SEÑOR DIRECTOR

El Ministerio de Educación informó que una institución privada de educación superior, la Universidad Autónoma, lideró las transferencias por gratuidad en 2017, superando levemente en el monto total a la tradicional estatal Universidad de Chile, explicado por un mayor número de beneficiarios y menor monto per cápita.

La reacción de algunas autoridades del Consorcio de Universidad Estatales de Chile (Cuech) es denostar a las  privadas, dado que se arrojan la exclusividad de proveer una educación superior inclusiva, pertinente y de calidad, en supuesta contraposición a un modelo de negocios que solo se orientaría a entregar títulos profesionales, como ocurriría en el caso de las entidades privadas.

Lo anterior está lejos de la realidad; el sistema privado universitario ha dado amplias muestras de calidad, capacidad de investigación y aceptación en el mercado laboral, entre otras características, con ejemplos como la Pontificia Universidad Católica que este año lidera el prestigioso ranking QS a nivel latinoamericano; las universidades Mayor y Andrés Bello, con sus acreditaciones internacionales ante exigentes entidades, como la MSCHE, o la Universidad del Desarrollo que según el ranking de América Economía lidera en emprendimiento e innovación en Latinoamérica.

Las buenas universidades privadas no solo llegaron para quedarse a  nuestra sociedad, sino que pueden llegar a ser tanto o más prestigiosas, relevantes e inclusivas que las de carácter estatal.

Roberto Darrigrandi U.

Economista