Nona Fernández vuelve a los 80 con novela sobre su infancia

La dramaturga relata en Space invaders la relación que ella y su curso tuvieron con la hija de un condenado por el caso degollados.




Estaban en segundo medio, en 1985, cuando Estrella dejó el colegio. No la volvieron a ver. Sospechaban quién era. Sabían quién había sido: una compañera que les escribía cartas, viajaba a Alemania con su familia, era hija de un carabinero con una mano de madera y, en los últimos días, se movía acompañada de un chofer de lentes oscuros. Confirmaron quién era varios años después, en los 90, cuando su padre, el coronel (R) Guillermo González Betancourt, apareció en televisión condenado por el caso degollados. "Se rumoreó que Estrella tenía algo que ver, pero no figuramos un horror así", recuerda Nona Fernández (1971), que por años olvidó a su compañera Estrella. Cuando la recordó, le escribió un libro.

La novela se llama Space invaders, como el clásico juego de video, y se sumerge en los recuerdos que un puñado de compañeros de curso tiene sobre Estrella: Maldonado, Bustamante, Zúñiga, Riquelme, Donoso y Fuenzalida, todos ecos de los amigos reales de Fernández y también de ella misma, tienen en la memoria una idea brumosa de esa niña escurridiza que les mandaba cartas formales, firmadas con una estrella pintada con tinta, "como un signo caído de alguna bandera".

Más allá de la vinculación con los asesinatos de Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, los degollados, Space invaders es una historia de niños comunes y corrientes de un colegio de Avenida Matta que rozan el horror de la dictadura. Es una novela generacional, con el mismo aliento de Fuenzalida, libro anterior de Fernández, también sobre esa zona en que la cotidianidad y la oscuridad se encontraban en los 80.

"Nunca he dejado de escribir sobre lo mismo", dice Fernández, recordando que Mapocho (2002) y 10 de Julio Huamachuco (2007) también estaban centradas en los años de Pinochet. Y agrega: "Uno de los grandes motivos por los que he querido escribir viene de un desasosiego sobre esa época. Es la vida del país, de la generación de los 80, acallada políticamente y pasmada históricamente".

La dramaturga, una de las guionistas de la serie de Canal 13 Secretos en el jardín (otra vez sobre los 80), dice que si bien empezó muy inorgánicamente "recuperando trocitos de memorias", ahora ha surgido en ella una "conciencia política" que une a sus obras: a El taller, su obra teatral sobre la escritora y agente de la Dina Mariana Callejas, y Space invaders las une la intención de mantener viva la memoria.

"Me he ido haciendo consciente de que hay necesidad de hacerlo: no sólo es bueno como ejercicio ombliguista de trabajar en mis temas; también es importante mostrar cosas para que no se olviden, porque durante mucho tiempo estuvieron súper olvidadas", sostiene.

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