En mayo de ese año, el célebre director estadounidense y autor de la banda sonora de Amor sin barreras aterrizó en Santiago con su esposa y más de cien músicos de la Filarmónica de Nueva York, como parte de una gira. Alojó en el Hotel Carrera, dio cuatro conciertos –incluidos uno masivo en el Teatro Caupolicán y otro en el Municipal de Viña del Mar–, y desde entonces mantuvo un singular vínculo con Chile que no figura en sus biografías. Tampoco en Maestro, el esperado biopic con Bradley Cooper que esta semana llega a Netflix.