Esta mañana el Papa Francisco aprovechó su primera alocución para referirse a los casos de abuso sexual contra menores que han cometido algunos miembros de la Iglesia Católica chilena, que han provocado manifestaciones en los días previos a la llegada del Pontífice.

Desde el Palacio de La Moneda, la máxima autoridad eclesiástica aseguró sentir "vergüenza y dolor" por los actos de algunos sacerdotes que han sido denunciados por haber abusado de niños. Y estas palabras repercutieron en la prensa extranjera, donde además se indicó que la imagen de la Iglesia se ha visto dañada por estos casos.

En el diario español El País, indicaron que los casos de abuso sexual es "uno de los asuntos centrales de un viaje pensado para tratar de revitalizar, con la figura del Papa argentino, que genera pasiones en todo el mundo, una iglesia con problemas graves. Las víctimas de  Karadima han intentado que el Papa les reciba, hasta ahora sin éxito. Ellos le reclaman que destituya al obispo de Osorno, Juan Barros, que era una persona de máxima confianza de Karadima durante años, y según las víctimas conocía y toleró los abusos, aunque él no fue un abusador. Pero Francisco ha defendido en varias ocasiones al obispo, asegurando que no hay pruebas contra él".

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En El Mundo también agregaron la reacción de las víctimas de abuso, quienes consideraron que el perdón del Pontífice "no es suficiente". "Necesitamos actos concretos que el papa no toma en la Iglesia chilena contra los abusadores", dijo a la AFP Juan Carlos Claret, portavoz de la asociación de laicos de Osorno, que lucha por que se expulse al obispo Juan Barros, señalado como encubridor del caso Karadima", señalan.

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The New York Times, en tanto, manifestó que "puede que sus palabras no sean suficientes para aplacar a quienes llevan tiempo planeando varias manifestaciones durante la visita al considerar que la respuesta y el actuar de Jorge Mario Bergoglio han dejado qué desear".

En el diario argentino La Nación destacaron que el Pontífice "determinado a mostrar su preocupación y a quitar esta gran piedra desde el inicio de su difícil visita de tres días, fiel a su estilo, enseguida abordó la cuestión, provocando aplausos en el atrio del Palacio de la Moneda".