Un coñac, por favor

Durante años fue “el” destilado que se bebía al finalizar las comidas. En algunos lugares, incluso, se tenía un espacio denominado la sala del coñac, hacia donde los hombres se dirigían tras la cena para compartir tabaco y por supuesto una copa. Obviamente, estas añejas costumbres se han perdido, sin embargo en los buenos bares y restaurantes aún mantienen un par de etiquetas de este destilado y sus tradicionales copas para servirlo.

Es que la potencia de un coñac —o brandy, si es que es elaborado fuera de esta zona de Francia — ayuda efectivamente a digerir una buena comida, dejando de paso una frescura en boca que puede durar un buen rato.

Brandy Soberano


¿Con hielo, agua o solo?

Otro destilado ampliamente asociado al término de una comida es el whisky. Puede ser uno de ocho, diez o más años de antigüedad, un single malt, un whiskey irlandés o incluso un borbón, pero el efecto, si es de calidad, siempre será más o menos el mismo. Es decir, un trago de alta graduación alcohólica que ayudará a limpiar el paladar y a su vez a temperar el estómago para el proceso de digestión. A diferencia del coñac, claro está, su persistencia en boca no será tan prolongada. Más aún si se lo toma con hielo y/o agua. Al final, es cosa de gustos.

Whisky J&B 750 cc


Solita o con pisco

Más que conocidos son los beneficios de la manzanilla como infusión caliente, ya que tiene un natural poder antiinflamatorio y también colabora con la digestión. Bueno, estos mismos atributos se encuentran en el tradicional licor de manzanilla, que servido en una pequeña copa o vasito al final de una comida la verdad es que remata perfecto. Además, para rebajar un poco su dulzor, se le puede agregar un chorrito de pisco. Ojalá todo esto sin hielo, pero como siempre, la cosa es a gusto del consumidor.

Licor de manzanilla Duval 750 cc


Vigor y salud

Eso es lo que promete en su etiqueta el tradicional licor Araucano, producido históricamente en Valparaíso, y que se promociona como aperitivo, digestivo y licor estomacal. A pesar de tan amplio espectro de uso, lo cierto es que este tradicional brebaje se ha hecho de su buena fama como digestivo. Es que su mezcla de amargor y dulzor ayuda a recuperar la compostura tras una comida abundante. Una vez más, para los que tienen problemas con los sabores más dulces, un chorrito de pisco en la copa de Araucano le viene muy bien.

Licor Bitter Araucano 900 ml


Puro o con bebida

Al otro lado de la cordillera también tienen un digestivo. Se trata del tradicional fernet, que hace unas décadas, gracias a algún creativo al que se le ocurrió mezclarlo con cocacola, tuvo un segundo aire y lo convirtió en una de las bebidas favoritas de los jóvenes argentinos.

Sin embargo, si dejamos la gaseosa a un lado y lo servimos en un vaso cortito, sigue funcionando de manera impecable como un digestivo de aquellos. Ideal para hacer una pausa en medio de un asado o tenedor libre de carnes, y luego volver a la carga. Ahora, si insisten en tomarlo con bebida cola, allá ustedes.

Fernet Branca 750 ml


Para los rockeros

El Jägermeister es un licor en base a hierbas de origen alemán, pero altamente consumido en Estados Unidos. Desde mediados de los noventa, tras ser parte de algunas campañas publicitarias asociadas a distintos grupos de rock, se le asocia bastante a esa música y ese mundo.

Pero vamos al Jägermeister, un destilado de más de treinta grados que se macera previamente con una buena combinación —más o menos secreta— de hierbas medicinales. El resultado es una bebida de color oscuro, bastante amarga, pero al mismo tiempo con unos toques dulzones, que para muchos tiene gusto a remedio.

Se recomienda siempre beber solo y previamente enfriado, aunque también hay gente que lo mezcla con otras bebidas. Sin embargo, para conservar sus propiedades digestivas, lo mejor es hacerlo de la primera forma.

Licor de hierbas Jägermesiter 700 ml


Un dulce final

Cáscaras de limón maceradas durante algunas semanas en alcohol más un poco de azúcar. Eso es, hablando en simple, el limoncello, un licor de origen italiano y que se consume tradicionalmente después de una comida contundente. Es que, se supone, tiene las mismas —o incluso superiores— propiedades digestivas que la también tradicional infusión dulce de cáscara de limón en agua caliente. Se recomienda beber el limoncello bien frío, pero ojalá sin hielo, para así no diluir su agradable viscosidad.

Licor limoncello Luxardo 750 ml


Casi un postre

Hay gente a la que le gusta terminar sus comidas consumiendo algo dulce, por lo que nunca perdonan un contundente y muy azucarado postre. Sin embargo, cuando la comida ha sido más que abundante, puede que un último plato sea mucho. Entonces, una opción es ir por una copa de Baileys, esa mezcla irlandesa de whisky, crema, vainilla, caramelo, canela y algunas cosas más, que cumple con estas dos funciones. Es decir, deja dulzor en el paladar, pero también ayuda en lo digestivo con su alcohol. No faltan los más osados, que lo utilizan para gotear el café con el que terminan su comida.

Crema irlandesa Baileys Original 750 cc


Junto con el postre

Durante años, el vino late harvest se sirvió como aperitivo en las mesas nacionales. Sin embargo, se estaba en un error, ya que gracias a su dulzor y esas suaves notas a huesillo, es mucho mejor para beberlo después de las comidas e incluso acompañando el postre. Sí: es que las preparaciones de repostería, sobre todo las con cremas, salsas o incluso helados, quedan muy bien con este vino dulce. Y si se sirve levemente frío, mucho mejor.

Late Harvest Casas Patronales 500 ml


Otros vinos

Así como el late harvest va muy bien junto a los postres, existen otros vinos específicos que también pueden funcionar luego de haber almorzado o comido. Por ejemplo, cualquier vino de jerez, bien frío, sentará excelente a quien desee tomar algo que limpie y refresque luego de una larga comida. Y aunque un oporto es muy distinto, también viene bien después de comer e incluso puede servir para maridar una degustación —muy en estilo francés— de quesos al final de la comida.

Oporto Tawny Ferreira 750 cc


¿Una copa de espumante?

Hasta hace un par de décadas, en muchos restaurantes de carnes en Argentina se solía llevar junto a la cuenta una copa de espumante para cada uno de los comensales de la mesa. Con el tiempo, esa costumbre se fue perdiendo pero la verdad es que —sobre todo en meses de verano— no viene nada de mal refrescarse con una copa de buen espumante tras una intensa ingesta de carne a la parrilla. Es ideal para irse a casa con el paladar y la garganta bien lavados, pero también para baldear la cubierta y luego seguir —si la noche es larga— con otros elixires más potentes.

Espumante Viñamar Extra Brut 750 cc


De tiro largo

Si se quiere tomar un digestivo, que a su vez sirva como cóctel para ir alargando la noche, una gran opción es pedir un clavo oxidado. Esto, porque la mezcla de whisky y drambuie funcionará perfecto para limpiar el paladar, gracias al efecto del primer licor, mientras que el segundo colaborará en la digestión debido a las hierbas que posee. Y como si esto fuera poco, se trata de un gran cóctel con el que se puede seguir avanzando durante la noche sin mayor problema.

Clavo oxidado

—2 onzas de whisky

—1,5 onzas de Drambuie

—1 marrasquino

—1 rodaja de naranja o limón

—1 clavo de olor

En un vaso whisquero, poner uno o dos hielos grandes y luego agregar el whisky y el drambuie. Añadir también una rodaja de naranja o limón, más un mondadiente clavado con el marrasquino y el clavo de olor. Revolver suavemente girando el vaso y listo.

Licor Drambuie 750 cc


*Los precios de los productos de este artículo están actualizados al 18 de agosto de 2023. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.