Cada año, el día en que se hace necesario prender el ventilador parece adelantarse en el calendario. Hace un par de décadas, el calor más fuerte comenzaba recién a mediados de diciembre, pero ahora no son pocos los que ya en noviembre tuvieron que encender sus aparatos para soportar las altas temperaturas. No sería raro, si viven en la zona central de Chile, que los tengan funcionando hasta abril.

Uno los prende por inercia: no hay mucho más que hacer, si no se cuenta con aire acondicionado o una piscina, que cerrar las cortinas, encender el ventilador, servirse algo con mucho hielo y aguantar con hidalguía a que la tarde termine. Y aunque provocan una sensación de frescor —además de secar el sudor de la frente y hacer volar las servilletas—, ¿realmente sirven para enfriar el ambiente? ¿O son solo una ilusión, un ventoso placebo para tranquilizarnos contra el calor?

“Efectivamente, es una ilusión”, responde para desilusionarnos María Luisa del Campo, académica y directora del centro tecnológico Kipus, de la Universidad de Talca, especializado en eficiencia energética. “Con un ventilador no baja la temperatura ambiental sino que, a través de la velocidad del aire, uno tiene la sensación de estar más refrescado”.

O sea, no sirve para reducir los grados dentro de una habitación, pero sí ayuda a aliviar la sensación térmica. Por eso, Del Campo no lo descarta como una ayuda para mejorar el confort interior durante el verano.

Para Rodrigo Muñoz, exdirector de las carreras de Electricidad y Energías Renovables del Duoc UC San Joaquín, un ventilador puede ser bastante eficiente para calmar los calores, pero “dependiendo del lugar y las características del aparato. Si el sector no es extenso y existe una vía de recirculación del aire, puede cumplir su objetivo”.

No a los de techo, sí a los que se mueven

En el fantástico mundo de los ventiladores, hay muchas más variedades de las que se cree. No solo existe ese ancho y ruidoso ejemplar, pesado y no siempre muy práctico, que necesita ser puesto sobre una mesa o repisa para que haga mover el aire. También hay unos verticales, cuya altura puede ajustarse a diversas medidas, otros que rotan en 180º, abarcando más espacio, y algunos que tienen hasta dos cabezas, para ventilar en direcciones opuestas al mismo tiempo.

También están los más clásicos y elegantes ventiladores de techo, que figuraban en las elegantes casas o tiendas cuando no existía el aire acondicionado. Mucho más decorosos que un portátil aparato de plástico, son también harto menos eficientes.

“En los ventiladores de techo, su efectividad en cuanto a la sensación térmica es más baja”, dice María Luisa del Campo. “Por potencia, no son tan eficientes a la hora de generar movimiento en el aire”. Esto sucede porque sus aspas, al ser mucho más grandes, se mueven a menos velocidad que las de uno más pequeño, generando una menor corriente de aire y produciendo un frescor más bien bajo. En definitiva, el estilo que pueden aportar a un espacio es diametralmente opuesto a la frescura que entregan.

Ventilador de pedestal Wurden 16′' 45W


“Lo principal aquí es que un ventilador con más potencia dará más velocidad al aire y logrará un mayor alcance; así no será necesario tener que estar abrazado a él para sentir el efecto”, agrega la académica. “Por otro lado, los que se mueven o pivotan en torno a su eje, van a ayudar a abarcar una mayor área que los que dirigen el aire en una sola dirección”.

Rodrigo Muñoz aconseja fijarse no solo en la fuerza con la que el ventilador impulsa el aire, sino también en el espacio que va a ocupar. “Tener un ventilador de pedestal alto en una sala de espera, por ejemplo, donde están todos sentados, no cumpliría su propósito”, dice. “Hasta el momento, se ha demostrado que los ventiladores que poseen un mejor desempeño en hogares son los de tipo vertical y que tengan la capacidad de girar hacia los lados”.

También recomienda no solo quedarse en su potencia: “tan importante como eso”, dice, “son sus características de seguridad, como las protecciones que impiden el contacto directo con las aspas, el cableado y los sistemas de control, además de una estructura y soportes firmes”.

Ventilador Airolite 16″


Agregarle agüita

Todos los que se han subido a la línea 1 del metro de Santiago durante los meses de calor saben de lo que hablaremos: esas gotas de agua que caen junto al aire de los ventiladores y que se sienten como una lluvia tropical en pleno centro de la capital. ¿Refresca? Es difícil decirlo. Uno siempre se acerca a este rocío subterráneo como si fuera un oasis en medio del desierto, pero al recibirla, su humedad a veces produce el efecto contrario, y termina sofocando todavía más.

Ventilador portátil Gree con humidificador


Intentándolo en casa, eso sí, María Luisa del Campo cree que puede funcionar. “La combinación —de mezclar ventilador con humedad ambiental— está muy bien pensada, porque mojan a la persona y, al evaporarse el agua, le quitas calor al cuerpo. Asociado a una mayor velocidad del aire, se reduce la sensación térmica. Es un buen efecto y con menor gasto energético”.

El problema está cuando sobre humedecemos el ambiente. “Si el aire se satura de humedad, no tiene capacidad de captarla y contenerla, entonces te queda en la piel. Eso podría generar el efecto contrario, de aumentar la sensación térmica. En ambientes secos sí funciona, pero siempre hay que tener ventilación”.

La novedad de los enfriadores

Una alternativa más tecnológica al viejo y tradicional ventilador es un enfriador de aire. Son unos aparatos eléctricos, parecidos en forma a una estufa, pero que usan el aire del ambiente, lo enfrían mediante un contenedor de agua, y lo devuelven con menos temperatura, bajándole los grados al espacio en el que se encuentran.

“Efectivamente, consiguen bajar la temperatura”, dice el director de carreras del Duoc San Joaquín. “Poseen además la característica de aumentar la humedad del ambiente, lo que mejora mucho la sensación térmica”.

Enfriador de aire Kendal KFL-1702


Requieren de una mayor inversión, eso es cierto, pero al mismo tiempo son bastante más accesibles que un sistema de aire acondicionado. Hacen menos ruido que un ventilador, algunos funcionan con control remoto, y aunque no son muy estéticos, bien ubicados pueden pasar desapercibidos en una habitación.

Pero antes de adquirir cualquier aparato, la académica de la U. de Talca sugiere aplicar algunas acciones que podrían mantener fresca tu vivienda sin necesidad de enchufar ninguna cosa. Por ejemplo, refrigerar durante la noche. “Al caer el sol, abrir ventanas y dormir así, cosa que baje completamente la temperatura al interior de las casas. Y al otro día, cuando esta empieza a subir nuevamente, cerrarlas todas, para tratar de mantener esta frescura interior lo más posible, como si fuera un termo”.

Muñoz propone evitar que lleguen los rayos del sol dentro de la casa o departamento, y para eso sugiere utilizar cortinas gruesas o persianas, idealmente blancas. Además de no cocinar u hornear alimentos con ventanas cerradas.

Y si se tiene un ventilador, “conviene ponerlo en un sector sombreado, donde idealmente se alimente de aire más fresco, con un área de barrido que abarque la mayor extensión posible, sin obstáculos al frente, y que ojalá exista en frente una ventana o zona abierta por donde evacuar el aire caliente”.


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