Rubert Mugabe renunció hoy a la presidencia de Zimbabue tras estar 37 años en el poder.

Así lo confirmó el presidente de la Cámara Baja del país, Jacob Mudenda, mientras el Parlamento debatía una moción de censura contra él.

"Yo, Robert Mugabe entrego formalmente mi dimisión como presidente de la República de Zimbabue con efecto inmediato", declaró Murenda quien leyó la carta de renuncia bajo fuertes aplausos y celebraciones.

El detonante de la crisis fue la destitución de hace dos semanas del ex vicepresidente Emmerson Mnangagwa -un incondicional del partido gobernante ZANU-PF- quien se había opuesto a la esposa de Mugabe, Grace, quien tenía los ojos puestos en la vicepresidencia.

Sus horas al poder estaban siendo contadas desde que hace una semana los tanques del Ejército marcharon en dirección a la capital de Harare y se hicieron con el control del país, además de poner bajo arresto domiciliario a Mugabe y su familia.

Tras el anuncio de renuncia -que está siendo celebrado en las calles de Harare con bocinazos y gritos de alegría- un funcionario informó que Mnangagwa asumirá como presidente en 48 horas más.

Robert Mugabe llegó al poder en 1980 como un héroe de la independencia y con la promesa de un reparto más equitativo de la riqueza. En ese momento, la comunidad internacional lo vio con buenos ojos. Mugabe tomó el mando del país tras el fin de la antigua Rodesia, una colonia británica gobernada por una minoría blanca, por lo que su discurso de unidad y reconciliación le trajo varios elogios.

Pero décadas después, su imagen comenzó a cambiar dentro y fuera del país. Fue acusado de fraudes electorales para perpetuarse en el poder y de reprimir con mano dura a sus opositores.

Uno de los episodios que marcó su presidencia fue en las elecciones de 2008, cuando aseguró que "solo Dios" podría alejarlo del poder, mientras al menos 200 seguidores del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) eran asesinados.