Anita Rico: De pesar 130 kilos al oro

Anita Rico

La marchista fue campeona nacional en su juventud, después se casó, dejó el deporte y llegó a pesar 130 kilos. Hace un año y medio se aburrió, volvió a entrenar, a ganar nacionales y ahora a los 31, hasta sueña con llegar a los Juegos Olímpicos. Eso, si el Poder Judicial la apoya. El sábado compite en Arica en el Nacional.




Hoy, la marchista Anita Rico no es ni la mitad de lo que fue hace unos años. En el buen sentido. Y la atleta aspira a ser mil veces mejor: está retomando, con buenos resultados, una disciplina en la que en su juventud consiguió títulos internacionales y que dejó tras formar una familia. En ese proceso llegó a pesar 130 kilos, pero ahora, a los 31, ya bajó a 63 y espera que cuando alcance los 55 ideales para su contextura, todo mejore, Aunque aún todo cueste el doble.

Originaria de Puerto Saavedra, Anita Rico comenzó en la marcha cuando estaba en el colegio, donde un profesor la introdujo en esta disciplina, poco difundida en el sur. "Me gritaban cosas, aún me gritan cuando entreno, porque la gente no la conoce. El profesor nos dijo que el único requisito era no tener vergüenza", recuerda, ahora afincada en Angol.

Tenía 14 años, luego fue campeona nacional en ruta y pista, fue seleccionada nacional cuatro veces y alcanzó un cuarto puesto en un Sudamericano.

Los estudios y, después, el matrimonio y los hijos (hoy de siete, cinco y cuatro años) hicieron que la deportista dejara los entrenamientos. Peor que eso, comenzó a ganar peso con los embarazos, y no los perdía después. Alcanzó a pesar 130 kilos, en 2013.

La historia la contó en México, donde este mes consiguió un puesto 25º (con mejor marca personal, 1.50'47") en Ciudad Juárez y un 20º en Monterrey, ambos del circuito mundial de la IAAF, y varios medios internacionales lo publicaron.

Tras 10 años alejada del atletismo, comenzó caminando recorridos cada vez más largos. Así bajó a los 100 kilos, para después subirse a la bicicleta, que le ayudó a bajar otros 20 kilos.

"Fue la frustración de haber dejado el deporte, de pesar 130 kilos, era un monstruo", relata hoy la marchista. Dejó de gustarle su cuerpo y se decidió a bajar, para volver a las competencias.

Se puso luego a disposición del entrenador Guido Núñez, quien le dio un plan de entrenamiento y una dieta sana. "Un tipo valiente, para que haya aceptado un reto como el que yo le planteaba, encontrarse con alguien con el peso que no era de una deportista y tenerme paciencia", dice ahora Rico, quien sigue las instrucciones que el DT, también de los hermanos Yerko y Edward Araya, le manda vía internet.

"No se conoce mucho la marcha. Hubo personas que se preguntaban cómo una mujer de mi edad y gorda podía pensar en volver a entrenar", rememora.

Desde diciembre de 2015, bajó hasta los 63 kilos, los resultados comenzaron a llegar y en 2016 volvió a ser campeona nacional. Renacida. Y quiere llegar a los 55 que, de acuerdo a su entrenador, sería su peso ideal. "Personas conocidas me han escrito, me han llamado y me felicitan, se admiran porque ellos sienten que no pueden hacer algo así, pero yo les demuestro que sí se puede", cuenta la deportista.

Porque los objetivos no son menores. Anita Rico sueña con llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio, para cuando tendría 35 años. No sería problema, pues la marcha es una disciplina longeva.

"Es el sueño que tienen todos los deportistas. Voy a trabajar por conseguirlo y si no se da, que no sea porque no me esforcé por hacerlo. El talento está, pero hay que trabajarlo", asegura.

"Aún hay que mejorar mucho los tiempos. He mejorado marcas personales. En México peleaba con deportistas profesionales, que les pagan por entrenar y sin lo que ellos tienen en implementación. Pero tengo la voluntad", agrega.

Sin justicia

El regreso ha sido duro en lo económico también, aunque Rico lo comprende. "Primero tengo que demostrar con hechos que me merezco los auspicios", dice. Igual, ha tenido cierto apoyo, por ejemplo, al Nacional de Arica, este sábado, irá gracias a la Municipalidad de Angol.

Pero su problema es otro, el tope con su trabajo como técnico jurídico en el Tribunal de Angol. Entrenar, alcanza, pues lo hace después del trabajo del que sale a las 16.30. El problema es ir a competir, ya ha gastado todas sus vacaciones y días de permiso.

"Los funcionarios judiciales no están incluidos en la ley del deporte, que autoriza permisos con goce de sueldo a funcionarios públicos que son atletas para poder representar el país", explica.

Rico asegura que está haciendo gestiones ante la Justicia, pero sabe que no será rápido.

"Sé que lo mejor está por venir", dice por ahora.

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