La evolución macroeconómica de Chile de los últimos 40 años




Tras 203 años de historia republicana la economía chilena ha logrado estabilizarse durante las últimas décadas.

Mientras el Producto Interno Bruto (PIB) sufría caídas de más de 20%, o expansiones cercanas al 25% entre 1910 y 1960, posteriormente la actividad local consiguió una estabilidad macroeconómica que redujo las altas variaciones de los períodos anteriores.

De esta forma, el equilibrio institucional permitió que mientras el país logró multiplicar en torno a 2,5 veces su PIB per cápita durante la primera parte del siglo, en 35 años  el mismo indicador se multiplicara por 3. Es decir, en las últimas décadas Chile avanzó mucho más de lo que creció en las anteriores 8.

En este sentido, existe bastante literatura que destaca el período de "oro" de la economía chilena, recalcando por ejemplo el sostenido, y sin precedentes, crecimiento entre 1986-1998 promediando más de 7%, o el avance del PIB per cápita de 4,1% en el período 1991-2005, rompiendo con el mediocre crecimiento de apenas 1,5% registrado desde la independencia nacional (1810), hasta esa fecha.

Asimismo, un estudio de la investigadora del Programa Económico de Libertad y Desarrollo (LyD), Cecilia Cifuentes, en base a datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), sostiene que entre los años 1985 y 2013 Chile fue el segundo país que más aumentó su PIB per cápita, sólo superado por  China.

En esta línea, Alejandro Fernández, economista y socio de Gémines Consultores, afirma que "el éxito económico de Chile en las últimas cuatro décadas anteriores es notable. Así como la orientación general de las políticas seguidas por el país en estos últimos 40 años constituyen un ejemplo, las de los 40 años previos son un ejemplo a evitar".

Pero, ¿qué permitió este fuerte avance en materia económica de los últimos 40 años respecto a la época anterior en Chile?

La apertura comercial de la economía chilena, la integración de la competencia de mercados, el control de la inflación y la llegada de los privados.

LA APERTURA COMERCIAL

De acuerdo a los expertos, la liberación y apertura económica fue vital. Para antes de 1973, en Chile imperaba la sustitución de importaciones, con aranceles que incluso superaban el 100% en algunos productos, proteccionismo impulsado tras la crisis de 1929.

Sin embargo, luego del golpe de Estado de septiembre 1973, el nuevo gobierno comenzó a impulsar una gradual e importante reducción de los aranceles, lo que fue estimulado aún más con los tratados de libre comercio logrados en la década de los '90, bajo los gobiernos de la Concertación y que se sigue profundizando hasta la fecha.

Al respecto, destacan los acuerdos logrados con Estados Unidos y la Unión Europea, como los pactos con países de la región (Alianza del Pacífico).

A juicio del economista Raphael Bergoeing, actual superintendente de bancos e instituciones financieras, "la apertura comercial es la gran política económica que permitió el salto que registró el país, porque tiene implicancias muy relevantes para el crecimiento económico. Que hay acceso a cosas que el país no era capaz de hacer bien por desventajas, recursos, etc., y que permiten ser más eficientes, y porque hay un incentivo para sostener este crecimiento. Además, la apertura comercial es un mecanismo de control de los grupos de poder".

En este sentido, mientras las exportaciones llegaban a los US$1.247 millones a comienzos de los 70, hoy alcanzan los US$78.813 millones. La tasa arancelaria efectiva llega al 1% en 2013.

Con esto, llegó de la mano mayor competencia al país, con un importante flujo de inversión extranjera directa a partir de 1974, generando nuevos mercados y nichos para los productores nacionales.

CONTROL DE LA INFLACIÓN

Otro punto relevante que explica el avance macroeconómico de Chile en las últimas 4 décadas, tiene que ver con el control de la inflación.

"Cuando hay más estabilidad, como actor económico hay menos dudas respecto a variables como la inflación. Antes uno se preguntaba si el IPC sería de 15% o 60%. Hoy los agentes debaten si será 2,6% o 3%" ejemplifica Bergoeing.

 En efecto, nuestro país logró una consolidación de una tasa de inflación baja, estable similar a la observada en los países industrializados luego de una historia de inflación moderada-alta y volátil.

De hecho en 1973-1974, el índice de precios superaba el 300%, y si bien eso se fue moderando consistentemente, sólo tras la aprobación del Banco Central autónomo a inicios de los 90 pudo corregirse a cifras de un dígito, con la adopción de una meta inflacionaria, que fluctúa +/- 2%, centrada en 3%.

Esto, estuvo fuertemente apoyado por los sucesivos gobiernos logrando superávit fiscal durante las últimas décadas, práctica que fue institucionalizada con la adopción de la regla de superávit fiscal estructural de 1% del PIB en el año 2001 por el entonces ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre.

Todo ello, más estudios empíricos confirman los efectos positivos de la estabilización macroeconómica sobre el crecimiento de Chile.

TEMAS PENDIENTES

Sin embargo, junto con el avance hacia el desarrollo, nuevos problemas aparecen en la economía.

Uno de ellos, y por muchos el más importante, tiene que ver con la distribución de la riqueza, y el aumento de la desigualdad.

En un contexto histórico, esto comenzó tras la revolución industrial ocurrida entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, ya que tras 18 siglos de estancamiento (e igualdad con un ingreso ) comenzó el sostenido crecimiento de las economías y la consiguiente desigualdad.

Sin embargo, nuestro país de todas formas ha conseguido contener el indicador que mide esta variable (de Gini) desde 0,53 en 1973, a 0,50 en la actualidad, superando a países como Guatemala, Honduras, Brasil y Paraguay.

Otro punto reconocido por los expertos y que representa un gran desafío para lo que viene, tiene que ver con el aumento de productividad, que fue lo que permitió el sostenido y gran ritmo de crecimiento en las décadas pasadas.

"Cuando se llega a niveles importantes de PIB per cápita, cada vez es más difícil crecer, porque antes sólo había que copiar lo que hacían los demás, pero llega un punto en que eso tiene un límite", explica Bergoeing.

En ese sentido, señala que "hay dos maneras de crecer. Una es transpirando y otra inspirando", haciendo alusión a la necesidad de comenzar a innovar e inventar cosas. P

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