La decisión del alcalde Las Condes de reducir de seis a tres el número de rodeos que se celebrarán durante las Fiestas Patrias en esa comuna -su intención original era limitarla a una sola- ha desatado una fuerte controversia entre partidarios y detractores de este deporte. El edil justificó la medida debido a la resistencia que esta actividad despierta en determinados sectores -que ven aquí un maltrato animal-, lo que a su juicio es un factor de "desunión".

Aun cuando es legítimo que respecto a una actividad como el rodeo existan distintas percepciones, las actuaciones de cualquier autoridad deben ajustarse necesariamente dentro de los marcos de la normativa vigente, por lo que no cabe prohibir ni restringir prácticas que se ajustan a la ley. En el caso del rodeo, ningún organismo oficial ha acreditado formalmente que exista maltrato animal, y su condición como deporte nacional está reconocida desde 1962. Por ello resulta extraño que la autoridad edilicia esgrima como argumento que dicha actividad genera "desunión", una variable que, además de discutible a la luz de la popularidad de la que goza este deporte, en todo caso resulta demasiado subjetiva para efectos de establecer políticas públicas.

Dado que otros alcaldes, como el caso de Ñuñoa o Recoleta, han esgrimido similares razones para prohibir el rodeo en sus comunas -sin que haya existido una deliberación pública al respecto-, parece necesario reforzar la importancia del apego a la ley -garantía fundamental para evitar actuaciones discrecionales- y lo positivo que resulta promover una actitud de tolerancia y respeto como señal de sana convivencia.