Bernardo Fontaine: “Con la reforma previsional, la clase media aporta, pero no recibe lo que aporta. Es la que paga el reparto”

Foto: Andres Perez

El economista y exconvencional, Bernardo Fontaine, en su rol como académico de la Universidad San Sebastián, está elaborando un documento con un análisis del proyecto. Acá adelanta una parte de ese informe que publicará más adelante, y menciona los que a su juicio son “los ocho puntos más malos de la reforma de pensiones”.


El economista y exconvencional, Bernardo Fontaine, en su rol como académico de la Universidad San Sebastián, está elaborando un documento con un análisis de la reforma previsional que está tramitando el gobierno en el Congreso. Acá hace algunos adelantos de ese informe que publicará más adelante, y menciona los que a su juicio son “los ocho puntos más malos de la reforma de pensiones”.


No te pierdas en Pulso


Al respecto, el también líder del movimiento “Con mi plata no”, cree que la reforma del gobierno “es injusta, perjudica a la clase media, tiene más de ilusión que realidad y hace posible una captura política de nuestras cotizaciones y fondos. Es suicida para los diputados de centro y de derecha votar a favor de una reforma sin respaldo técnico ni ciudadano y que, además, está mal diseñada. Para la mayoría, la reforma de Boric entregaría peores pensiones que si el 6% de cotización adicional fuera a la cuenta individual”.

Bernardo Fontaine

Como primer punto menciona que “es injusta”, porque un 4% va a un fondo solidario y no a cuentas individuales. “Con ello los trabajadores pierden la propiedad, la rentabilidad y la heredabilidad de esas cotizaciones”, comenta. Y agrega que también “es injusta porque para subir las pensiones de los actuales jubilados quita cotizaciones y, por tanto, pensión futura a los cotizantes, quienes hoy se proyecta recibirán peores pensiones que los actuales”.

Sobre esto último, simuló cuánto sería el aumento de pensión de un cotizante joven de 25 años, versus el aumento que tendría un actual pensionado, considerando 30 años de cotización, que es cuando la reforma entrega el máximo de beneficios, argumenta.

Ahí concluye que para un cotizante hombre con sueldo promedio, el aumento mensual de la pensión que entregaría el seguro social sería de $19 mil, versus los $200 mil que ganaría si ese 4% de cotización va a su cuenta individual. Para una mujer sería de $61 mil en el primer caso, y $133 mil en el segundo. En tanto, un actual pensionado recibiría $110 mil con el seguro social, y no obtendría nada si todo va a cuentas individuales.

Como segundo punto, argumenta que “perjudica a la clase media que aportará cotizaciones al fondo estatal” y que “muchos recibirán poco o nada de ese fondo y la clase media es la que más necesita que el aumento de cotizaciones vaya a su cuenta individual”.

Sobre este punto, hizo una estimación que muestra que “un cotizante joven de clase media con un sueldo de $1,4 millones líquido, habría aportado el 4% al fondo solidario, esto es $30 millones en los 30 años de cotización, y no recibiría nada del fondo solidario por haber cotizado más que lo que exige el fondo para entregar la llamada ´garantía´. Si todas sus cotizaciones hubieran ido a su cuenta individual, al momento de jubilar, en lugar de perder $30 millones, el cotizante tendría en su cuenta $50 millones. O sea, la reforma le quitaría $50 millones de ahorros para dárselos a otros pensionados”.

Ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara.

Es por esto que concluye que “con la reforma previsional, la clase media aporta, pero no recibe lo que aporta. Es la que paga el reparto”.

Como tercer punto, Fontaine asegura que la reforma “tiene más de ilusión que realidad”. Sobre eso, cree que “siembra ilusiones porque ofrece aumentos de pensiones a las mujeres cuando el 71% de ellas no van a recibir nada o muy poco de la reforma y condiciona el aumento de la PGU a circunstancias irreales que convierten la oferta de alza de la PGU en pura ilusión”.

Además, dice que “los aumentos de pensión y el número de mujeres que recibirían alzas son demasiado reducidos. La brecha de género no se reduce. El 71% de las mujeres mayores de 65 años recibirían incrementos de pensión inferiores a $11 mil mensuales porque o no cotizaron o lo hicieron muy poco. Dentro de ellas, el 50% no recibiría ningún aumento”.

También asegura que “la mayoría de los jubilados actuales no recibirá o recibirá poco aumento”. En esa línea, sostiene que un “40% de los hombres mayores de 65 años y un 50% de las mujeres no recibirían ningún aumento. Un 10% de los hombres y un 21% de las mujeres recibiría incrementos poco significativos, inferiores a $10 mil mensuales. Por tanto, la mayoría no se verá verdaderamente beneficiada”.

Como cuarto punto estima que la reforma “favorece la estatización total o parcial de la administración de los fondos, dejándolos al alcance de cualquier gobierno”. Entre otras cosas, acá argumenta respecto a la gestión de inversiones: “Con la reforma, en cinco años un gobierno que quiera controlar los fondos y el mercado de capitales, podría hacerlo. Bastará con que ofrezca la comisión más baja para ganar las licitaciones anuales del stock de fondos y adquirir los afiliados nuevos y antiguos. El gestor estatal de inversiones no necesitaría preocuparse de eventuales pérdidas producto de su baja comisión, porque la reforma lo protege obligando al Estado a cubrir las pérdidas que tenga”.

Como quinto punto, menciona que la reforma “debilita el mercado de capitales”, entre otras cosas, porque argumenta que “un Estado que domine los fondos de pensiones, dominará también el mercado de capitales facilitando la politización de la economía, la arbitrariedad, una mala asignación de recursos y un peligro para la democracia y la libertad”.

Como sexto punto advierte que “es irreal aumentar la cotización 6%”. Esto, “con una economía estancada que proyecta a futuro, en el mejor de los casos, crecer un famélico 2% anual, con 900 mil desempleados, 350.000 más que no recuperan todavía los trabajos perdidos en la pandemia y las pymes y empresas cerrando o intentando sobrevivir, no hay espacio económico para subir cotización 6%. Debemos ir por un aumento de cotización de 4% en ocho años”.

Como séptimo tema dice que “no enfrenta los reales problemas, como extender la edad de jubilación, más rentabilidad, menos lagunas”. Y como octavo y último punto, estima que la reforma “no escucha a los ciudadanos”.

Según Fontaine, “existe un camino alternativo”, que considera aumentar la cotización en un 4% y que se destine a cuenta individual. Subir la PGU con cargo a la disminución de la evasión o a los ingresos extras del litio. Abrir a muchos administradores privados y uno público, eliminar barreras de entrada, porque introducir “más competencia es mejor servicio y menos comisiones”. Y por último, propone comisiones variables con rentabilidad.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.