudad, museos, cafecitos, vinos y compras. Sería un justo equilibrio de fuerzas.

En la costanera está Pablo Fierro y su museo, que son casi la misma cosa. Es difícil catalogarlo: ¿Museo de antigüedades? ¿Memorabilia de la ciudad? Sólo vaya con curiosidad y si en una mesa, abstraído en sus pinceles, encuentra a Pablo, converse con él, ya que él no rehúye. Todo lo que los terremotos, erupciones, lluvias o el hombre se han querido llevar de la ciudad, Pablo lo ha rescatado con esfuerzo y cariño a lo largo de 15 años. Comenzó en Puerto Montt mostrando sus cuadros de casonas ya desaparecidas y, así sin querer, fue recuperando una antigua bencinera en ruinas.

Para llevarse algo a casa o irse de picnic a la playa, siga en dirección a la Petrobras porque ahí, medio escondida, está "la" panadería artesanal de Puerto Varas. Se llama La Dispensa y es atendida por Natalia Lahsen junto a su pareja, el panadero Sebastián Alvarado. Tienen la mejor marraqueta de la ciudad y un surtido de productos gourmets que enaltecen las manos de la Región de Los Lagos.

Pudú, una heladería artesanal inaugurada hace poco ya es venerada por sus helados de limón/piña; mandarina; manjar del Fundo Playa Venado; yogurt /sésamo o por el de chocolate, 80% cacao.

Ahora bien, una ciudad acuática como Puerto Varas, en un país de teteras como Chile no estaría feliz sin su propia casa de té. Un tema que hace menos de un año resolvieron tres jóvenes santiaguinos. Por eso hoy tenemos Daruma, que tiene combinaciones propias de té como Viento del Sur que lleva manzana horneada, canela y naranja; y otros tés para iniciados como el amarillo o el azul cuyo mito comienza con la mordida de un insecto. Pregúntele el final de la historia a Camila Manríquez, una de sus dueñas, pues si hay algo que aquí fluye es la conversa. Ella misma se sorprende que en poco tiempo los clientes ya los llamen por sus nombres. El paisaje ayuda: "No hay esa competencia feroz de la ciudad, todo queda cerca y a eso súmale la maravillosa vista al lago y sus paisajes verdes que hacen que la ciudad sea perfecta incluso en días de lluvia", nos confidencia.

Puerto Varas, aunque mantiene aires de pueblo, a la vez tiene un aire cosmopolita, lo que no es raro en una ciudad fundada para y por colonos. Por eso es que tampoco extraña que en una casa patrimonial, la Casa Bechthold, un letrero diga La Gringa. Es el café de Naomi Allan, la gringa que cambió la lluvia de Seattle por la de Puerto Varas. Sus brunchs son legendarios: parten con buen café, pan hecho en casa con huevos de campo, y terminan con rollos de canela bañados con un toffee casero. Por ambiente y calidad, es ideal para ir en familia. Además, desde hace cuatro años, Naomi y su marido chileno, Rodrigo Bebin, habilitaron la otra mitad de la casa en Mercado 605, un bar que abre después de las ocho de la tarde con 140 etiquetas de vinos y 14 cervezas entre chilenas, irlandesas, alemanas y belgas. Si el vino corre por sus venas, y quiere dar una pasada por varias cepas y orígenes, la novedad del 2017 son los vuelos: Orgullo Chileno, Brisas Costeras o Chile en una Copa.

Cuando ya no quiera más costanera, ni playa y quiera sacar las últimas fotos en altura, podría subir las escalinatas del Pasaje Ricke, pasando por la Galería de Arte Bosque Nativo, donde siempre hay exposiciones o eventos musicales de interés, y llegar hasta la antigua estación de trenes y al Parque Cerro Philippi. Es de acceso gratuito y tendrá vistas nuevas para aquella postal ineludible de lago y volcán. Como premio al esfuerzo lo invitamos a detenerse en el Galpón Aire Puro, una gran casona de madera que en su interior alberga no sólo un hostal, sino una entretenida variedad de tiendas para irse con más sabores y artesanías de Puerto Varas. La última parada con vistas al lago puede ser también la primera del día: elija atardecer o amanecer desde la llamada Puntilla. Un lugar privilegiado para conectarse con sus propias historias acuáticas.

Datos

Dónde dormir

* Hotel Awa

WWW.hotelawa.cl

* Hotel Cumbres

WWW.cumbrespuertovaras.com

* Galpón Aire Puro B&B

WWW. galponairepuro.cl

Dónde comer / comprar

*La Gringa y Mercado 605: Imperial 605. www.mercado605.cl

*La Cafetera Gourmet: San José 338. Abre todos los días a las 9 a.m.

*Heladería Pudú: Santa Rosa 318.

Facebook: https://www.facebook.com/Heladospudu/

*La Dispensa: San Bernardo 555.

Facebook: https://www.facebook.com/panaderiaHarina/

*Daruma Tea House: San Pedro 251.

Facebook: https://www.facebook.com/darumateahouse/

*Remember Me Chile – tienda de recuerdos: San Francisco 242. www.remembermechile.com

*La Marca - Restaurant de carnes: www.lamarca.cl

*Costumbrista Cocinería: Del Salvador 547.

Facebook: https://www.facebook.com/costumbrista/

¿Qué hacer?

*Rafting y kayak

www. Kokayak.cl

*Pesca con mosca

Martín Pescador Flyfishing

www. Martinpescadorflyfishing.cl

*Museo Pablo Fierro

Costanera Vicente Pérez Rosales s/n

www. www.pablofierro.cl

*Humedal Maullín

http://www.humedalmaullin.cl/