Pasaron sólo un par de días desde el estreno de la quinta y última temporada de Breaking Bad para que Vince Gilligan deslizara la idea por primera vez. “Me encantaría ver un programa derivado de Saul Goodman cuando todo esté dicho y hecho. Creo que se presentaría bastante bien en cuanto a la historia. Mientras Breaking Bad (que por su diseño es un espectáculo que es finito y limitado en su alcance) es una historia de transformación que no puede continuar para siempre, creo que un espectáculo de Saul Goodman podría tener grandes piernas”, señaló el director al medio Entertainment Weekly en julio del 2012.

Ya en septiembre del año siguiente la noticia era oficial. A través de un comunicado, la cadena televisiva AMC, encargada de emitir la historia madre del universo creado por Gilligan, confirmaba lo que vendría: “Los planes exigen que Saul sea una precuela de una hora que se centrará en la evolución del popular personaje de Saul Goodman antes de que se convirtiera en el abogado de Walter White”.

Detrás de escena de Breaking Bad, capítulo de Better Call Saul (AMC)

Better Call Saul estrenó su primera temporada a principios del 2015. Para entonces, la serie protagonizada por Bryan Cranston y Aaron Paul ya estaba consagrada en lo más alto del podio televisivo como uno de los dramas más aclamados de todos los tiempos, junto a otros títulos tan trascendentales como Los Sopranos o The Wire.

Y aunque el personaje del pintoresco, charlatán y talentoso abogado de Breaking Bad era uno de los secundarios favoritos del público y la crítica, la idea de un spin off centrado en su figura no entusiasmó demasiado a los expertos. Al menos, no inicialmente.

Por esos años, varios medios eran tajantes en sus predicciones, señalando que la producción de una precuela era, lisa y llanamente, una pésima idea. Tanto así, que incluso Gilligan deslizó sus temores en alguna oportunidad. “Estoy preocupado... Puede que fuera un error hacer todo esto. Si es un AfterMASH más que una Frasier, no será por falta de trabajo duro, pero simplemente no lo sabes hasta que el mundo lo conoce”, confesaba en una rueda de prensa organizada por The Hollywood Reporter ocho meses antes del lanzamiento del capítulo 1.

Sin embargo, el tiempo jugó a favor del creador y de su compañero y guionista Peter Gould. Pasados pocos días del término de su ciclo final, el éxito, la calidad y la genialidad de las seis temporadas de Better Call Saul representan un hecho innegable. Tanto así, que gran parte del debate señala que ya superó a su serie madre. Pero, ¿qué opinaba la prensa hace siete años?

Predicciones que envejecieron mal

El 2013, el medio anglosajón Slate compartió una columna que, sin muchos matices, predecía que Better Call Saul no tendría buenos resultados. Titulada “Por qué el spin off de Saul Goodman es una mala idea”, la nota deslizaba algunos argumentos que anunciaban algunas cosas que podrían salir mal con la más reciente serie de Gilligan y Gould.

En uno de los párrafos iniciales, la autora del texto se identificaba como seguidora de la franquicia, e incluso tuvo buenos comentarios para el trabajo del actor detrás de abogado. “Como la mayoría de los fanáticos de Breaking Bad que piensan bien, me encanta el trabajo de Bob Odenkirk en el programa. Saul Goodman permitió que Walter White y Jesse Pinkman ‘profesionalizaran’ su negocio de preparación de metanfetamina mostrándoles cómo lavar sus ingresos ilícitos y presentándoles a Gus Fring. También aportó una ligereza muy necesaria a un espectáculo que puede ser tan grave como el cáncer de pulmón”, se señalaba en uno de los primeros párrafos del artículo.

Pero inmediatamente después mostraría sus aprensiones: “Un spin off de Saul Goodman parece una mala idea. Me sentiría diferente si Odenkirk nunca hubiera jugado una escena con Bryan Cranston y Aaron Paul, pero ahora no hay forma de que alguien que haya visto Breaking Bad pueda mirar a Saul y no comparar el nuevo programa con su imperfecto pero fabuloso progenitor. Como dijo uno de mis colegas de Slate al escuchar esta noticia, ‘Vince Gilligan no ha aprendido las lecciones de The Lone Gunmen’”.

El comentario apunta a la serie basada en la historia de Melvin Frohike, John Fitzgerald Byers y Richard “Ringo” Langly, un trío de secundarios oriundos de The X Files, donde el creador de Breaking Bad ejerció como guionista. En The Lone Gunmen, Gilligan compartió la producción ejecutiva con Chris Carter, director y mente responsable de ambas series. Aunque la historia original fue todo un éxito, su derivada no corrió la misma suerte y fue cancelada después de 13 episodios.

Sin embargo, las dudas manifestadas en el medio no apuntaban exclusivamente a la experiencia previa del director con los spin offs, sino que señalaban la supuesta insuficiencia argumental del personaje para cargarse un drama entero a sus espaldas: “Más concretamente, el abogado incompleto que representa a los criminales es un personaje secundario maravillosamente adaptable, que puede ser un ejecutor (ver Wallace Shawn en un episodio reciente de The Good Wife), un estratega (el abogado de Tony Soprano, Neil Mink), una bola de baba irredimible (Maurice Levy de The Wire), o un ligero relevo (Saul Goodman). Pero dudo que el papel sea lo suficientemente sustancial como para sustentar un espectáculo completo”.

“El abogado corrupto es como el médico forense. Alguna vez, sus trabajos parecían lo suficientemente interesantes como para construir un espectáculo completo alrededor. En estos días, sin embargo, nos hemos acostumbrado tanto a verlos como jugadores secundarios, que la única forma en que pueden captar nuestra atención es cuando comparten el centro de atención con uno o dos héroes de acción”, concluye.

Ese mismo año, el portal Indie Wire reflexionaba sobre la noticia de AMC en torno a la siguiente pregunta: ¿Es realmente una buena idea un spin-off de Breaking Bad de Saul Goodman? A diferencia de lo postulado por el medio anterior, las dudas planteadas por este último apuntaban a la forma en que podría darse la metamorfosis de Jimmy McGill a Saul Goodman, siempre comparada con el viaje recorrido por Walter White.

“Walt hizo su transformación de un saco triste y oprimido a un villano completo (…) Sin embargo, Saul, abrasivo, inmoral e hilarante, tiene una vida fuera de su cuenta de Heisenberg, una que incluye a varias ex esposas –según lo que él mismo contaba a White en Breaking Bad-, anuncios maravillosamente vulgares y trata con una variedad de otros clientes incompletos. Pero el valor de Saul en la serie siempre ha sido no solo proporcionar alivio cómico, sino también experiencia criminal: como Mike Ehrmantraut, se ha divertido, desconcertado y apoyado financieramente por el improbable ascenso al poder de Walt y Jesse y por su aficionada incursión en los narcóticos, incluso cuando se ha vuelto cauteloso con ellos”, argumentan.

Hecho el punto, el artículo deja ver sus dudas: “El punto central de Breaking Bad ha sido la transformación de su héroe en un auténtico antihéroe, un capo de la droga competente y aterrador. Los actos sucios de Saul, aunque de ninguna manera son baratos, no son tan serios, pero también son consistentes. ¿Cómo cambiaría? La respuesta probable es que no lo haría, no de la misma manera”.

“Una comedia de Saul de media hora sería una comedia de situación legal, al menos según la descripción de Gilligan del personaje que lucha por llegar a acuerdos fuera de los tribunales. Y aunque Gilligan y Gould son tremendamente talentosos, es difícil no pensar que el placer de Saul está en su contexto dentro del drama más oscuro de Breaking Bad. Ha venido en pequeñas dosis, y es el representante final de la competencia criminal que ha sido testigo de la mayor parte de la construcción del imperio Heisenberg”, continúa el artículo.

Un punto en común entre ambas opiniones tiene que ver con el panorama de los spin offs que, en general, tiende a no ser demasiado auspicioso (“Por cada Laverne y Shirley hay una docena de Joanie Loves Chachi”, apuntan en Indie Wire). Pero, al final, también había un temor porque el personaje de Goodman no lograra sustentarse en el protagonismo: “Es posible que se pueda encontrar una comedia viable en Saul, y ciertamente el personaje y la actuación de Odenkirk son geniales, pero es muy fácil imaginar que uno simplemente arruine lo que era tan entrañable sobre el tipo”, concluye.

Algunos motivos para confiar

Aunque el pesimismo parecía ser el tono de la conversación y el análisis, también existían argumentos favorables con el entonces nuevo proyecto de Vince Gilligan y Peter Gould. Eso sí, algunos más optimistas que otros.

El medio Hollywood.com comenzaba dando la razón a las dudas de los seguidores de la serie madre: “¿Es una mala idea? Sí, dicen la mayoría de los fanáticos en este momento. Y muy bien pueden tener razón. Hay poco en juego para el programa en ciernes en sí, pero es el legado de Breaking Bad lo que preocupa a muchos devotos. Con los espectadores listos para preservar el programa de cinco temporadas de Gilligan como uno de los mejores títulos de la televisión narrativa, ¿podría un spin-off de Saul Goodman, bastante plausiblemente de pésima calidad (no estamos diciendo que será malo, pero ¿no parece que podría serlo?) ser factorizado en las medidas de Breaking Bad, pesando desde niveles más allá de The Sopranos a algún lugar debajo de Perfect Strangers?”.

A pesar de las dudas iniciales, el artículo cierra planteando que, en caso de funcionar, podría fácilmente posicionarse como otra de las grandes historias de la televisión. “Si Odenkirk realmente obtiene su programa, podría ser un triunfo artístico más allá de cualquier proyecto reciente de pantalla chica”, deduce el texto.

El columnista de la revista Times, James Poniewozik, hizo el ejercicio de poner en la palestra los pros y los contras en torno a la realización de Better Call Saul. En la lista de los aspectos negativos, las razones no distaban demasiado de lo planteado por los otros medios. Sin embargo, su defensa al proyecto tiene varios puntos destacables.

En primer lugar, hace hincapié en que no se trata de un remake de Breaking Bad, sino de un spin off en todas sus letras. Lou Grant no era El show de Mary Tyler Moore. Y, bueno, AfterMASH no era M*A*S*H. El punto es que un spin-off o una precuela no tiene que tener el mismo tono o estructura que la serie que lo dio a luz. Better Call Saul no necesita copiar o imitar Breaking Bad para ser un buen espectáculo. Saul es un personaje cínico y desaliñado al estilo de un protagonista de televisión de los años 70, Jim Rockford, por ejemplo, y si sus escritores saben lo que hacen, probablemente construyan un programa que se adapte a él: una especie de sórdido procedimiento legal que puede ser entretenido a su manera”, explica Poniewozik.

En el segundo punto, el columnista recuerda que el personaje no es exclusivamente un alivio cómico, y que tampoco es pura comicidad: “Para ser un tipo divertido, Odenkirk ha mostrado variedad con el personaje, y es posible que una comedia dramática oscura construida a su alrededor pueda tener una intensidad sorprendente”.

Por último, el texto de Poniewozik señaló algo que hoy es evidente, sobre todo al mirar la serie como un producto terminado: al ser una precuela, su mayor virtud es ampliar las posibilidades. “La vida es larga y la gente cambia. Hay grandes extensiones del pasado de Saul que no conocemos, y si fue interesante ver cómo el Sr. Chips se convierte en Caracortada, ¿no podría ser interesante ver cómo uno llega a convertirse en el abogado de Caracortada? ¡Diablos, tal vez ni siquiera vivía en Albuquerque! Y piense en las posibilidades de los cameos de resucitar a los muertos (Giancarlo Esposito, llame a su agente)”, concluía el autor.