Las enfermedades de salud mental que se camuflan en la vejez




Según un reporte elaborado por el Ministerio de Salud, los adultos mayores son el grupo etario dentro del cual es más prevalente el suicidio. Al contrario de lo que se suele describir como la edad de oro, la vejez está lejos de ser una etapa de la vida libre de emociones negativas y problemas de salud mental. No todo es color de rosa cuando se es mayor. Y esto queda evidenciado en las cifras que existen en relación a la salud mental de los mayores de 60. Según el mismo informe del Minsal, una de cada cinco personas de la tercera edad vive con alguna enfermedad de salud mental, siendo las más comunes la demencia y la depresión.

Y la depresión en nuestro país es una condición que cada vez se vuelve más frecuente en las personas mayores. La encuesta “Calidad de Vida de las Personas Mayores Chilenas durante la Pandemia Covid-19″, elaborada por el Observatorio del Envejecimiento de la UC comprueba la tendencia al alza que se ha producido en los últimos años. El informe muestra que, entre 2019 y 2021 la presencia de síntomas depresivos en los adultos mayores aumentó 14 puntos porcentuales. Mientras hace tres años un 24% de los mayores de 60 experimentaba sintomatología depresiva, a mediados de 2021 esta condición ya afectaba a casi un 40% de las personas de la tercera edad.

Victor Hugo Carrasco, médico geriatra de la Universidad de Chile, concuerda con que la depresión, sumada a los trastornos adaptativos, son los dos problemas más recurrentes y que se observan con mayor incidencia en las personas mayores. “En el ámbito de los trastornos del ánimo, son frecuentes los trastornos adaptativos, es decir, las dificultades que tienen las personas para adaptarse a condiciones nuevas como la jubilación o la viudez”, explica el especialista. “La depresión también es un cuadro muy frecuente pero bastante poco diagnosticado”, agrega.

El geriatra explica que la salud mental en general es un área médica en la que el número de diagnósticos no necesariamente refleja la prevalencia real de las enfermedades asociadas a ella. Pero en los mayores de 60, comenta el especialista, esta tendencia es aún más marcada. “Los problemas de salud mental son infradiagnosticados en toda la población, pero particularmente en los adultos mayores”. El geriatra aclara que este fenómeno puede explicarse por dos razones: “Por una parte, los adultos mayores no quieren ser una molestia y por eso muchas veces ocultan síntomas como la soledad, tristeza o sus preocupaciones”. Pero la segunda causa que ha observado el especialista a lo largo de sus años de práctica tiene que ver con ciertos prejuicios que se encuentran muy arraigados en el inconsciente colectivo, tanto de la población general como de los propios adultos mayores. “Erróneamente le atribuimos todo a la edad”, comenta el geriatra.

El doctor Carrasco explica que la creencia mayoritaria es que toda la sintomatología asociada a la salud mental es normal o incluso que es parte integral de la vejez. “Hay una falsa atribución al envejecimiento, como si todo fuese esperable o fuese normal para la edad. Pero no hay nada más anormal que estar deprimido, que sentir dolor o que pasarlo mal”, explica. Y agrega que, incluso profesionales de la salud creen que es normal que en la vejez las personas tengan poco ánimo, no hagan ejercicio, sean poco activos en general, poco sociables o, incluso, que no tengan una vida sexual. “Es evidente que este mito hay que romperlo”.

Ángela San Martín Directora del Centro Geriátrico Patricio Lynch, agrega que a los factores socioculturales se suman barreras de acceso a la salud mental en la vejez que contribuyen a un menor número de diagnósticos. “Las personas mayores en general tienen más dificultades para moverse, muchas veces ya no manejan vehículos. Entonces aún cuando tengan los medios económicos, no necesariamente van a querer ir a consultar por algún problema de salud mental”, comenta la especialista en gerontología. Sin embargo, agrega que desde su perspectiva los prejuicios y concepciones erróneas en relación a la vejez son el mayor contribuyente a la baja tasa de detección de este tipo de problemas.

Y, según comenta Victor Hugo Carrasco, experto en geriatría, cuando hay menos quejas, hay menos consultas y, por ende, menos diagnósticos. Pero los trastornos de la personalidad no tratados son un problema que no se puede esconder bajo la alfombra porque no desaparecen ni se recuperan por sí solos. Muy por el contrario. Según información publicada por la Clínica Mayo, enfermedades de salud mental como la depresión, frecuentemente empeoran cuando no hay un tratamiento. Y esta enfermedad en particular puede incluso propagar sus efectos a otras áreas tanto psíquicas como físicas. “La depresión suele empeorar si no se trata y puede derivar en problemas emocionales, de conducta y de salud que pueden afectar todos los aspectos de la vida”. Ángela San Martín agrega que existen numerosos estudios que corroboran los efectos progresivos de una salud mental deteriorada. “Es estudiado y sabido que la soledad por ejemplo, puede llevar a depresión y la depresión a su vez puede conducir a demencia”, comenta.

En un contexto en el que la propia Organización Mundial de la Salud entiende la salud como un estado que va mucho más allá de la ausencia de enfermedad o de dolor físico, es importante abordar la condición de las personas mayores desde una mirada holística. “Todas las personas somos biopsicosociales”, explica Ángela San Martín. “Pero generalmente nos preocupamos mucho de la salud física y se deja de lado lo social y el aspecto psicológico que están muy asociados entre sí”. Si, tal como explica la especialista y confirma la OMS, entendemos la salud desde una perspectiva integral que implica tanto el bienestar físico como el mental y social, las enfermedades de salud mental no pueden seguir camufladas detrás de los prejuicios que rodean a la vejez. Atender la condición psíquica y emocional de la población mayor de 60 años es un pilar fundamental para asegurar una buena salud en la última etapa de la vida.

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