Crisis en el primer año de casado aumenta en Chile

<img height="21" alt="" width="94" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200811/193348.jpg" /> En los últimos 10 años se han quintuplicado las parejas con meses de matrimonio que consultan a un terapeuta.




Nadie conversa nada antes de casarse. O nada que realmente importe cuando llegan las primeras peleas que, poco a poco, se van transformando en crisis y terminan con la pareja frente a un sicólogo, intentado ordenar la vida que deberían haber ordenado cuando conversaban de nada antes de casarse.

¿Nada nuevo? No, en principio. Sí en el fondo. En efecto, el ajuste de la convivencia es un tema que las parejas, desde siempre, han resuelto -justamente- día a día. Pero hoy esos "ajustes" no son simples peleas, se han convertido en crisis inmanejables que, en sólo 10 años en Chile han quintuplicado las consultas a especialistas, según calculan los propios terapeutas.

María Gracia (28) con su marido son un ejemplo. Ella -como la mayoría de los casos- consultó primero a un terapeuta familiar porque se sentía muy angustiada. Llevaba seis meses de casada y de pronto sintió que no sabía cómo manejar su papel de abogada exitosa, llegar a la casa tarde y cansada y, además, asumir las tareas domésticas. Todo eso llevó a que su relación de pareja comenzara a deteriorarse y consultó a un especialista.

La falta de acuerdo en la designación de roles, la poca comunicación y la escasa capacidad para negociar, pero, por sobre todo el individualismo ha agudizado en el último tiempo la complejidad del primer año de matrimonio: la mayoría de quienes hoy llegan a los sicólogos por problemas matrimoniales son jóvenes entre 25 y 35 años con un proyecto personal fuertemente marcado, poco dispuestos a dejarlo de lado y con menos capacidad de aguantar los problemas que antes.

"Cada uno tiene sus metas y esperan que el otro sea un complemento y apoyo", explica el terapeuta de parejas del Instituto Chileno de Terapia Familiar, Eduardo Nicols. "A eso se suma la presión de rendir, de ser exitosos y tener logros tempranamente. Este estrés repercute en la pareja", agrega. En esos términos, si hace una década sólo un matrimonio consultaba al sicólogo en el primer año, actualmente al menos cinco parejas al mes dedican una hora de la semana para conversar con un especialista.

Son personas que llegaron al matrimonio con altas expectativas  de cómo esa relación satisfacería sus necesidades, y terminan por entorpecer el crecimiento conjunto. "Los que consultan en esta etapa es porque vienen frustrados de haber tenido una fantasía de lo que iban a obtener de la relación, pero de una manera sumamente egoísta", dice Nicols.

Pero el masivo arribo a la consulta, según los sicólogos, tiene que ver también con que ya hay una cultura -a diferencia de hace dos décadas- de que no es mal visto buscar ayuda.

CUESTION DE ROLES
En la etapa previa, cuando todo tiene cierto aire ideal y ninguno habla sobre quién pagará las cuentas, es cuando uno de los aspectos fundamentales de la relación se deja de lado: los roles de cada quien. De acuerdo con los especialistas, a pesar de que hoy hombres y mujeres tienen claro que están en igualdad de condiciones y aspiraciones, en la práctica los matrimonios se inician con una imagen doméstica más conservadora.

"El hombre presiona para tener hijos más temprano y la mujer prefiere atrasar la maternidad para cumplir sus proyectos", dice Leonora Pössel, sicóloga del Instituto Nexos. Según los especialistas, para resolver esto la clave es entender cómo ha cambiado el rol de la mujer, que en la actualidad busca realizarse a la par con el hombre. "Ellas quieren compartir -dice Pössel- todos los ámbitos y tienen pocas ganas de renunciar a eso".

"La última pareja que vi", relata el siquiatra Juan Ariel Zuñiga, "ambos tenían 27 años y se habían casado hace poco. Habían tenido conflictos en cómo se distribuían las tareas en la casa y el dinero, en torno al poder y a convivencia mínima en el hogar". Es lo que el profesional llama "Quién tiene el control remoto", es decir, cómo se organizan para enfrentar el día a día después de "poner los pies en la tierra" y dejar el enamoramiento.

Una manera de solucionar el conflicto, sería negociando. Pero entre los jóvenes que buscan ayuda de los especialistas se repite un patrón: son matrimonios que tienden a negociar mal cuando se presentan los problemas. Algo que tienen que aprender.

TEMOR AL FRACASO
La sexualidad es otro punto importante. Gabriel Dukes, sicólogo de la clínica Avansalud y director del Centro Chileno de sexualidad, asegura que hoy hay más conciencia entre las parejas jóvenes de tratar los problemas sexuales. "Hablan más abiertamente que antes. Y la mujer es la que estimula al marido a que pregunten juntos", dice. Normalmente los problemas de comunicación y los choques de la vida cotidiana provoca la falta de interés sexual por parte de uno de los cónyuges. "Mucho estrés en la vida diaria les dificulta tener una sexualidad satisfactoria", agrega Nicols.

Por último, e importante, es que las parejas jóvenes piden ayuda a un especialista porque tienen conciencia de que existe un riesgo de fracaso. Entre 2005 y 2008 más de ocho mil veinteañeros se divorciaron, según datos del Registro Civil, y el año  pasado constituyeron el 17% del total de separaciones. "Las personas están muy traumadas con el tema de la separación y prefieren pedir ayuda a tiempo", explica  Zúñiga.

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