K-Log: La nueva era de las importaciones

Tras un paso por el fútbol y el mundo de la hotelería en el extranjero, Janan Knust se topó con la oportunidad entrar al negocio de la logística. Sin pensarlo, se fue a Hong Kong para aprender de este negocio y luego trabajó para tecnologizarlo. Hoy espera expandirse por toda la Latinoamérica.


Lateral derecho suplente en las divisiones inferiores en el club de fútbol de la Universidad Católica (UC) y estudios de hotelería fuera de Chile. Esa era la experiencia de Janan Knust antes de comenzar con su empresa de logística e innovación para importar y exportar productos. Janan renunció a su carrera como futbolista al no ser seleccionado para subir al equipo profesional de la UC días antes de la PSU, y tomó la opción de una beca en el extranjero para deportista en Suiza, y con el apoyo económico de su familia, comenzó su paso internacional de cerca de 15 años, que significó la visita a varios países y el aprendizaje de cuatro de los siete idiomas que maneja. También trató de emprender en Rusia importando pollos y salmones, además de intentar en el rubro de los eventos en Francia. Pero no resultó.

En 2012 y con 30 años, Janan vuelve a Chile y, mientras busca en qué emprender, su padre, quien es dueño de una empresa de logística, lo invitó a una reunión con unos empresarios de Hong Kong. Tras una cuantas botellas de vino y la negativa de su papá en impulsar el negocio de importación que le ofrecieron, Janan dijo que le interesaba participar. Después de las primeras risas, los asiáticos le preguntaron si podía irse unos meses a la excolonia británica para cerrar el acuerdo. Aceptó de inmediato.

Así nació K-Logistics con una pequeña oficina dentro de la empresa de su papá, que de a poco se fue agrandando hasta lograr independizarse y registrar una planta de cerca 100 trabajadores. Sin embargo, al principio no fue fácil. Incluso, el riesgo de cerrar sus operaciones fue alto. Pese a la capacitación que había logrado Janan en este negocio y los clientes que obtuvo en este proceso, en los primeros dos años el balance eran deudas de casi US$600.000. Además de las presiones de sus socios asiáticos para que cancelara lo adeudado. Fue tal la tensión, que Janan tuvo que ir por el día para convencerlos de que les iba a pagar y que no desistieran de su relación comercial.

Tras lograr renovar la confianza de los empresarios y aumentar la cartera de clientes, el siguiente paso era entrar de lleno a la modernización de este negocio. “Ya sabíamos cómo mover un contenedor, cómo funcionaba la aduana y entendíamos lo que los clientes querían. Entonces comenzamos a digitalizar toda la cadena”, dice Janan, quien también apunta que conocer el sistema desde adentro fue la clave de su éxito. “Empecé a ver también que entraban startups que solamente eran de digitalización y levantaban millones de dólares, pero que en el tiempo no generaban tracción y se morían”, agregó. En 2015 lograron el breakeven.

El fundador y propietario de casi el 100% de la sociedad apunta que ellos están trabajando para convertirse en el Expedia de la logística, donde por medio de la información que van acumulando de sus operaciones, el cliente pueda conocer cuál es el proveedor que se ajuste más a sus necesidades y el comportamiento que tiene éste para cumplir con las entregas, el tiempo de traslado de los contenedores y eliminar o reducir la participación del papel para hacerlo todo en línea. O sea, digitalización y big data en el mundo de la logística. Además, otro de sus objetivos es generar información que le sea útil a sus clientes respecto a la rotación de los productos que movilizan por medio de la startup.

Por eso mismo, en 2018 invirtieron en el servicio de última milla, Shipit, para ofrecer al cliente toda la cadena de distribución, con el 23% de la sociedad de esa startup. Desde K-Log también apuntan que no solo buscan potenciar su cartera de cerca 2.500 clientes con grandes empresas, como CasaIdeas, sino que también facilitar la importación para pymes y nuevos emprendedores.

Hoy la empresa tiene clientes y operaciones en Chile, Perú y Bolivia, con el objetivo de comenzarse a expandirse en toda Latinoamérica.

El impacto de la crisis sanitaria

En la oficina de K-Log tenía una cultura propia donde realizan actividades deportivas, educacionales, para capacitar a sus nuevos empleados desde cero, y tienen habilitado un banco que ofrece préstamos sin interés. Esto, hasta que llegó el confinamiento y todo el personal comenzó a trabajar desde sus casas, pero no significó que se despidieran personas, redujeran sueldos o se suspendieran relaciones laborales.

Janan comenta que han crecido más de lo esperado y se encuentran contratando gente para el área comercial y de desarrollo. Además, dicen que han ofrecido cursos y charlas para abordar las herramientas que se necesitan para trabajar a distancia y hacer frente a los problemas que puedan aparecer en estos tiempos como la dificultad para dormir.

Sin embargo, la pandemia obligó a suspender la apertura de sus oficinas comerciales en Perú, Bolivia y Colombia.

Sobre los siguientes pasos, para este año esperan facturar cerca de US$15 millones. La empresa hasta la fecha ha crecido reinvirtiendo todas sus ganancias, pero de cara a su segundo salto, para expandirse en la región, prepara una ronda de inversión en la que buscan obtener no menos de US$10 millones.

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