Carlos Montes por presupuesto: "Se sacrifica crecimiento por terminar con cuentas ordenadas"

Carlos Montes PS

El senador socialista e integrante de la Comisión de Hacienda afirma que la inversión debe tener un trato distinto en la regla fiscal. El parlamentario acusa que no existe suficiente preocupación en el debate legislativo.




Una fuerte batalla es la que está dando el senador PS Carlos Montes en el marco de la actual discusión en el Congreso para el diseño del Presupuesto 2017. Su preocupación es dotar de un mayor protagonismo a la inversión pública, a su juicio, ítem que sería clave para reactivar la economía nacional.

Su meta es revertir la decisión del Ministerio de Hacienda de recortar el gasto en inversión pública en 3,6 puntos porcentuales para el próximo año. Pero pese a que sus planteamientos no han sido recogidos, el senador no se rinde.

¿Su preocupación por la caída de la inversión pública ha hecho eco entre los demás parlamentarios?

En el caso de los senadores socialistas hay bastante conciencia, pero en el resto de las bancadas, hasta el momento, no he visto lo mismo. Tampoco he escuchado una preocupación especial desde los diputados… Diría que más bien existe un ambiente de aceptar las restricciones al gasto. Yo, personalmente, he tratado de repartir material sobre lo que actualmente se discute en otros países, en especial la revisión que se hace de la política fiscal.

¿El ministro de Hacienda no mostró alguna señal de acercamiento a su propuesta?

El Partido Socialista entregó un documento que contenía propuestas para fomentar un mayor crecimiento económico, pero desde el ministerio nunca nos contestaron. Sí hubo conversaciones, pero no un acuerdo sistemático. Simplemente, hay otra visión y ellos plantearon sus puntos a los partidos y quedó como la única opinión. No hubo mucha réplica.

Entonces, no le quedan muchas esperanzas de poder revertir la caída de la inversión en el presupuesto.

El problema es que en el Congreso hay muy poca gente metida en este debate. Es verdad que aquí no estamos en crisis, pero llevamos tres años con una capacidad de crecimiento que disminuye. Quizás, igual que los europeos, nos demoremos cinco años en que el debate por una mayor inversión pública se instale. La discusión está recién planteándose, no es fácil introducir una visión distinta a la monetarista.

De hecho, allá lo llaman "el retorno de la política fiscal", una postura donde esta política no está totalmente subordinada a la monetaria.

¿Cree que el gobierno arriesga un crecimiento menor al proyectado producto de esta decisión?

Se quiere terminar con un gobierno ordenado en sus cuentas públicas, pero sacrificando el crecimiento, lo que puede tener consecuencias graves en el empleo. Eso también implica una responsabilidad; no sólo importa lo que piensen las clasificadoras de riesgo.

Aquí hay una visión de que el efecto multiplicador que genera la inversión pública es bajo, pero hay trabajos de economistas como Bin Grace Lee y de Olivier Blanchard, ambos del FMI, donde al menos se triplica el impacto en crecimiento que calcula Hacienda. Nuestro propio ministro de Economía hizo un estudio en 2011 donde ve un impacto mucho más importante que el que se está analizando hoy.

¿No había urgencia de cuidar el nivel de gasto público, dada la estrechez fiscal?

Hay un debate global sobre este tema, respecto de cómo se trata la inversión pública. En la Ocde se cuestiona si este componente del gasto debe ir dentro o fuera del equilibrio estructural, porque la inversión genera actividad y eso, a su vez, se traduce en ingresos.

Economistas locales como Ricardo Ffrench-Davis, de la U. de Chile, resaltan el criterio de ingresos permanentes para gastos permanentes, pero explican que para gastos transitorios puede haber ingresos transitorios. No hay que tratarlo como un gasto más.

Por eso no hablamos de cualquier tipo de inversión. Si es sólo comprar equipamiento, eso no tiene un efecto multiplicador en la economía.

El ministro defendió la inversión que realiza el Estado, al sumar el aporte de concesiones y de las empresas públicas. ¿No queda conforme con ese criterio?

Ese cálculo nunca se había hecho. En el debate no lo tomé mucho en cuenta, porque habría que ver el crecimiento de esa inversión hacia atrás. Esto se hizo para elaborar un argumento contra la visión de que la inversión pública puede crecer más. Y de nuevo, hay que ver qué inversiones se realizan, no vale simplemente cambiar computadores.

Algunos parlamentarios pidieron un informe más detallado de este concepto al ministro Valdés.

El ministro se comprometió a dos informes. Uno tiene que ver con el detalle de la inversión, en qué proyectos consiste y la valoración que tienen las concesiones. En el caso de la deuda bruta, pedimos ver también un desglose para ver de qué deuda hablamos. No es lo mismo que sea de corto, mediano o largo plazo. En el caso de la deuda neta, también vemos una situación distinta.

Además, planteamos que más allá del énfasis en la inversión, se necesita que exista un equipo especializado en evaluar proyectos y empujarlos hacia adelante. No estamos planteando que se salten las normas ambientales o laborales ni mucho menos, sólo esperamos que se agilicen los procedimientos.

¿Está dispuesto a votar contra el proyecto si se mantiene la caída de la inversión pública?

El problema es que esto no se discute en el proyecto. Es una cosa bien paradójica, porque el Parlamento no tiene ningún papel en la discusión de las grandes coordenadas. Sólo vemos artículo por artículo, partida por partida.

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