Australia llora a las dos víctimas del asalto del lunes al café de Sydney, donde, según las últimas reconstrucciones, habrían muerto tratando de salvar a los otros rehenes que estuvieron cautivos de un iraní durante 16 horas.

El gerente del local, Tori Johnson, de 34 años, y una clienta, la abogada Katrina Dawson, de 38, murieron en el tiroteo que generó la incursión de las fuerzas de seguridad australianas.

La policía no aclaró si ambos cayeron a manos del secuestrador o alcanzados por el fuego cruzado, pero según versiones Johnson trataba de desarmar al iraní y Dawson de proteger a una amiga embarazada.

Esa es la versión recogida también por el arzobispo de Sydney, Anthony Fisher, durante una ceremonia celebrada en la vecina catedral católica de St. Mary's, en la cual elogió el "heroísmo" de ambas víctimas. 

Parientes y colegas recordaron a Dawson como una "abogada brillante", madre de tres hijos, y a Johnson como "un altruista que siempre ponía por delante al prójimo".

OTROS ANTECEDENTES

Los rehenes en Sydney, según otras versiones, suplicaban que se ayudara a las embarazadas, los enfermos, los ancianos, así­ como por los jóvenes que merecí­an la oportunidad de vivir su vida.

Tras 16 horas de secuestro, se difundieron algunas de las declaraciones y videos de los rehenes, que fueron embargadas por la prensa para no interferir con el trabajo de la policía.

Una rehén llamó al diario The Daily Telegraph e identificó al asaltante, Man Haron Monis, de 50 años, como "el hermano".

"El hermano nos ha cuidado. Todos estamos muy, muy cansados", dijo a un periodista. "Hay señoras embarazadas aquí­, y enfermos y ancianos, y estamos muy, muy cansados, y hay empleados muy jóvenes que merecen una vida decente y normal, así­ que sáquennos de aquí­, por favor".

La rehén dijo que el pistolero estaba a su lado: "Está sentado aquí­, estamos hablando por el parlante, no puedo comprometerme a mí­ ni a los demás rehenes". Añadió que algunos aparentemente no comprendí­an el peligro: "No vamos a salir caminando de aquí­", dijo, y agregó: "Solo queremos salir de aquí­".

En un mensaje de video, filmado frente a una bandera negra de Shahada con la profesión de fe islámica, una rehén dijo que el asaltante habí­a colocado bombas en diversos lugares de la ciudad -lo que resultó ser falso- y no comprendí­a por qué no satisfací­an sus pedidos: "Solo quiere una bandera y una llamada telefónica, y con eso se acaba", dijo.