Biblioteca Nacional celebra a las compositoras femeninas del siglo XIX

Intérpretes como Isidora Zegers, María Luisa Sepúlveda y Delfina Pérez brillaron en los salones del 1800, pero han sido olvidadas.




Alguna vez, hace casi 200 años, la sociedad chilena del siglo XIX vio cómo en su incipiente escena cultural, liderada por hombres, obras artísticas de autoras chilenas surgían marcando el tempo de una época en la que lentamente las cosas empezaban a cambiar. Desde Europa y Estados Unidos, la formación artística femenina entraba al campo profesional. Si bien en Chile eso aún era impensado, gracias a los primeros pasos de estas compositoras, en 1918 la pianista nacional María Luisa Sepúlveda llegaría a ser la primera mujer latinoamericana titulada en composición musical, en el Conservatorio Nacional de Música. Desde los primeros registros, que datan del siglo XVIII, el reconocimiento social ha sido un camino especialmente complicado y esquivo para las compositoras clásicas del país.

Con el propósito de difundir este invaluable, pero escasamente reconocido legado, la Biblioteca Nacional ofrecerá hoy, a las 19 horas,  un concierto de entrada liberada en la Sala América, en honor a las grandes maestras de la música clásica chilena. Bajo el título Compositoras chilenas del siglo XIX y XX, Intérpretes chilenas del siglo XXI, la sala América de la biblioteca será el escenario de una velada que reúne las principales obras de 10 compositoras que impulsaron la figura femenina en la escena nacional, desde los inicios de Isidora Zegers en la segunda década de 1800, hasta la pianista Isidora Sangüesa en la actualidad.

REGISTROS DE OTRO GÉNERO

Precisamente el repertorio de esta noche comienza con obras de Isidora Zegers, una de las figuras más representativas de los orígenes de la composición nacional femenina. Todo comenzó en 1823, cuando la joven española arribó a Chile debido al nuevo trabajo de su padre para el naciente gobierno local. Desde Europa, Isidora llegó con estudios de arpa, guitarra, piano, canto y composición, los cuales exhibió en tertulias donde asistían personalidades como el pintor Mauricio Rugendas y Andrés Bello.

A lo largo de su vida compuso contradanzas, estilo musical popular y bailable de la época, como La Camille y La Mercedes; valses y una notable cantidad de piezas para piano y voz, todas en francés, con títulos como Les regrets d'une bergère y Le coquette fixée, que hoy serán parte del concierto. Gracias a su promoción de la música en actividades como la creación de la Sociedad Filarmónica de Chile y la primera publicación del célebre Semanario Musical en 1852, el nombre de Isidora Zegers no sería olvidado a lo largo historia. Sin embargo, no fue la única en demostrar su pasión por este arte: en aquellos años ya había mujeres que, a pesar de sus tímidas publicaciones en un ambiente absolutamente masculino, dejaron valiosos registros de composición musical. La mayoría eran damas de sociedad, pero también las hubo anónimas: hábiles compositoras e intérpretes que en la vida diaria permanecieron bajo la sombra de sus roles como esposa, madre, hija o incluso sirvienta.

TALENTOS OLVIDADOS

"Las mujeres son parte importante de nuestra memoria histórica. Al igual que los hombres, sus obras, creaciones y trabajos han sido parte importante de la construcción identitaria cultural de nuestro país", expresa la Directora de la Biblioteca Nacional, Ana Tironi. Ante el concierto de esta noche, la directora explica que la actividad es parte de un rescate permanente del legado cultural femenino por parte de la Biblioteca Nacional: "estamos en un trabajo permanente de relectura de nuestras colecciones para encontrar esas historias que dan cuenta del papel relevante de la mujer en la historia política, social y cultural de nuestro país".

De esta manera, Cecilia Astudillo, jefa del Archivo de Música de la biblioteca, está encargada de conservar allí los manuscritos originales tanto de Zegers como de otras mujeres compositoras del siglo XIX y XX, que describe como "tesoros de la colección". Este trabajo ha sido enriquecido gracias a la investigación de la pianista, compositora y docente universitaria Cecilia Margaño, quien interpretará hoy piezas de la pianista Delfina Pérez del siglo XIX y cuyas obras también serán parte del repertorio. Margaño comenzó su búsqueda en 2006, basándose justamente en esta artista, cuyo verdadero nombre fue Delfina de La Cruz Zañartu, esposa del presidente Aníbal Pinto. La investigadora descubrió que la obra de Delfina pasó desapercibida para no contraponerse a la fama de su esposo. Sin embargo, después de Isidora Zegers, Delfina Pérez fue la mujer que escribió el mayor número de obras en el siglo XIX. Fueron 20 y 12 piezas, respectivamente. Ambas compositoras e intérpretes se vincularon en conciertos de beneficiencia y Pérez logró incluso que su  polka para piano La estrella de la tarde fuera tocada en París, y el vals para piano Armando el gondolero fue editado en Alemania.

Otro sorpredente descubrimiento de la investigadora fueron los manuscritos de Teresa Palacios, esclava negra del siglo XVIII, que actualmente se conservan en el archivo de Música de la Biblioteca Nacional. Además, en el concierto, se interpretarán piezas de María Luisa Sepúlveda, una de las primeras mujeres licenciadas en composición en Chile.

Margaño afirma que la composición clásica femenina en Chile, que vivió sus mejores años a fines del 1800, poco a poco fue disminuyendo hasta nuestros días: "falta un espacio en la institucionalidad y educación para que las jóvenes puedan dedicar su energía en formarse, componer y encontrar la felicidad en la música".

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