Columna de opinión de Hans Rosenkranz: “Un trabajo esencial invisible a los ojos”

FOTO: DEDVI MISSENE

En la última Cuenta Pública Presidencial escuchamos palabras como colaboración, participación, alianzas, cooperación, diálogo, acuerdos, las que son ampliamente convocantes y existe mayoritariamente consenso que representan la fórmula más exitosa para responder a desafíos y son la base de nuestra democracia.

Materializar aquello requiere de un trabajo constante: tender puentes, forjar vínculos; articular y conectar personas, comunidades, instituciones y territorios, para construir las confianzas necesarias para que estas palabras cobren vida traduciéndose en acciones concretas que contribuyan al bien común.

Es ahí, donde el rol de la sociedad civil y el valor del trabajo de miles de organizaciones sin fines de lucro que existen en Chile no siempre es evidente. No lo fue en la Cuenta Pública.

Sólo las 250 organizaciones socias de nuestra Comunidad llegan a más de 1,2 millones de personas anualmente, abordando temas como niñez, educación, calle, discapacidad e inclusión, personas mayores, reinserción social, salud, entre otros.

Siempre estamos disponibles para colaborar con el Estado: el Plan Nacional de Tutorías cuenta con el apoyo de organizaciones para lograr su objetivo; ante emergencias, respondemos con ayuda humanitaria y apoyamos en la reconstrucción; son fundaciones las que aportan con más de 63 mil días cama anuales para acoger a personas con patologías de alta complejidad, que requieren tratamientos fuera de su lugar de origen y no cuentan con redes de apoyo, prestación no cubierta por nuestro sistema de salud.

Confiamos que, en un futuro cercano, el Estado reconozca el rol de la sociedad civil desde su valor esencial, lo haga visible y promueva activamente su fortalecimiento, ya que el país que soñamos lo construimos entre todos y todas.

*Director ejecutivo Comunidad de Organizaciones Solidarias

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