La torre que nunca pierde el control

Los casi 30 aviones de los mandatarios que llegaron a la Cumbre Celac-UE pusieron a prueba la labor del Servicio de Tránsito Aéreo del aeropuerto. La tarea se cumplió sin problemas.




Un gran mapa del aeropuerto internacional de Santiago está desplegado en la mesa de reuniones de Belarmino Fernández, jefe del Servicio de Tránsito Aéreo de la terminal más grande del país. En el plano sobresalen varios avioncitos de colores desparramados en distintos puntos del aeropuerto. Son las representaciones de las 40 aeronaves oficiales de los jefes de Estado que se supone llegarían a Chile a participar en la Cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea (Celac-UE). La cita concluyó oficialmente el lunes, en Santiago, pero para los controladores de tránsito del aeropuerto terminó recién ayer, a las 16 horas, cuando despegó el último avión, de la representación de Nicaragua.

El Servicio de Tránsito, así como todo el personal que trabaja en la terminal, esperaban el arribo de 40 aviones; sin embargo, sólo llegaron 27, pues el resto de las autoridades prefirió hacerlo en vuelos comerciales. Y si bien el número fue menor, estacionar casi 30 naves extras fue una tarea que se planificó con meses de antelación, debido a lo estrecho del aeropuerto de Santiago.

"Estábamos preparados para 40 aviones, pero la mayoría de los mandatarios se vino en vuelos comerciales, así es que llegaron 27 naves extras por dos días. Entre 400 operaciones diarias, este aumento no se percibió mayormente", dice Fernández, mientras explica que una coordinación de este tipo no se había realizado desde el foro Apec, en 2004.

"El problema era estacionarlos. Pensábamos, dónde vamos a meter 40 aviones, y decidimos ocupar los espacios por donde los aviones se mueven para ir a la pista. En vista de la necesidad, esas calles de rodaje no se ocuparon. Nuestro espacio aéreo todavía no está saturado, entonces no fue tan complicado, pero igual hubo que  estacionar 15 naves al día", precisa Fernández.

La capacidad actual del aeropuerto internacional es de 18 puentes, más 14 estacionamientos remotos que están asignados a los vuelos comerciales con anterioridad. "No podemos tener un avión estacionado por tres días seguidos, por ejemplo. Hasta  ahora, no nos hemos quedado sin estacionamiento", dice el funcionario. Añade que el aumento del número de vuelos que se estima para la terminal a futuro se va a empalmar con la ampliación de la terminal. "No deberíamos tener problemas de espacio", comenta.

En esta labor, la torre de control  es fundamental. Con sus 65 metros de altura, es el cerebro del sistema de tránsito. Desde este lugar se dan las autorizaciones para aterrizar y despegar, se ordena a los pilotos por qué pistas moverse en tierra, dónde estacionarse o cuál de las dos pistas pueden usar. El turno principal es el de día, donde trabajan siete personas. La torre jamás descansa, incluso en emergencias, como el 27/F, donde el personal siguió trabajando. De hecho, al entrar al lugar, nadie saluda y nadie despega la vista de los monitores que indican dónde están las naves y a qué distancia están entre ellas y del aeropuerto. Desde las alturas, por ejemplo, el supervisor de la torre indicaba a los pilotos de los aviones oficiales que la pista de los mandatarios era la derecha. Esto para no perjudicar el tránsito. "No hubo atrasos, el aeropuerto funcionó igual. La gente se daba cuenta sólo por las comitivas diplomáticas". Fernández cuenta, a modo de anécdota, que la única nave que se trató de manera distinta fue el Ilyushin 96 del gobierno cubano, tipo de aeronave que no opera en Chile. "Es un avión ruso, grande, que cuesta moverlo en tierra. Ahí el problema fue para los operadores terrestres. En todo caso, en este aeropuerto puede operar cualquier avión, independiente de su porte", precisa el funcionario.

Agrega que los vuelos comerciales donde viajan los mandatarios se tratan igual a un vuelo normal. Lo mismo ocurre con un avión oficial, "salvo que se les da cierta preferencia para que aterricen primero. La persona que está en el centro de control haciendo la secuencia de llegada trata de que esa nave entre sin problemas en la fila. Al día, despegan y aterrizan cerca de 400 aeronaves", concluye Fernández.

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