SEÑOR DIRECTOR

El incidente en que un carabinero dispara a quemarropa a un conductor de Uber ayer en el aeropuerto, muestra cómo estos negocios se sostiene tanto en la innovación tecnológica como en la extrema precarización de sus trabajadores. Los cambios tecnológicos que mejoran los sistemas de transporte son bienvenidos, pero no pueden ser a costa de decenas de miles de trabajadores sin contrato ni derechos laborales mínimos, ni a tener que entregar un cuarto del salario a una empresa que poco valor aporta.

Este incidente repone la urgencia de legislar. Pero para el proyecto de ley actual, parece que solo existen usuarios y empresas. La necesidad de garantizar condiciones de trabajo dignas a miles de conductores está ausente; el incidente del aeropuerto es la señal más evidente de que no incorporarlas es un grave e injusto error.

Andrés Fielbaum