El recrudecimiento de la violencia en Libia, donde se registraron este domingo combates entre milicias y un ataque  contra un convoy diplomático británico, obligó a Reino Unido y Alemania, al igual que Holanda, Bélgica, Turquía, España, Malta, Italia y Francia a pedir a sus ciudadanos que abandonen este país sumido en el caos.

Al menos 97 personas murieron y otras 400 resultaron heridas en dos semanas  en los enfrentamientos entre milicias rivales en Trípoli, según un nuevo  balance del ministerio de Sanidad.

En Bengasi (este), al menos 38 personas, en su mayoría soldados, perdieron  la vida en 24 horas en los combates entre el ejército y los grupos islamistas. 

En la capital, la lucha continuaba este domingo entre milicias rivales alrededor del aeropuerto y en varios barrios del sur de Trípoli, donde se concentran los enfrentamientos desde el 13 de julio.

El portavoz del ministerio egipcio de Relaciones Exteriores, Badr Abdelatti, indicó el domingo a la AFP que la caída de un cohete en una vivienda mató a 23 personas, entre ellos egipcios. 

En este contexto, Reino Unido y Alemania instaron a sus ciudadanos a  abandonar Libia, donde un convoy de la embajada británica se convirtió este  domingo en el blanco de un ataque que no dejó víctimas.

"Esta mañana temprano intentaron robar un vehículo de la embajada  británica. Abrieron fuego contra nuestros vehículos", declaró a la AFP el  portavoz de la embajada, Bob Phillipson.

SITUACIÓN IMPREVISIBLE

Estos llamados se producen un día después de la evacuación del  personal diplomático de la embajada de Estados Unidos en Trípoli, situada en la  ruta del aeropuerto.

"La situación es extremadamente imprevisible e incierta", subrayó el domingo la cancillería alemana. Londres instó por su parte a sus ciudadanos a "partir ahora por sus propios medios". 

El anuncio de Filipinas de evacuar a sus ciudadanos, entre ellos 3.000  médicos y enfermeros, obligó al ministerio libio de Sanidad a alertar de una  eventual falta de personal médico.

Además de la inseguridad, los ciudadanos extranjeros y los habitantes de  Trípoli se enfrentan a una degradación de sus condiciones de vida con cortes  frecuentes de electricidad y de agua, así como con la falta de combustible.

Desde la caída del régimen del dictador Muammar Gaddafi en 2011, las autoridades libias no consiguen controlar las decenas de milicias que imponen  su ley.

Los combates alrededor del aeropuerto comenzaron el 13 de julio después de  un ataque de combatientes islamistas y ex rebeldes de la ciudad de Misrata (200  kilómetros al este de Trípoli) para intentar expulsar de este complejo a sus  antiguos aliados de Zenten. 

Los ex rebeldes de Zenten (170 kilómetros al suroeste de Trípoli) están  considerados como el brazo armado del movimiento liberal, que habría conseguido  más escaños que los islamistas en las legislativas del 25 de junio, según  responsables políticos y observadores.

Los islamistas buscarían ahora con estos combates ganar terreno en el plano  militar.

Tras las elecciones, el nuevo parlamento, cuya primera tarea será poner fin a la violencia para avanzar hacia una transición democrática, deberá empezar a  funcionar el próximo 4 de agosto en Bengasi, donde se producen enfrentamientos  casi diarios.

En esta ciudad, la ofensiva lanzada por grupos islamistas contra una unidad  del ejército dejó 38 personas muertas en 24 horas, según una fuente militar.