Quería triunfar. Santiago Roncagliolo trabajaba en la Defesoría del Pueblo en Lima y soñaba ser un autor de éxito. Como los escritores del boom. El año 2000 decidió perseguir su sueño: dejó Perú y voló a Madrid. "Fui a España a ser escritor, siguiendo la estela de los latinoamericanos que habían triunfado en Europa, como García Márquez, Vargas Llosa o José Donoso. Pronto me di cuenta de que los fracasados son muchos más que los triunfadores, sólo que sus historias no trascienden, nadie las sabe. En honor a todos esos mártires de la literatura, decidí escribir la historia de un fracasado", cuenta a La Tercera.

Memorias de una dama, su nueva novela, es la historia de ese fracasado.

Santiago Roncagliolo conquistó su sueño: en 2006 ganó el Premio Alfaguara y se transformó en un autor internacional. Pero en el camino hizo de todo, como cualquier inmigrante, desde limpiar casas a ejercer de escritor fantasma. Esa experiencia es la que recoge su nuevo libro, recién publicado por el sello Alfaguara.

Memorias de una dama cruza dos historias. Una es la de un aspirante a escritor, un peruano residente en España dispuesto a todo con tal de triunfar. La otra es la de Diana Medetti, una anciana millonaria que vive en París y creció en la República Dominicana de Leonidas Trujillo y en la Cuba de Fulgencio Batista.
Perdedor nato, el protagonista no ha publicado una línea, pero tiene agente literario. Sin embargo, sobrevive como puede hasta que es contratado por Diana Medetti para redactar sus memorias. Ella quiere escribir una biografía elegante y glamorosa, pero a través de sus recuerdos el narrador descubre otra historia. Un relato de intrigas y corrupción donde se mezclan la mafia, Trujillo, Batista y la CIA.

PRESA DE SU FORTUNA
En la investigación para la novela, Roncagliolo viajó a Cuba y Repúblicana Dominicana. Dice que no tuvo un modelo real para Diana, "pero existen mujeres como ella: una millonaria presa de su propia fortuna. A Diana nadie se le ha acercado por amor. Sólo por dinero. Además, fue criada en la aristocracia cubana, para ser la esposa de algún apellido pomposo. Pero llegó la revolución y todo su mundo se vino abajo".

Con Memorias de una dama Roncagliolo vuelve a pisar el terreno político, después de abordar la violencia de Sendero Luminoso en Abril rojo, la novela que lo lanzó a la fama.

"Me interesaba el período histórico del Caribe prerrevolucionario, porque es un escenario fascinante, con muchos personajes como el padre de Diana. Giorgio Minetti es conspirador y luego aliado de dictadores, fascista y luego demócrata, mafioso y luego agente de la CIA.  ¿Existe un personaje mejor para una novela?", se pregunta.

ALTER EGO
Como contrapunto a la historia de Diana, Roncagliolo narra los esfuerzos del narrador por hacerse un lugar en el medio literario. El protagonista es una especie de alter ego del autor, como él mismo reconoce. "Tiene lo peor de mí: es cínico, arribista, calculador y está dispuesto a lo que sea con tal de conseguir un libro de éxito. Y hay otro personaje en la novela que tiene mi nombre: Santiago Roncagliolo. Ese es mucho peor".

La novela contiene una sátira del mundo literario. Y Roncagliolo parte por sí mismo: aparece en la novela como un ganador insoportable. El narrador lo describe como "el típico cabrón divo y seguro de sí mismo que usa lentes Armani y un reloj de pulsera que parece de pared".

"Si quieres reírte de los demás, primero tienes que reírte de ti mismo", dice. "Para hacer una sátira tan ácida del mundo literario, tenía que empezar por casa".

Habitualmente comparado con Mario Vargas Llosa, Roncagliolo decidió convertir en personaje al autor de La ciudad y los perros. "Con Abril rojo comprendí que escribía sobre un país que Vargas Llosa había inventado para los lectores de todo el mundo. Encontré divertido ponerlo a él en un universo que me había inventado yo".

A nueve años de su viaje a España, Roncagliolo, a diferencia de su protagonista, goza del éxito. Y no lo oculta. "Me encanta. Estoy decidido a disfrutarlo todo el tiempo que dure. Pero también sé que la carrera de un escritor es irregular. Ni el éxito ni el fracaso duran para siempre".

Así también, duda de la aparición de un nuevo boom en la literatura latinoamericana. "No hay ningún boom, y es un alivio. Los escritores que yo veo quieren escribir buenos libros y cada uno lo hace a su manera. Sólo de Chile me encantan Bisama, Zambra e Illanes, y no tienen nada que ver entre sí".