SEÑOR DIRECTOR

El INE reportó que su Índice de Actividad del Comercio subió en un 7,3 por ciento en doce meses, con avances en prácticamente todos los sectores productivos y con la participación destacada de las ventas de automóviles, que aumentaron en un 20,4 por ciento.

La recuperación reflejada en las cifras anteriores es indudable y dio origen a un interesante intercambio de opiniones entre el actual ministro de Hacienda y su sucesor. La situación económica externa ha contribuido al auge, como lo destaca Eyzaguirre y no lo niega Larraín. No obstante, la magnitud del actual florecimiento-que revela expectativas casi eufóricas- solamente es posible explicarla por el cambio de expectativas que se produjo a raíz del último resultado electoral.

Un cambio en las expectativas se justifica plenamente. Sebastián Piñera y su equipo económico-social tienen claro que sin crecimiento económico no es posible el progreso social. Tienen además la capacidad técnica de implementar y bien, las políticas necesarias para lograrlo.

Hay optimismo y eso es positivo para el crecimiento económico. Sin embargo, estamos corriendo el peligro de caer en un entusiasmo exagerado que raya en el triunfalismo. Acechan importantes riesgos externos y el efecto de los cambios de política económica-social tardan en tener efectos. El manejo de esas expectativas es pues un elemento clave para evitar luego defraudarlas.

Rolf Lüders