¿Existe un secreto para vivir bien hasta los cien años?




Hace 20 años, el periodista Dan Buettner se planteó una interrogante que desencadenaría una larga investigación en terreno: ¿Cuál es el secreto para vivir más y mejor? Lejos de las teorías, su intención era saber, de primera fuente, cómo eran las rutinas de las personas más longevas del mundo. Qué hábitos llevaban. Y qué hacían para llegar en buen estado de salud a sus cien años. Así fue como se adentró en las denominadas zonas azules, o las cinco áreas geográficas, a nivel global, que concentran la mayor cantidad de población centenaria.

Lo que encontró no sólo quedó plasmado en artículos escritos para The New York Times Magazine y National Geographic, sino también en libros que han logrado el éxito de ventas en Estados Unidos; y más recientemente en un documental estrenado en Netflix llamado Vivir 100 años: Los secretos de las zonas azules.

A lo largo de 4 episodios, esta miniserie aborda los secretos tras el envejecimiento activo y descifra algunas características en común que comparten los habitantes de lugares como Loma Linda (California), Ikaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica), Cerdeña (Italia) y Okinawa (Japón).

De acuerdo a las proyecciones de Naciones Unidas, el número de personas de 80 años o más se triplicará a 2050, pasando de 143 millones en 2019 a 426 millones en dicho plazo. Pero para llegar a esas edades avanzadas y hacerlo en buenas condiciones, Dan Buettner sostiene que existen una serie de hábitos que son fundamentales de implementar, aunque puntualiza que muchos de ellos pueden llegar a ser influenciados por factores ambientales y/o de entorno. ¿Como cuáles? El mantenerse activo físicamente, así como también establecer una dieta basada en productos naturales, son algunos de ellos.”Y eso es justamente lo que más le cuesta a la gente”, dice el geriatra de la Red de Salud Uc Christus, Pedro Paulo Marín. “Muchas personas no fueron criadas o educadas en la importancia del ejercicio y mantener una dieta balanceada y variada. Hay que pensar que la dieta mediterránea, que es la recomendada, uno la puede seguir sin problemas en Chile porque es asequible. Si uno va a la feria, es viable encontrar buenos productos a un precio moderado. Esta pauta es fundamental para un buen envejecimiento y para tener menos problemas cardiovasculares o cerebrales. Ayuda a vivir más y mejor”, puntualiza.

Sin embargo, en Vivir 100 Años también se aborda otro aspecto esencial del envejecimiento activo: el estar en contacto con otros. Es decir, se da cuenta cómo el interactuar con los demás, participar en actividades grupales y mantener vínculos sociales contribuyen a una mejor calidad de vida en dicho período. Pero no solo esto. El tener un propósito de vida y conexión espiritual con alguna religión o creencia también son elementos que fomentan una vida larga y saludable.

El presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, Gerardo Fasce, indica que el estar conectado con otros y mantener un rol activo en la comunidad, son algunas intervenciones que permiten combatir lo que en geriatría se denomina como fragilidad. Un término que, en la literatura, se asocia al proceso del envejecimiento y que hace alusión a la reducción de capacidad del organismo de hacer frente a eventos adversos, asociándose a mayor morbilidad y mortalidad. “El hecho de estar vigente y tener una vinculación social previene el riesgo de tener trastornos cognitivos”, dice y agrega: “Sin embargo, como sociedad, nos cuesta vincularnos con los vecinos o con la comunidad. Hay que pensar que el número de personas mayores que viven solas ha ido en aumento en el país. Muchas veces se prefiere vivir así para cuidar la autonomía y no perder el rol o sentido de identidad. Pero vimos, en la pandemia, que quedarse solo tuvo efectos perjudiciales, tanto físicos como mentales, además de problemas nutricionales”.

En Chile, las personas viven en promedio 78,9 años, siendo uno de los países que tiene la mayor esperanza de vida en la región. Para seguir aumentando este indicador, dicen los especialistas, las personas deben comenzar a instalar estos hábitos lo antes posible porque, si bien existen medidas cuyos resultados tienen un impacto en el largo plazo, otras -por el contrario- tienen efectos inmediatos, como podría ser un descanso adecuado o una hidratación suficiente.

Pero más allá de las iniciativas individuales, concluye Gerardo Fasce, para vivir más y mejor; se necesitan políticas públicas que pongan a los individuos en el centro con una mirada integral. Es decir, que no solo incentiven una alimentación balanceada o la práctica de actividad física, sino que promuevan un buen vivir desde variados ámbitos como el transporte o trabajo. “Necesitamos una mirada global de qué país queremos para llegar mejor a la vejez”.

“Si pensamos en una política solo centrada en salud, eso va a quedar ahí, porque su alcance sigue siendo limitado. Para lograr un impacto significativo, debemos considerar medidas más amplias, como la planificación de los medios de transporte, así como la creación de ambientes y espacios verdes, propicios para una vida activa y saludable. O sea, creo que tenemos que ir pensando en generar incentivos a los buenos hábitos y eso es algo mucho más transversal. Eso es lo que más nos ha faltado”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.