Nuestras lectoras preguntan: ¿Cómo ayudo a mi hijo a superar su miedo al dentista?




LA PREGUNTA

Tengo un hijo que tiene seis años y cada vez que vamos al dentista hace unas pataletas terribles antes de salir de casa. Para poder convencerlo de ir, le prometo comprarle lo que quiera, pero no creo que sea la forma correcta. La verdad es que la situación me supera, porque no sé cómo tranquilizarlo y darle la contención para que no se angustie. La dentista ya lo conoce, entonces muchas veces logra calmarlo, pero otras veces no ha podido atenderlo porque se pone a llorar de forma escandalosa. Quisiera saber si debiera tratar su miedo o si se le quitará con el tiempo.

Carla, 45 años

LA RESPUESTA

“Los miedos de los niños y niñas tienen relación con las etapas de desarrollo en la que están, y hay algunos que son típicos de ciertas edades. Por ejemplo, en la edad escolar es muy frecuente el miedo a las enfermedades y al dolor físico. Probablemente la visita al odontólogo, que se asocia muchas veces a molestias y a algún tipo de dolor o anestesia, es uno de los temores más frecuentes en ellos. Miedos que son comunes entre los 6 y 12 años”, explica Viviana Herskovic, psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes.

Ese miedo que paraliza a menores y adultos cuando visitan al dentista, y que en casos más complejos invalida, es llamado por los especiliastas, fobia: un tipo de ansiedad que, según Claudia Romero, psicóloga experta en EMDR, es incapacitante, bloqueante, excesivo e irracional. “El miedo podría deberse a factores como la inmadurez del desarrollo cognitivo, ansiedad de separación de la madre y ansiedad frente a extraños. Por eso, es importante considerar la calidad emocional de las anteriores consultas médicas y el estado emocional de los menores. El origen muchas veces tiene que ver con experiencias traumáticas pasadas, la actitud aprendida del entorno y la percepción individual del dolor”.

Sobre las vivencias traumáticas de niños y niñas en atenciones dentales, Amparo Arenas (@eldientemagico) cuenta que hace 25 años existían muy pocos odontopediatras, por lo tanto, la mayoría de ellos se trataban con dentistas de adultos, los que muchas veces no tenían la experiencia, paciencia, ni tampoco el manejo para atender a menores, generando en ellos fobias. Por eso, para que la experiencia sea menos angustiante, la especialista señala que se les debe explicar, con palabras que ellos entiendan, en qué consiste la visita, para qué sirve y qué se le hará.

Para entender las fobias de los hijos e hijas, Romero explica que es importante determinar y comprender qué evento o condición pudo haberla detonado, y luego pensar qué nos ocurre como padres ante sus reacciones. “Con esto se ejecuta un proceso de mentalización que les permite comprender qué necesitan sus hijos e hijas, actuar como correguladores y coorganizadores de la experiencia de ellos, y entregar así palabras tranquilizadoras y de cariño”.

Aprender a contener

Cuando los niños y niñas van al dentista, lo que generalmente les provoca fobia es el tratamiento odontológico, es decir, los ruidos, olores e inyecciones. Esto muchas veces realizado en entornos invasivos, inhóspitos, fríos y pocos familiares. “Lo anterior afecta más a menores con apegos inseguros o desorganizados, y en aquellos con ciertos déficit sensoriales, que tienden a desregularse por la amplificación de ciertos estímulos. En esto influye además el miedo transmitido por los padres en expresiones no verbales, como la forma de mirar, el tono de voz, apretón de mano, entre otros, ya que los infantes son capaces de captar esos gestos desde su hemisferio derecho del cerebro que no es verbal, sino que es emocional y no lógico”, explica Romero.

En estos casos, Macarena Zenteno, odontopediatra de Clínica Indisa, sugiere que es “importante contar con el apoyo y comunicación de la familia, pues nuestro objetivo como especialistas es lograr una atención dental exitosa, tanto en el procedimiento como en el cambio de la percepción del paciente”.

Al respecto, Herskovic señala que los padres deberían anticipar siempre, en especial con niños y niñas más ansiosos. “Nunca hay que mentirles sobre dónde están yendo, porque eso genera desconfianza y más miedo. A los más pequeños se les puede decir el mismo día, y si es escolar, se le puede decir el día anterior. Ayudan mucho los videos que se encuentran en Internet sobre visitas al dentista para mostrarles a que van. Un dentista con un buen manejo de niños y niñas puede perfectamente calmar la ansiedad”.

Para los casos en que los menores son incapaces de ingresar a la sala del dentista, Romero aconseja la intervención de un psicólogo especialista en trauma. “Trabajar sobre un evento traumático concreto y bien identificado -como es la fobia al dentista en los niños-, re procesando e integrando las experiencias traumáticas para que se logre el aprendizaje y se active la exploración”.

Además de la terapia, la experta aconseja a los padres contener a sus hijos e hijas de la siguiente manera:

1. Que la figura de apego le transmita calma, los mire a los ojos, los escuche y valide sus emociones de miedo.

2. Jugar con miniaturas de dientes, jeringas con ojos, discos pare, espejos dentales y chorros de agua. Todos elementos que pueda manipular el niño de manera de elaborar sus miedos en compañía de su figura de apego. Esto puede ser acompañado con libros que muestren la experiencia de manera lúdica.

3. Preparar al niño o niña diciéndole la verdad con prudencia y realismo. Por ejemplo, si pregunta: ¿Me va a doler? La respuesta debe ser: “Un poco, pero se va a pasar, y el dentista se preocupará de sanarte y quitar ese dolor”.

4. Responder a las preguntas y explicar lo que se hará de manera breve, clara y concreta.

5. Felicitarlo por la valentía y la regulación, aunque previamente haya llorado.

6. Realizar visitas regulares al dentista de manera que pueda familiarizarse con los cuidados dentales.

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