Veo fútbol profesional chileno y el desencanto es total. Jugadores y entrenadores -cuál más, cuál menos- llevan una bomba adosada en su vientre. Ante la supuesta injusticia la hacen estallar contra el juez de turno.

En época de igualdad de géneros y acoso generalizado, agrego el acoso contra los que imparten justicia. Con ese árbitro vestido sin chaleco antibalas, que sufre ante el aliento destemplado de los actores.

Digo actores porque todo lo teatralizan. Todo lo magnifican. Manos alzadas suplicando auxilio ante una simple rasmilladura. Lloran injusticia ante el menor roce clamando tarjetas o penales. Sus manos recorren nariz y mejillas buscando sangre que no encuentran. No hay vergüenza ante las falsas infracciones y deshonestidad con el juego. Allí la solidaridad se escabulle, se busca el "todo vale" y aparece ese ventajista descarado, tramposo y oportunista, ofrendando simulaciones a la masa vociferante.

Aún existe mucho libertinaje e hipocresía en la práctica y conducción del fútbol.

Los entrenadores hoy en día perdieron esa real representatividad, hay una carencia de valores y sobre todo ocultamientos de conflictos.

En contradicción, se atisban luces de colores. No todo es negro. Desafiando el poder gubernamental, jugadores venezolanos primero ofrendan minutos de silencio ante las muertes ocurridas en las protestas para después dar inicio al partido.

Es cierto, no es fácil pensar en una ética habitual a la cuál referirse. Los valores no son los mismos para todos. ¿Esto es producto de una generación desintegrada? Claro que sí.

Es innegable, no son todos, pero todos se impregnan de lo tóxico.

Algunos no celebran un gol contra su ex club y son virtuosos, piden perdón por redes sociales y son justificados, se ufanan de sus anti valores y son sacralizados. Así está siendo utilizado el fútbol de hoy. Se convive con el miedo y la complacencia. La imagen está suplantando la realidad y la apariencia a lo esencial.

Así se crean falsos ídolos. Procuremos encontrar verdaderos líderes.

Si no, que prosiga la matinée, vermouth y noche.