Las declaraciones del ministro de Desarrollo Social, en cuanto a que en La Araucanía "no hay terrorismo; sin lugar a dudas lo digo" -también planteó que en la "Operación Huracán" se abusó del "efectismo comunicacional"-, añaden aún más confusión respecto del camino que La Moneda ha seguido para enfrentar la violencia en dicha región.

La seguidilla de tropiezos en que ha incurrido el gobierno comenzó con la recalificación por parte del Ministerio del Interior de la querella por delito terrorista que había interpuesto en contra de cuatro comuneros mapuches, imputados de ataque incendiario a un templo en Padre Las Casas. Las razones para no seguir invocando la ley antiterrorista en este caso son controversiales -de acuerdo con lo explicado por el Ministerio del Interior éstas responden a razones humanitarias, en razón del deterioro de los comuneros producto de la huelga de hambre que habían sostenido-, pero es aún más extraño que un ministro de Estado dictamine que el fenómeno terrorista simplemente no existe.

Con sus dichos -sostenidos en una entrevista a "El Mercurio"-, un ministro de Estado resta legitimidad a una operación de inteligencia de Carabineros, quita sustento a otras querellas antiterroristas que el propio gobierno ha presentado por hechos ocurridos en dicha región, e invade una facultad de los tribunales, pues éstos son los llamados a calificar una acción como terrorista. Sorprende que el Ministerio del Interior no haya rectificado estas afirmaciones, avalando la existencia de criterios contrapuestos en materia de seguridad dentro del gobierno.