Mientras en los años sesenta la píldora anticonceptiva fue el símbolo de la liberación femenina, en estas últimas décadas la pastilla está siendo objetada por varias mujeres, entre otros motivos por los efectos secundarios de los que hasta hace poco no se solía hablar tanto: salud mental, problemas para dormir, cansancio, pérdida de energía o cambios del estado del ánimo.

No hay dudas de que el auge de las redes sociales y el acceso masivo a la información ayudó a que muchas mujeres cuestionaran sus métodos anticonceptivos, averiguando más de sus consecuencias, riesgos y problemas.

Es lo que le ocurrió a Antonia, que usaba las pastillas para controlar su fertilidad —como el 71% de las chilenas, según la Corporación Miles—, pero que dejó de consumirlas el año pasado, cuando Santiago y casi todo el país atravesaba los peores momentos de la pandemia. “Hace rato que tenía ganas de intentarlo, porque no me hacían sentir bien”, declara. Su curiosidad le hizo informarse más sobre el fármaco que ingería a diario, y a través de redes sociales, mucha lectura y una asesoría profesional, dio con el método anticonceptivo sin hormonas que más le acomoda y que hasta el momento sigue usando sin problema. “Me cambió la vida”, sentencia.

Los efectos

Daniela Ribbeck es médica ginecóloga y parte de Ginecólogas Chile. Explica que existen dos tipos de métodos anticonceptivos hormonales orales: los que tienen solo una hormona (progestina) y los que tienen dos (progestina más estrógeno). “Lo que más se usa son las pastillas que traen las dos hormonas, aunque el estrógeno aumenta la presión arterial y el riesgo de trombosis, especialmente en mujeres con obesidad o que fuman”, advierte.

“También hay otros efectos secundarios no deseables, que dependen de cada anticonceptivo y de cada cuerpo”, agrega. “Algunas mujeres presentan disminución de libido, otras disminución del ánimo, algunas manchas en la cara (melasma), pero no todas tienen las mismas reacciones”. Estas van a varias de acuerdo a cada organismo, e incluso algunas podrían ser positivas, “como disminuir el acné, manejar el dolor menstrual o aminorar la cantidad de sangrado”.

Los métodos anticonceptivos no hormonales a los que puedes optar son:

Para quienes deseen dejar de sufrir con los efectos secundarios —como también con su costo, que en promedio llega a ser de $14.649 mensuales y que en el último año aumentó casi un 20%—, existen varias alternativas no hormonales para manejar la fertilidad. Como explica Ribbeck, que además es Fundadora de la Escuela La Tribu, existen tres grandes grupos de métodos anticonceptivos no hormonales que toda persona debe distinguir y conocer.

1. Los dispositivos intrauterinos (DIU) sin hormonas, como la T de cobre.

2. Los métodos de barrera, que se subdividen en:

a) Los que previenen infecciones de transmisión sexual (ITS) al generar una barrera física. Aquí figuran los preservativos externos —como los condones masculinos— y los preservativos internos —como los condones para vaginas—, “que también sirven para prevenir ITS en el sexo anal”, comenta.

b) Los que no previenen infecciones de transmisión sexual, como el diafragma y el capuchón cervical. “Estos se usan asociados a espermicidas, generando una barrera química que mata a los espermatozoides”, detalla.

3. Los métodos naturales o de reconocimiento de fertilidad. En este punto “hay muchos tipos, algunos muy buenos para prevenir embarazo, como el método sintotérmico”, enfatiza, pero también advierte de que “hay otros muy malos para prevenir el embarazo, como el método del calendario o el coito interrumpido”.

¿Por qué es una buena opción el camino sin hormonas?

“La gran ventaja de los métodos anticonceptivos no hormonales es que no alteran el ciclo menstrual”, relata Ribbeck. De esta forma, la menstruación y sus flujos y variaciones pueden ser usadas como un parámetro y fuente de información importante sobre la salud de la mujer. Así, explica la ginecóloga, “podemos saber cómo están funcionando muchas hormonas y neurotrasmisores del cuerpo”. De acuerdo a la Sociedad Americana de Ginecología y Obstetricia, “el ciclo Mmnstrual es el quinto signo vital en las adolescentes, y evaluarlo es tan importante como tomar la temperatura o la presión arterial”.

No te gusta tu método, cámbialo

Fernanda Gálvez es ginecóloga obstetra vegana y uno de los principales consejos que entrega es “que si una no se siente cómoda con quien la atendió, o con el método que le propusieron, o no se siente cómoda con lo que está utilizando, hay que seguir buscando ayuda y asesoría por otra parte”.

Hoy, más que nunca, hay muchas profesionales que se dedican a este tema, y que según Gálvez “estamos a caballo con la información que se necesita para poder acompañar a las usuarias”. Por lo tanto, recomienda no quedarse siempre con la primera impresión y cuestionarse lo que les están diciendo. “La idea es que la elección que tomes sea lo más educada posible, viendo los pro y los contra, para decidir informada y libremente”.

“El mejor método anticonceptivo”, dice Ribbeck, “es el que escoge la mujer informada”. Pero para eso, inevitablemente, es importante tener una buena consejería de anticoncepción con un profesional capacitado.

“En una buena consejería se le presentan a la mujer todas sus opciones de anticonceptivos, cuáles son las ventajas y desventajas de cada una, cuál es la efectividad para prevenir embarazo y según la historia de salud de la mujer, cuáles son seguros para ella”, destaca. Recién con toda esa información sobre la mesa, una mujer puede escoger con libertad.

La transición entre uno y otro

Cuando se emprende un viaje, se recorre un camino y por ende los cambios o hitos son diversos en el día a día. Algo así es lo que pasa con los ciclos menstruales.

“Lo fundamental es ser honesta con las usuarias”, dice Gálvez, lo que involucra transparentar que “los ciclos se pueden desordenar: muchas veces sangran en fechas no esperadas y hay alteraciones, como por ejemplo la vuelta de la piel grasa, se empieza a caer el cabello, hay más acné, más síndrome premenstrual, más dolor y sangrado más abundante. Eso hay que saberlo antes de suspender un método anticonceptivo”.

La otra información importante, según la Gine Veggie, es “contarles que el proceso de transición implica varios meses de conocimiento y adaptación”, los que pueden oscilar entre los 3 y 6 meses. “Es ahí cuando uno le puede dar las herramientas a las usuarias para que puedan tener ciertas precauciones en cuanto a la actividad sexual, por ejemplo, o si necesitan algún tipo de asesoría extra”, expresa.

Hablemos del método sintotérmico

Para Gálvez, el sintotérmico es “un método de reconocimiento de fertilidad que se utiliza como anticonceptivo y también como una herramienta de autoconocimiento”. Por medio de una capacitación previa, se toma una temperatura basal, lo que significa “medirse todos los días, a la misma hora, con un termómetro específico. Además de notificar o graficar esos datos en una hoja destinada para eso, también hay que anotar los cambios del moco cervical o de la humedad vulval que uno va sintiendo durante el mes”, detalla.

A partir de esta información (que también se puede registrar en apps diseñadas para esto), se grafica “todo el ciclo: desde el primer día de regla hasta el primer día de regla del siguiente ciclo”. El objetivo es “verificar, primero, el patrón ovulatorio (los días en que ovulas, que es tu ventana fértil), como también los del moco cervical. A partir de eso, una va viendo cuándo puede tener actividad sexual sin preservativo y cuándo no”. Por eso es “una tremenda herramienta de autoconocimiento”.

Consuelo Costa es profesora de literatura y fundó Free the Cycle (o “libera el ciclo”), una plataforma para comunicar y educar sobre este método, un camino al que llegó justamente porque era desconocido masivamente. Lo que explica en sus talleres, que comenzaron a partir de la pandemia, es una versión del manual de autoaprendizaje Taking Charge of Your Fertility, de la doctora y educadora Toni Weschler. La mayoría de sus alumnas tienen entre 25 y 35 años, pero también ha tenido participantes más jóvenes, “todas en el mismo proceso de aprender algo nuevo y de cuestionarse su anticonceptivo tradicional”, agrega.

Algo que destaca de este proceso, además de los indicadores de salud femenina, es que “una puede hacer un seguimiento bien detallado de otros síntomas relacionados con la salud mental o la cantidad de energía con la que te vas sintiendo”.

El llamado de Fernanda Gálvez es que si una mujer se inclina por esta opción, que se eduque lo más posible sobre el tema, y que para hacerlo “opte por una educadora que esté certificada para el método sintotérmico, ya que implica no solo medir la temperatura y mirar el flujo cervical, sino también aplicar ciertas reglas que tienen que ser muy bien evaluadas para utilizarlo como un método anticonceptivo eficaz”.

El DIU

Dice Daniela Ribbeck que existe mucha desinformación sobre la efectividad de los métodos sin hormonas. Y que sobre todo hay muchos mitos respecto al dispositivo intrauterino (DIU), que en realidad es uno de los mejores en cuanto a la prevención de embarazos.

“Todas hemos escuchado la historia de alguna amiga o vecina que quedó embarazada con la T de cobre”, dice la ginecóloga, y por eso este método no tiene muy buena fama. “Pero la pregunta que debemos hacernos es ‘¡¿cuántas historias hemos escuchado de embarazos usando las pastillas o el condón?!’. Muchísimas más”.

Según la especialista, este método “es más de diez veces más eficaz para prevenir el embarazo que las pastillas, y es muy seguro para la salud de la mujer”. Le parece que es ideal para adolescentes y mujeres que no quieren o no pueden usar hormonas.

Otro mito relacionado con el DIU es que los dispositivos intrauterinos no se pueden usar en mujeres que no han tenido hijos, el que por supuesto es falso. “En adolescentes, lo que una quiere es usar métodos anticonceptivos que sean altamente eficaces para prevenir el embarazo y que duren el tiempo suficiente para que terminen de estudiar. En ese sentido, los dispositivos intrauterinos son ideales”, expresa.

“¿Sabías que de cada ocho adolescentes mujeres en Chile, una queda embarazada?”, pregunta Ribbeck. Aunque hay muchos factores que explican esa cifra, en parte “se debe a que no les estamos ofreciendo a ellas anticonceptivos altamente eficaces como la T de cobre”.

Educación menstrual

“La educación menstrual es devolverle a la menstruación el lugar que amerita”, opina Loreto Vargas, ginecóloga y obstetra de la Clínica Indisa, y parte de Ginecólogas Chile. Algo que comparten completamente sus colegas. “Como personal sanitario debemos estar a la vanguardia y a la vez a la par con lo que las mujeres quieren hoy en día”, reflexiona Fernanda Gálvez sobre el rol de las profesionales en relación a este tema.

“Hay muchas mujeres a las que le gusta su anticonceptivo y una debe acompañarlas en ese proceso”, analiza, mientras que “hay otras a las que no le gusta y una tiene el deber de educarse y actualizarse para que las usuarias se sientan cómodas en tu consulta, se vayan conformes y así vuelvan y tengan una fidelidad con su control anual”, frecuencia que es muy importante para monitorear la salud de cada mujer. “Lo principal es la educación, y la educación es poder”.

“Cuando éramos más chicas predominaba la idea de que la menstruación era una instancia muy dolorosa y negativa, debido a que estaba interpretada desde la perspectiva masculina”, añade Costa. Pero desde una mirada femenina o incluso ancestral (como la que tienen los pueblos originarios), “nos damos cuenta de que el ciclo no es negativo, que podemos y debemos darle un lugar y un espacio en nuestra vida, e incluso usar esta información que nos entrega a nuestro favor”, puntualiza.