Policía del Estado de Missouri reemplaza a la local tras violentas protestas por muerte de joven negro

"Tenemos que mantenernos juntos para reconstruir la confianza perdida y ayudar a esta comunidad a encontrar su estabilidad", afirmó el gobernador del estado.




La policía del Estado de Missouri (centro de Estados Unidos) se hará cargo de la seguridad en la ciudad de Ferguson, indicó el gobernador local el jueves, cinco días después de que un  policía abatiera a un joven negro desarmado.

"Últimamente esto parece una zona de guerra y eso no es aceptable", indicó el gobernador Jay Nixon sobre la situación reinante en Ferguson, en las afueras  de St. Louis, donde policía antimotnes fuertemente armados controlan las protestas y disturbios que estallaron tras el suceso.

"Tenemos que mantenernos juntos para reconstruir la confianza perdida y ayudar a esta comunidad a encontrar su estabilidad", afirmó.

El gobernador designó al jefe de la policía de carretera de Missouri -que en  Estados Unidos es una policía que depende de cada estado federal-, el capitán  Ron Johnson, para hacerse cargo de las operaciones en Ferguson desde la noche  de este jueves.

Johnson es oriundo de esa ciudad y es negro, como 14.000 de sus 20.000  habitantes. La policía es mayoritariamente blanca.

"Yo crecí aquí, y esta es mi comunidad y mi casa", dijo el capitán. "Y en  consecuencia, significa mucho para mí romper este ciclo de violencia, y  reconstruir la confianza", precisó, agregando que estaría en la calle la misma  noche del jueves. 

Los tensiones se incrementaron el domingo después de una ceremonia en  memoria de Michael Brown, de 18 años, abatido por un policía en circunstancias  no aclaradas el sábado.

La policía y testigos han dado versiones contradictorias sobre cómo fue  disparada el arma, y la ira por el asesinato desató airadas protestas.

La policía antimotines cargó la noche del miércoles contra los  manifestantes con gases lacrimógenos, bombas de humo y granadas ensordecedoras  cerca de una gasolinera incendiada, donde éstos se habían reunido, según medios  locales.

Tras llamar a la calma por segunda vez este jueves, el presidente Barack  Obama dijo que la policía tenía "la responsabilidad de ser transparente"  respecto a lo ocurrido y que no había "ninguna excusa" para la violencia ni por  parte de la policía ni por parte de los manifestantes.

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