No es desmedido concluir que la vida de Metallica en este aún complejo 2021 se ha movido entre extremos, de lo enorme a lo diminuto y viceversa. Sin puntos medios.

El conjunto volvió a la actividad en vivo el pasado 16 de septiembre en el club The Independent de San Francisco, con capacidad para sólo 500 personas y entradas a US$20, mientras casi a la par se editaba un disco tributo a su mítico Black Album, con 53 artistas de los más diversos géneros y latitudes remodelando las 12 composiciones del trabajo.

También son los privilegios que se puede dar un grupo que ya califica de clásico: volver por unos días a ese pasado recóndito tocando en recintos de acento íntimo, mientras al frente músicos de todas las raíces posible reconocen tu obra como referente obligado.

¿Da buenos resultados esa dualidad? Depende: naturalmente el homenaje The Metallica Blacklist es un festín demasiado agobiante y gigantesco que satisface rápido, donde el exceso de versiones sabe después de un rato monótono y tedioso. Es lanzarse a encontrar alguna joya en un bosque demasiado tupido y frondoso.

Y las hay, curiosamente de los convocados que menos guardan relación con el credo de velocidad y potencia de los californianos. Hay tracks que no pasan de ser covers con algo de gracia (Weezer con Enter sandman, Royal Blood con Sad but true), otros parecen trabajados con una personalidad más propia (St. Vincent con Sad but true), mientras que las transformaciones que más proponen están en el lenguaje jazz de Kamasi Washington para My friend of misery; el trance urbano hipnótico de J Balvin para Wherever I may roam; la reivindicación latinoamericanista de Instituto Mexicano del Sonido en Sad but true; la sensibilidad celestial de Phoebe Bridges para Nothing else matters; y hasta la versión en español con acentos andinos de Mon Laferte para el mismo tema.

Los fans celebran la aventura de proporciones kilométricas, pero muchos también han levantado la ceja al ver a sus ídolos abrazarse con emblemas de la música urbana actual, como el colombiano J Balvin. ¿Qué hace Metallica explorando el reggaetón? Signo de los tiempos, dirán algunos, o el resultado natural de una agrupación que desde hace 30 años viene ampliándose sin reparos hacia el gran público, alzándose hoy como artistas transversales y de audiencia casi familiar. Pocos emblemas derivados del thrash han alcanzado ese nivel de elasticidad.

Pero donde el cuarteto aún mantiene su nervio más pesado es en la cancha: a la hora de saltar a los escenarios. Así al menos lo han demostrado estas primeras fechas de su retorno en vivo, trayecto que desembocará en una gira sudamericana para 2022, con el Estadio Nacional de Santiago con fecha para el 27 de abril.

“Los veteranos del metal tocaron un conjunto de 16 canciones que abarcaron éxitos en todo su catálogo, incluidos temas como Sad but true, For whom the bell tolls, Moth into the flame, One, Master of puppets y Seek and destroy”, reseñó la publicación británica NME al describir la parada en el club The Independent.

Cualquier seguidor del grupo que haya estado en sus shows de los últimos años -y en Chile han sido varios- sabe que el listado de temas no se diferencia tanto de lo habitual. Pero James Hetfield y compañía, en esa noche en San Francisco sí se atrevió con una sorpresa: por primera vez en su historial en vivo partieron con Whiplash, un clásico de su vieja era, primer sencillo del fundamental Kill ‘em all, aparecido en 1983.

La banda repetiría la misma dosis -y una lista de temas más menos similar- días después, el 20 de septiembre, en otro club en Chicago, The Metro.

Este fue en general el listado de temas del retorno:

Whiplash

Ride the Lightning

The Memory Remains

Now That We’re Dead

Holier Than Thou

No Leaf Clover

Sad But True

Moth Into Flame

Fade To Black

For Whom The Bell Tolls

Creeping Death

One

Master Of Puppets

Battery

Fuel

Seek & Destroy

Pero la verdadera prueba de fuego de estos tiempos vino con dos festivales, Louder than life, de Louisville, y Aftershock, de Sacramento. En ambos, tocaron completo el llamado Álbum negro, pero en reversa, partiendo con The struggle within, para cerrar con la emblemática Enter sandman.

Así quedó el setlist, que será lo más parecido a lo que ofrecerán en Ñuñoa en 2022:

The Ecstasy of Gold (composición de Ennio Morricone)

Hardwired Intro

Hardwired

The Four Horsemen

Welcome Home (Sanitarium)

The Black Album (en orden inverso)

Black Album 30th Anniversary Interlude

The Struggle Within

My Friend of Misery

The God That Failed

Of Wolf and Man

Nothing Else Matters

Through the Never

Don’t Tread on Me

Wherever I May Roam

The Unforgiven

Holier Than Thou

Sad but True

Enter Sandman

Encore:

Fight Fire With Fire

Creeping Death

Mira aquí el show de Metallica en el festival Aftershock 2021.

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