Esta columan fue escrita junto a Juan Barrientos Maturana

En su reciente cuenta pública ante el Congreso, la Presidenta Michelle Bachelet destacó la importancia de la innovación. "El conocimiento y la innovación al centro de nuestro desarrollo", indicó. Para ello se estaría creando el Ministerio de Ciencia y Tecnología, y se trabaja para incorporar al país en Eureka, "la Red de I+D e Innovación más importante del mundo. El ingreso de Chile como miembro asociado quedará formalizado en pocas semanas en Madrid… Es un reconocimiento y aliciente que nos incorpora en las mejores redes y prácticas en materia de innovación empresarial", resaltó la Mandataria. En su mensaje, también apuntó a nuevos polos de desarrollo tecnológico.  Particularmente, la energía solar y la explotación del litio, sin olvidar los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente.

A nivel macro, estas líneas de acción irían en la dirección correcta. Sin embargo, en la cotidianeidad se diluyen, ya que la "innovación" no solo se da a gran escala, a través de Gobiernos, grandes corporaciones, Universidades o centros de investigación. También se da a nivel micro, impulsada por ciudadanos comunes, habitantes de los espacios urbanos "con capacidades, derechos y deberes, y que puedan involucrarse en el quehacer gubernamental fomentando así la transparencia, la eficacia y la eficiencia de los servicios y políticas públicas", como define el propio Gobierno.

Más allá de concepciones academicistas, la participación ciudadana ha de orientarse hacia la calidad de vida diaria, en el contexto de una ciudad inteligente. Es decir, la colaboración de los ciudadanos para resolver los problemas más concretos de su vida cotidiana, tales como el transporte, la contaminación, la atención de salud y la educación, entre otros.

El involucramiento de las personas en la búsqueda de soluciones y en la formulación de proyectos urbanos es cada vez más frecuente en Europa, bajo la metodología de  Living Lab o Laboratorios de Participación Ciudadana, también incipientes en América Latina. Estas dinámicas se enfocan en que los ciudadanos compartan conocimientos, ideas y experiencias para generar proyectos, soluciones y propuestas para mejorar su calidad de vida. Todo, a través de gobiernos locales. Lo valioso de estas metodologías y formas de Gobierno es que la participación concreta de la ciudadanía las hace funcionar. Aunque la actual administración avanzó en esta línea, se necesita hacer hincapié en esta última mirada metodológica, la cual pudo haberse considerado en el último mensaje presidencial.

Las soluciones no solo vienen de los altos cargos públicos, sino que también surgen desde los mismos ciudadanos comunes, verdaderos protagonistas de la vida en las ciudades.