Continuar con el colegio online: ¿Cómo motivar a los niños y niñas para empezar el nuevo año escolar?

Según datos de Enseña Chile, un 30% de los estudiantes perdió el vínculo o conexión con su colegio el año pasado. Una cifra preocupante que, en el peor de los escenarios, puede traducirse en un aumento de los casos de deserción escolar. Aquí, se revisan algunas claves para re-encantar a los estudiantes de cara al comienzo del año escolar.




La profesora Verónica Vásquez (50) está de vacaciones. Sentada en el living de su casa, cuenta que recién ahora se siente un poco más descansada después de casi ocho meses de clases online en el Liceo Felipe Cortés ubicado en la localidad El Melón de la Quinta Región. Y es que el año pasado, dice, fue agotador. Nunca, en sus 31 años como docente, le había tocado grabar sus clases en video, ni tampoco conectarse con sus alumnos a través de llamadas virtuales. Tampoco se había enfrentado a la experiencia de tener que motivar a decenas de estudiantes “perdidos”, jóvenes que no se conectaban a las clases y que quedaban olvidados entre las guías que enviaban los docentes. Pero lo hizo. “Tuvimos que hacer un esfuerzo extra para que hubiese un interés constante. De mis 28 alumnos, solo 14 trabajaban con compromiso y con un nivel alto de aprendizaje. Con el resto, tenía que insistir por todas las vías: correo electrónico, WhatsApp, con comunicación a través de los apoderados. Sentíamos que había una imposibilidad de llegar a todos”, cuenta.

No era extraño que aquello sucediera. El Liceo Felipe Cortés tiene un 93% de vulnerabilidad social. Sus estudiantes provienen de sectores rurales, con poca conectividad y difícil acceso a internet. Llegar a ellos, entonces, era todo un desafío. “Costaba comunicarse. En el colegio buscamos todas las estrategias y trabajamos súper organizados. Tuvimos que ir a entregar guías a terreno y también las canastas de alimentos que entregaba la Junaeb. Al final, pudimos conocerlos en la realidad que vivían y eso hizo muy bien”, relata.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, Verónica no pudo llegar a todos sus alumnos. Recuerda algunos que se frustraron, que no querían seguir con las clases online y que abandonaron la escuela por un par de meses. Pero hubo otros que tuvieron que dejar el aula virtual para comenzar a trabajar y así ayudar a sus familias que estaban agobiadas por la crisis económica que dejó la pandemia.

A nivel nacional, la realidad es preocupante. Según datos de Enseña Chile, un 30% de los estudiantes perdió el vínculo o conexión con su colegio el año pasado. “Hay niños en primero básico que no tuvieron contacto con su escuela, o familias que no tuvieron tiempo -porque trabajan todo el día- para apoyar ese proceso de educación remota. Las comunidades educativas tienen que preocuparse de ese 30% para que no se transforme en deserción. Hay que generar estrategias motivacionales, de acercamiento y de comunicación con más constancia”, explica Verónica Cabezas, cofundadora de la Fundación Enseña Chile y académica de la Facultad de Educación UC.

Así, muchos niños comenzaron a descolgarse de sus escuelas, perdidos entre las guías, frustrados por no aprender y desmotivados ante un sistema que -muchas veces- intentó replicar los mismos modelos de la educación presencial. Para comprender la experiencia que dejó el aula online, el Centro Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile realizó una encuesta, cuyos resultados se dieron a conocer en diciembre del año pasado. En la medición, se reveló que un 52% de los niños se aburre con facilidad, un 46% está con problemas de concentración, un 43% no tiene ganas de hacer las tareas y un 40% se frustra con frecuencia. “En enseñanza media, muchos alumnos se pusieron a ayudar al grupo familiar y por eso se descolgaron del sistema. Pero también está el aburrimiento de los estudiantes y eso va a acompañado de la desmotivación; se pierde el sentido de pertenencia a las escuelas. Hay frustración por no poder llevar a cabo los procesos de aprendizajes o tener el apoyo adecuado desde la casa. Y esas sensaciones afectan el desempeño y la motivación”, explica Raimundo Larraín, jefe de la División de Educación General del Ministerio de Educación.

Esa falta de vínculo que, por el momento, puede ser circunstancial a la pandemia, en el peor de los escenarios se puede transformar derechamente en deserción escolar: alumnos que abandonan el sistema educativo de manera indefinida. De acuerdo a la directora de Educación 2020, Alejandra Arratia, la desconexión es un primer síntoma de este fenómeno. “La deserción es el último eslabón de la cadena de exclusión. Por lo tanto, una niña o niño que no está conectado, que es invisible para el sistema y que no tiene vínculo que lo sostenga en su relación con la escuela, es un riesgo para la deserción”, explica.

Aunque todavía no se cuentan con cifras oficiales, las proyecciones realizadas por el Ministerio de Educación hablan de 81 mil alumnos que podrían haber dejado el sistema escolar en 2020, una deserción que equivale a 2,7 veces más de la que se vivió en 2019. Ante este escenario, organismos internacionales también han hecho sus estimaciones. La UNESCO, por ejemplo, calculó que, en el mundo, 24 millones de estudiantes podrían abandonar su educación para siempre por los cierres de los establecimientos producto del Coronavirus. Para evitar este desastre, desde el Ministerio de Educación comenzaron a implementar el Sistema de Alerta Temprana que permite identificar a tiempo a los alumnos con riesgo de abandono y que, según la directora de Educación 2020, “ha disminuido la cantidad de niños con los que no se ha tenido contacto”.

Sin embargo, las estrategias para reenganchar a los estudiantes con sus colegios también vinieron desde los mismos docentes. Adolfo Pavéz es director del Liceo Josefina de Aguirre de Coyhaique, un establecimiento educacional técnico profesional, que cuenta con uno de los índices de vulnerabilidad más altos de la comuna. Desde la región de Aysén, Pavéz cuenta que mantener el vínculo con los jóvenes fue uno desafíos más grandes del año y que tuvieron que replantearse los contenidos educativos para poder mantenerlos motivados. “Hubo que desarrollar habilidades y aprendizajes basados en proyectos. Eso nos favoreció el trabajo docente y fue atractivo para ellos porque de las 12 asignaturas, buscamos objetivos de aprendizaje común y trabajamos como si fuese una sola. Eso nos ayudó a mantener la atención y la expectativa de los chicos”, explica.

Lo cierto es que quedan pocas semanas para el inicio del nuevo año escolar. Aunque aún no hay claridad absoluta respecto a cuál va a ser el escenario, el ministro de Educación, Raúl Figueroa ha establecido la presencialidad como una norma para el retorno del 1 de marzo. Sin embargo, si las medidas sanitarias no lo permiten, se buscará optar por una educación mixta: mitad online, y mitad presencial. Por eso, los esfuerzos por motivar y mantener el vínculo de los niños con las escuelas es vital para reforzar tanto el aprendizaje como para evitar la deserción. Pero, ¿cómo hacerlo?

Trabajar la motivación en la educación online

Mantener a los niños motivados con las clases virtuales no es fácil. No solo por el difícil contexto sanitario que estamos atravesando, sino que porque hay cientos de estímulos que pueden afectar los procesos de aprendizaje. Por eso, las expertas afirman que el rol de los padres y apoderados es clave para acompañar la enseñanza y mantener activo el vínculo del estudiante con su escuela. “Los apoderados tienen un rol fundamental; poder ser aliados de los docentes y establecimientos en sostener el proceso educativo durante el año. Con la pandemia, han sido un actor muy demandado, con niveles de estrés altos. Pero se han vuelto claves porque han sido los mediadores entre las escuelas y los estudiantes, sobre todo en la etapa preescolar”, explica Verónica Cabezas.

Sin embargo, en muchas ocasiones, los apoderados no tienen el tiempo necesario para realizar decenas de tareas escolares o simplemente se enfrentan a contenidos desconocidos. Por eso, Cabezas indica que es vital que los colegios entreguen herramientas para que los padres puedan acompañar a sus hijos en el proceso. “Lo importante es entender la realidad de esas familias porque no sacamos nada con mandarles miles de guías si no tienen tiempo para hacerlas”, manifiesta. En términos concretos, cuenta que hay buenas iniciativas que se pueden replicar como la de la Fundación Sara Raier de Rassmuss que mandó a los apoderados videos de WhatsApp de 30 segundos con técnicas para trabajar la enseñanza del sonido de la letra “A”. Lo importante, asegura, es utilizar la cotidianidad como una oportunidad de vínculo y aprendizaje. “Se puede fomentar las habilidades de lectura y escritura en la cocina, al leer los ingredientes de los productos o leyendo un afiche publicitario. O las habilidades matemáticas al contar los tenedores de la mesa. Son espacios cotidianos donde los niños van absorbiendo y aprendiendo”.

Pero el apoyo de los padres no solo debe ser desde el aprendizaje, sino también desde lo socioemocional. Como para todos, el contexto generado por la pandemia no le es indiferente a los estudiantes. Así lo demostró también la segunda encuesta #EstamosConectados realizada por Educación 2020. En el sondeo, se dio cuenta que a mayor preocupación por la situación sanitaria, el aprendizaje reportado por los alumnos era menor. Así, un 31% aseguró tener problemas de concentración a raíz de la angustia generada por el Covid-19. Por eso, darse el tiempo para conversar con los hijos y preguntarles por sus estados de ánimos es vital para reforzar su salud mental. “Si están angustiados, los niños no pueden aprender. En este momento, los padres pueden apoyar mucho con la contención socioemocional. Ver cómo están los niños, entender que pueden estar preocupados y conversar de eso. En el fondo, acompañarlos ahí para que puedan reconocer cómo se sienten”, señala Alejandra Arratia.

Desde las escuelas, las expertas señalan que hay que replantear los contenidos para poder responder a los desafíos propios de la educación online, y así mantener a los estudiantes motivados. “Tenemos el desafío de salirnos del esquema habitual en contexto presencial e innovar para la educación a distancia. Porque no es lo mismo. El año pasado los colegios mandaban muchas guías para que los niños ‘pasaran la materia’ por su cuenta, pero eso se puede cambiar con proyectos, con preguntas significativas y que permitan vincular el contenido con el entorno. Eso es más estimulante. Tenemos que buscar esas experiencias”, afirma Alejandra Arratia.

Finalmente, hay otros elementos prácticos que pueden ayudar a mantener motivados a las niñas y niños. Uno de ellos es mantenerles una rutina en el día a día, con horarios para hacer las tareas o conectarse a clases y espacios fuera del dormitorio -en caso de tenerlos- para que puedan concentrarse mejor, sin estímulos distractores. También es importante que se establezcan ciertos objetivos que permitan mantener la atención de los niños y el vínculo activo con sus colegios. “Es clave que los niños tengan metas, porque a través de los logros, vamos nutriendo la motivación. Hay que poner metas aunque sean pequeñas, pero realizables. Y en eso pueden ayudar los papás o los profesores”, finaliza Raimundo Larraín.

Pero lo más importante, según la profesora Verónica Cabezas, es siempre mantener el apoyo desde el hogar. “La conexión con las familias fue fundamental para no perderlos. Un apoderado comprometido, es un alumno que va a estar al 100%”, finaliza.

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