No hace mucho, durante la década de 1980, contar con un reloj digital moderno y “avanzado” implicaba que éste podía incluir sorprendentes elementos ajenos a uno tradicional: videojuegos, reproducción básica de música o calculadoras con pequeños botones físicos. No era demasiado si lo vemos con nuestros ojos actuales, pero sí una gran novedad entonces, que logró catapultar los relojes digitales a la masividad y a ser “importantes” aparatos tecnológicos, como lo fueron los múltiples modelos de la japonesa Casio.

Pero probablemente pocos imaginaron que algunas décadas después ya fuera posible contar con relojes verdaderamente inteligentes, que fueran capaces de entregar casi las mismas características que un teléfono celular. La industria de los wearables o “vestibles”, particularmente de los smartwatches o “relojes inteligentes”, está avanzando rápido y a paso seguro, en donde cada vez más usuarios optan por ocupar estos relojes multifuncionales, que no solo dan la hora con distintas caras sino que también permiten recibir notificaciones, descargar apps, monitorear nuestra salud y actividad física, reproducir música y muchísimo más. Incluso, hasta hablar por teléfono, tal como lo hacía el personaje de Dick Tracy.

En un mercado que actualmente es dominado ampliamente por Apple, cada vez más marcas se suman a esta tendencia, sobre todo de origen asiático, y de acuerdo a su foco se pueden encontrar modelos orientados a temas de bienestar y monitoreo de salud y otros que buscan reemplazar de alguna manera al celular.

O al menos a hacerlo menos relevante, ya que la inmensa mayoría de estos dispositivos funciona, justamente, a partir de la información que se genera desde el teléfono, como las llamadas, la reproducción de música o las notificaciones. Por eso, un smartwatch para muchos no es más que un glorificado reloj que da la hora y puede medir la intensidad de nuestro ejercicio. Pero ese no es el caso del Galaxy Watch3 de Samsung.

El último modelo de pulsera del gigante surcoreano fue presentado el año pasado, junto a las últimas iteraciones premium de sus dispositivos móviles. Esta última versión, además de mejoras varias en diseño y conectividad, también trae como gran novedad, la posibilidad de una conexión LTE, vía tarjeta SIM, para recibir data y realizar llamados telefónicos, pero sin la necesidad de tener cerca el teléfono celular. En otras palabras, se puede salir sólo con el reloj, dejar el celular en el velador y hablar por teléfono (o más bien por el smartwatch), estando comunicado y conectado con el mundo.

Samsung Galaxy Watch3

$249.990 enParís

Especificaciones

  • Dimensiones: 41 x 42.5 x 11.3 mm.
  • Pantalla: Super AMOLED de 1.2 pulgadas (360 x 360 pixeles)
  • Peso: 48 gramos
  • Procesador: Exynos 9110 (dual-core, 1.15 GHz)
  • Memoria RAM: 1 GB
  • Almacenamiento: 8 GB
  • Batería: 247 mAh
  • Sensores: Ritmo cardíaco / Pulsioxímetro / Acelerómetro / Giroscopio / Barómetro / Luz ambiental

Elegante y rápido, aunque algo grueso

La nueva generación de relojes inteligentes de Samsung cambió recientemente su nombre y hoy sus modelos se llaman Galaxy Watch, al son de su línea premium de celulares. Al sacarlo de su caja alargada, el reloj es literalmente plug and play; es decir, se pone en la pulsera, se parea a través de una app con el celular para sincronizarlo, y listo. En menos de cinco minutos el reloj ya está personalizado, operacional y actualizado respecto a sus apps y con los datos de versiones anteriores al día. Viene en dos tamaños y en tres colores: bronce, negro y plateado.

El diseño general del reloj no dista mucho de versiones anteriores del mismo y mantiene su esencia clásica. Samsung astutamente ha atinado a mantener las características esenciales y más representativas, como su diseño redondeado de metal inoxidable —que emula a la perfección un reloj pulsera tradicional—, además de traer de vuelta su útil corona rotatoria (bien ahí), la que permite acceder a las notificaciones. Sus prestaciones de resistencia al agua (sí, es posible bañarse con él) y al polvo también continúan, al igual que su pantalla Gorilla Glass DX, que evita efectivamente ralladuras accidentales.

Hay cambios menores que se agradecen, como sus dos botones, ubicados al costado derecho del reloj, que ahora son metálicos, más protuberantes y cómodos de pulsar, y su nueva correa intercambiable de cuero genuino, que hacen que la experiencia de uso no sólo sea cómoda, sino que hasta elegante. El reloj es de verdad bonito, se siente de gran calidad y causa impresión.

En términos de hardware, por dentro no hay mucha novedad: se mantiene el procesador Exynos 9110, de desarrollo propio de Samsung, aunque hay un aumento de memoria interna y 8GB de almacenamiento para ambos modelos.

Lo que sí, como buen reloj que busca emular uno tradicional, puede que sea algo voluminoso y grueso para ciertos usuarios, aunque no fue mi caso. Donde sí se siente es al momento de dormir: el Galaxy Watch3 posee un muy detallado programa de registro de ciclos de sueño, aunque para eso evidentemente que hay que dormir con él, lo que puede llegar a ser algo incómodo.

La gran mayoría de los relojes inteligentes ofrece la posibilidad de cambiar sus caras y éste no es la excepción. Hay literalmente cientos de opciones —gratuitas y de pago— para personalizar la forma en que el smartwatch se ve, con todas las posibilidades que a uno se le puedan imaginar: análogo, digital, minimalista, con fotos de los seres queridos, con mucha información en pantalla, múltiples colores... todo lo anterior se puede, y más también. Además, su funcionalidad de “despertar” al momento de mover la muñeca funciona perfecto.

No mucha batería pero muy inteligente

A diferencia de generaciones anteriores, que tenían un pequeño pedestal de carga inalámbrica, ahora el nuevo cargador electromagnético y sin cables es mucho más rápido y discreto. Claro que si se llega a perder, el problema puede ser engorroso al no poseer una alternativa tradicional para rellenar la batería.

Otra gran prestación que posee el reloj es la detección y ejecución de apps. Por ejemplo, el reloj determina automáticamente si se está caminando, corriendo o andando en bicicleta, y documenta todos los detalles de la actividad, sin necesidad de apretar botón alguno. Lo mismo sucede, por ejemplo, con el reproductor musical. Si bien existe una app de Spotify, el reloj incluye un reproductor nativo que funciona muy bien, destacando la carátula de la canción y el artista.

El reloj también emite noticias, resúmenes diarios de agenda, actividades físicas realizadas y otras notificaciones completamente personalizables. Todo, controlado y basado en su sistema operativo propietario Tizen, versión 5.5.

La pantalla de 1.4″, a diferencia de otros fabricantes, es lo suficientemente grande y prístina para no tener que esforzarse en mirarla. Su manejo, ya sea a través de su pantalla táctil o desde el movimiento circular de su corona —la que además impide golpes en la pantalla—, es rápido y funcional, y permite revisar rápidamente notificaciones varias. Estas pueden ser personalizables (para mantener la cordura, no recomendamos conectar las notificaciones de WhatsApp) y de muy variada índole: van desde Uber, Strava y Spotify hasta controles remotos y videojuegos. Todo, descargable desde la tienda de Samsung, que si bien no posee la mejor de las interfaces, hace bien la pega a la hora de encontrar lo que estamos buscando.

La app desde donde se controla el funcionamiento del reloj es bastante clara, precisa y sencilla. Su sistema de monitoreo de salud Samsung Health ha sido mejorado y ahora es más detallado que nunca: incluye un medidor de estrés, de presión sanguínea y hasta un electrocardiograma, junto con un minucioso reporte diario de las actividades y rutinas de ejercicio.

La batería, de 247 mAh y carga rápida inalámbrica, por ahora tiene una duración suficiente para poco más de un par de días, incluyendo ciclos de sueño. No está mal, aunque acá Samsung curiosamente bajó el rendimiento en comparación con modelos anteriores. Más aún si consideramos el consumo de wi-fi, GPS y las múltiples funcionalidades que ofrece el reloj. Está ok, pero sigue siendo poco para un dispositivo de uso diario y común, especialmente si se le busca sacar el jugo a todas sus aplicaciones.

Pero quizás lo más llamativo de este modelo es su posibilidad de funcionar sin la necesidad de un celular. Es decir, se pueden realizar y recibir llamados telefónicos y estar conectado a Internet sin el pareo tradicional a un aparato central, que usualmente es el teléfono. En ese sentido, el Galaxy Watch3 es absolutamente independiente.

En todo caso, no es necesario insertarle una tarjeta SIM. En vez, el sistema funciona a partir de compañías de telecomunicaciones que ofrezcan eSIMs o tarjetas virtuales. Una vez obtenida, se escanea vía app el código QR y listo, siempre y cuando la empresa de telecomunicaciones ofrezca esa posibilidad. Ahora, más allá de la novedad, cuesta pensar por qué alguien habría de salir sin su celular en la cartera o en el bolsillo.

Veredicto Práctico

Salvo detalles de uso y mantención, el uso prolongado no debiera ser una complicación para la mayoría de los usuarios. El reloj emula muy bien en diseño a uno clásico y tradicional y su experiencia de uso es grata, informativa y cómoda. La posibilidad de cambio de caras ayuda mucho a refrescar la repetitiva función de mirar la hora, mientras que la app, gratuita y disponible para todos los sistemas operativos, es útil y fácil de usar.

Si efectivamente lo que se busca es evitar sacar el celular y ocupar la pantalla del reloj para enterarse de todo lo que pasa en el mundo y en nuestro cuerpo, el Samsung Galaxy Watch3 es hoy la mejor alternativa de pulsera inteligente, que no sea Apple, disponible en el mercado. Aunque al comienzo la experiencia de contestar el reloj en vez del celular puede resultar muy extraña, al final termina siendo realmente cómoda y agradable. Muy recomendado.

Nota: ⭐⭐⭐⭐⭐


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 19 de julio de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.