“Me pusieron una pistola en la cabeza. Después dijeron: vamos al estadio y le vas a parar a todos los del ‘Colo’. Yo no sabía si el tipo estaba drogado, si me iba a disparar y moriría allí”. Alejandro Fernán (40), conductor de la empresa Subus, relata la misma situación que han vivido decenas de choferes del Transantiago en los 183 “secuestros” de buses que reportan las empresas en los últimos tres años.

La estadística forma parte de las agresiones al personal cuando están al volante, lo que llevó a que los choferes amenazaran con paralizar durante el último superclásico de fútbol y el Día del Joven Combatiente. Denuncian amenazas, robos y la constante vandalización de las máquinas.

Las compañías Alsacia&Express, Subus y STP -operadores que poseen el 33,4% de las de los recorridos en la capital- han elaborado un balance de los delitos de los que han sido víctimas. Subus informa que hay 607 agresiones por año (dos diarias, en promedio) a los choferes desde que comenzó el Transantiago (2007). Es decir, 4.855 ataques contra de los trabajadores en ese lapso, a lo que se suman 144 secuestros a  los conductores y sus máquinas en los últimos tres años.

En tanto, los vehículos vandalizados llegan a 4.576 en ese período: apedreos a vidrios, asientos rotos y puertas destrozadas, son algunos de los hechos que tienen en permanente reparación a la flota. En el estado financiero de esa firma, entregado a la Superintendencia de Valores y Seguros esta semana, se describe que el creciente nivel de agresiones y vandalismo, genera un incremento en los costos: pagos por las atenciones a las víctimas en mutuales, ausentismo laboral y reparaciones en la flota. Agregan que han invertido $ 541 millones en reparaciones. A esto se agregan los juicios por los ataques a su personal.

Claudia Brandes, gerenta de asuntos corporativos de Alsacia&Express, señala que hay fechas clave donde se presenta una mayor violencia: los partidos de fútbol, marchas y protestas.

La compañía da cuenta de 70 agresiones  a los conductores en los tres últimos años. Durante los encuentros entre U. Católica, Colo Colo y la U. de Chile y “banderazos”, ocurrieron 638 eventos, entre 2014 y 2016. La empresa reporta 37 secuestros de conductores y máquinas en tres años. “Cuando hay encuentros de este tipo, tenemos un ausentismo de 50% del personal”, detalla Brandes. En total, los buses dañados de la firma alcanzan a 5.748. Sumado a la reportado por Subus, los vehículos vandalizados llegan a cerca de 10 mil.

Además, en las últimas tres conmemoraciones del Día del Joven Combatiente han quedado 552 vehículos quemados, apedreados o rayadas. En tanto, la empresa STP indica que se han registrado dos secuestros y 150 buses vandalizados en tres años.

Un reclamo común entre los operadores: los descuentos que hace el Ministerio de Transportes, cuando no cumplen con el servicio en días de eventos deportivos o protestas u otros, lo que -a juicio de las firmas- no debería ocurrir. Cada mes, el gobierno deja de pagar  $ 2.000 millones por ese concepto.

Efectos 

Los conductores dicen estar cansados de la inseguridad. Sergio Fariña, dirigente de Subus, cuenta que no hay condenas a los responsables de estos hechos. “Este año hubo detenidos por participar en once secuestros, pero salieron libres, sin que fueran formalizados”, dice.

La Federación Metropolitana del Transporte (Fenamet) -que agrupa a Met Bus, Subus y  Alsacia- presentó una carta en La Moneda, la semana pasada, con el objetivo de que se conforme una mesa de trabajo para enfrentar el creciente nivel de violencia. Miguel Matus, presidente de la federación, dice que “los trabajadores se han unido para manifestar su temor. Debe haber una solución para suspender recorridos por seguridad”.

Una visión diferente posee el gobierno. El coordinador del Directorio de Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz, admite que “la situación es grave, pero producto de los planes de contingencia aplicados los datos indican que los hechos asociados a eventos deportivos han disminuido”.