Jesús Franco, quien incursionó en sus 208 películas en cauces tan diversos como el terror, el erotismo y la acción, será homenajeado por la Cinemateca Francesa con 67 de sus largometrajes, en la retrospectiva más completa sobre su obra.

Franco, un verdadero cineasta de culto, y a quien nunca le ha importando el presupuesto de sus cintas, es responsable de algunos de los títulos más bizarros del cine español, como Necronomicón, Muñecas rotas, Killer Barbys contra Drácula y Vampiros lesbos. Director, músico y actor, Franco -en palabras dichas al diario El País- se enorgullece de que ninguna de sus 208 películas ha sido subvencionada.

"Lo que hay que hacer es tirar a la basura los viejos guiones, las astutas historias de amores y desamores románticos y contar lo que tú quieras. Seamos, para siempre, sinceros y, sobre todo, no tengamos miedo de nosotros mismos", es la receta que el director le confesó al diario español sobre el secreto de su fertilidad creativa.

Pese a su enorme carrera, Franco ha estado totalmente alejado de la oficialidad del cine mundial. Pero eso no le ha impedido haber cultivado importantes relaciones artísticas con gente como el jazzista Chet Baker, Orson Welles y Jean Paul Sartre, en tiempos en que era un exiliado del franquismo. De Welles fue asistente de dirección en Campanadas a la medianoche (1965) y Don Quixote (1972), filme que rodó en España. Y un rasgo que explica su productividad, son los numerosos seudónimos con que firmó sus obras: Jesús Franco, Jess Frank, Joan Almirall, Terry de Corsia o Adolf Frank.

La retrospectiva con que la Cinemateca Francesa lo homenajeará, comienza el 18 de junio y se extiende hasta el 31 de julio, y llevará el sugerente título de "Jess Franco: fragmentos de una fimografía imposible".