Ruta 40, gran aventura a la argentina




Jack Kerouac y la generación beat, pusieron de moda el viaje iniciático. El placer de recorrer carreteras interminables que atravesaban horizontes infinitos. La Ruta 66, la 74, la Panamericana... Hay una extraña atracción en los recorridos por rutas solitarias y casi imposibles. Una de ellas es la Ruta 40 argentina, la más extensa del país que, con sus 4.700 kms (la misma distancia que separan Santiago de Ciudad de Panamá) nos lleva desde la Puna de Jujuy, en el norte, hasta Tierra de Fuego, atravesando algunos de los parajes más increíbles por 11 provincias: salares, viaductos, glaciares y desiertos. No está completamente pavimentada y, en ocasiones, hay tramos que requieren de un 4x4 para sentirse seguro (aunque son los menos), pero se puede recorrer en un auto firme. Este trazado, al que los chilenos podemos acceder desde varios puntos, es una gran oportunidad para conocer una Argentina diferente. De pueblos pequeños, rincones de otra época y paisajes sobrecogedores.

NORTE IMPONENTE
La zona norte de la RN 40, que parte en Quiaca, cerca de Bolivia, atraviesa bellos paisajes en zonas de clima seco, con frío en la noche y altas temperaturas de día. Hábitat de vicuñas y llamas, el escenario tiene similitudes con nuestros rincones altiplánicos y desérticos, con zonas de cactus, vistas a volcanes y quebradas. Acá también hay un Valle de la Luna (aunque los argentinos dicen que debería llamarse de Marte, por sus similitudes con la superficie del planeta rojo).

Descendiendo hacia el sur, las Salinas Grandes permiten observar la extracción de sal y una visita vale la pena. Alojamiento variado en Purmamarca, donde destaca la Quebrada de Humahuaca, con valles y montañas multicolores, fortalezas indígenas, cavernas prehistóricas y huellas arqueológicas. Una buena forma de acceder desde Chile es por los pasos de Jama y Sico (San Pedro de Atacama), que atraviesan San Antonio de los Cobres, uno de los puntos del Tren de las Nubes.

Siguiendo al sur, se puede ir por la asfaltada RN 51 a Salta o por la 40 hacia el abra de Acay, donde la ruta alcanza su punto más alto: casi 5.000 metros. El camino pasa por el parque Los Cardones y pueblos como Cachi, Molinos, Angastaco, en los valles Calchaquíes (que presentamos en un reportaje anterior). Resalta la Quebrada de las Flechas, con sus blanquecinas rocas puntiagudas.

En Cafayate, cerca de la unión de los ríos Santa María y Calchaquí, volvemos a la civilización: sus vinos son magníficos para reponer fuerzas y la noche es hermosa ante un buen asado.

Dejando atrás la provincia de Salta, en Tucumán se pasa por las ruinas de Quilmes, el mayor asentamiento precolombino de Argentina y que se extiende en un área de 30 hás. Se puede visitar su museo y alojar en la hostería del complejo. En Tafí del Valle, con su represa, sus estancias turísticas, variado alojamiento y actividades de ecoturismo y vida rural, perfectamente puede pasar un par de días.

CUYO Y SUS VINOS
Además de su potente industria vitivinícola, Cuyo (provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja) alberga gran riqueza natural, paleontológica y arqueológica. La Rioja destaca por sus recorridos por viñedos y bodegas, como los de la cooperativa La Riojana, Santa María y Siete Soles Anguinán. La gran parte se ubica en la localidad de Nonogasta.

La ruta cruza el nevado de Famatina por la cuesta de Miranda, hecha a punta de picotas y palas en los años 20 y que deslumbra por sus tres colores: rojo de las rocas, verde de la vegetación y azul del cielo. Antes de Mendoza, se pasa por el parque Talampaya y del parque provincial Ischigualasto, ambos Patrimonio de la Unesco. Del primero, destaca su cañadón de 145 metros de altura, con centro de servicios para realizar excursiones. Del segundo, uno de los yacimientos de fósiles de dinosaurios más importantes del mundo, es posible recorrer sus más de 40 kms de circuitos.

San Juan y Mendoza dan un respiro en la ruta, para aprovisionarse y disfrutar de su oferta de servicios y modernidad. El recorrido en Cuyo, hasta el límite sur con Neuquén, es de unos 1.200 km, en su gran mayoría asfaltados.

PATAGONIA DESLUMBRANTE
Este tramo tiene cerca de 2.700 kms, de los que sólo la mitad están asfaltados. Atraviesa parte de la Región de Los Lagos, en Chubut, además de las provincias de Río Negro y Neuquén, por lo que la visitada zona del lago Nahuel Huapi y Bariloche, el centro turístico más importante de toda la Patagonia argentina, queda a la pasada de la ruta. Es en esta zona donde la RN 40 bordea varios embalses importantes, como El Chocón, Piedra del Aguila, Alicurá, entre otros.

Al ingresar a Río Negro nos topamos con El Bolsón, pequeña y bella localidad. Desde aquí al sur, el combustible está subsidiado y cuesta la mitad que en el resto del país. Imperdibles son el parque Lago Puelo, ingreso en un corto desvío, con el lago del mismo nombre y en cuyas aguas se reflejan los más frondosos árboles y, más al sur, el parque Los Alerces, cuyos ejemplares de estos descomunales y longevos árboles ameritan una parada.

Esta es, también, zona de  La Trochita, el tren turístico cuya trocha es de apenas 76 cms. Y que puede abordarse en El Maitén o Esquel.

Algo más al sur que nuestro Coihaique, encontramos las localidades de Los Antiguos y Perito Moreno, la primera, en la ribera del lago Buenos Aires que, siendo binacional, los chilenos llamamos General Carrera. Hay sitios donde acampar. Siempre hay que guardar un buen rato para la Cueva de las Manos, con pinturas y restos arqueológicos indígenas de más de 10 mil años. Se visitan de diciembre a febrero. Y seguimos con la impresión de estar en el oeste americano, con sus pueblos fantasmas.

El Chaltén es denominada la capital del trekking, es centro de servicios para quienes recorren la zona norte del parque Los Glaciares. El Calafate, en tanto, es centro de servicios para el otro acceso al parque y puerta de entrada al Glaciar Perito Moreno -a 110 km de la ruta- y Patrimonio de la Unesco.
A medida que nos vamos hacia el sur todo se vuelve más irreal. La silueta de algún barco encallado en Punta Loyola o los restos de un coche en el camino de Cabo Vírgenes. El Océano Atlántico marca el final de un gran viaje, de una aventura que toma sabor a medida que nos vamos cargando de polvo.

Datos de la ruta

Alojamiento y servicios: Imposible recomendar hoteles entre más de un centenar de localidades y atractivos. Vaya directo a: www.turismo.gov.ar 

Estado del camino: Como la ruta es posible tomarla en distintos puntos, vea el estado de éstos en www.vialidad.gov.ar

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