El Volcán: Rescate en Whakaari: el dramático desastre natural que inspiró el documental de Netflix

Whakaari, volcán neozelandés
Whakaari, volcán neozelandés

Dirigida por Rory Kennedy y con Leonardo DiCaprio como productor, la exitosa película retrata lo sucedido durante la erupción del volcán ubicado en la isla neozelandesa de Whakaari, uno de los más activos del país y que todos los años recibía a miles de turistas. La tragedia se reconstruye a través de los testimonios de sobrevivientes, autoridades y rescatistas, dando cuenta de una catástrofe que cobró la vida de 22 personas y cuyo desenlace pudo evitarse.


El 9 de diciembre de 2019, la vida de casi medio centenar de familias cambió para siempre. Ese día, un grupo de 47 personas -entre turistas y guías locales- se embarcó en un tour que prometía una excursión inolvidable por la isla Whakaari, un estratovolcán ubicado a 48 kilómetros de las costas de la isla Norte de Nueva Zelanda que todos los años recibía a miles de turistas, pese a ser una de las zonas volcánicas con mayor actividad del país.

Sólo en la última década, el Whakaari (también conocido como White Island) había registrado tres erupciones no menores, sucedidas el 2012, 2013 y 2016. Aun así, el territorio se mantuvo como uno de los atractivos turísticos más lucrativos de la zona, donde proliferaban las empresas turísticas que ofrecían viajes en barco o helicóptero hacia el terreno y que incluso contemplaban caminatas por los bordes del cráter.

Hasta entonces, no había registros de incidentes fatales de gran magnitud en el lugar. Pero todo cambió cuando, en plena caminata de dos grupos de turistas, el volcán comenzó a emanar un espeso vapor que cada vez se hacía más grande, y que en pocos minutos se transformó en una nube negra de tres kilómetros de altura que cubrió toda la isla.

Por estos días, el catálogo de Netflix sumó a sus filas un nuevo documental que narra en primera persona lo sucedido antes, durante y después de la erupción, y que se ha mantenido dentro de los contenidos más vistos en la plataforma. Dirigido por Rory Kennedy y con Leonardo DiCaprio entre sus productores ejecutivos, El volcán: Rescate en Whakaari recopila diversos testimonios de sobrevivientes y familiares de quienes no lograron salir con vida de la isla, recreando en una hora y media el calvario de un episodio fatal que duró apenas un par de minutos.

La película no se limita a la mera reconstrucción de los hechos. Además, deja entrever una serie de situaciones negligentes que, de haberse manejado de una forma distinta, pudieron evitar no solo la muerte de 22 personas, sino también las secuelas que aún aquejan a quienes lograron salir con vida del incidente.

Whakaari

Una tragedia que se veía venir

Aunque es prácticamente imposible evitar que las catástrofes naturales sucedan, en muchos casos es factible predecirlas para tomar acción y, así, aminorar sus consecuencias. Una fórmula que pudo aplicarse para prevenir la calamidad del Whakaari.

En octubre y noviembre de 2019, apenas unas semanas antes de los hechos, un grupo de geólogos del GNS Science (Institute of Geological and Nuclear Science, por sus ciclas en inglés), se percataron de que el cráter de la isla estaba expulsando niveles anormales de vapor, gases tóxicos (principalmente dióxido de azufre) y lodo. Según los expertos de la institución –a cargo del gobierno neozelandés–, esta actividad presentaba los niveles más altos desde 2016, año en que el volcán tuvo su última erupción.

Pero esa no fue la única señal de alerta. Los científicos también advirtieron de un terremoto registrado el 24 de noviembre, cuyo epicentro fue a 10 kilómetros de la isla. Sin embargo, los viajes hacia la isla continuaron a pesar de la alerta que el instituto hizo llegar a la prensa y a las empresas turísticas.

White Islands Tours, una de compañías que organizaba excursiones hacia el volcán, se limitó a publicar el siguiente comunicado en su sitio web: “Whakaari/White Island se encuentra actualmente en Nivel de Alerta 2. Este nivel indica volatilidad moderada o elevada, (lo que implica) una agitación volcánica de moderada a grave, y existe la posibilidad de que se produzcan erupciones. White Island Tours opera a través de los diferentes niveles de alerta, pero los pasajeros deben ser conscientes de que siempre hay un riesgo de actividad eruptiva, independientemente del nivel de alerta. White Island Tours sigue un exhaustivo plan de seguridad que determina nuestras actividades en la isla en los distintos niveles”.

Según consigna El País, la excusa de las empresas turísticas para seguir operando fue que ya habían realizado anteriormente excursiones mientras el volcán estaba en nivel 2, sin registrar ningún tipo de incidentes.

Luego de un año de investigaciones, el gobierno neozelandés presentó cargos en contra de 10 organizaciones y tres personas naturales que, según la agencia de seguridad gubernamental del país, Worksafe, tendrían algún grado de responsabilidad en lo ocurrido. En términos concretos, se les acusa de no resguardar la seguridad tanto de los trabajadores como de los visitantes que ese día llegaron a la isla, infringiendo con ello la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo del país.

“Se trata de un suceso inesperado, pero esto no significa que fuera impredecible. Aquellos que visitaban la isla lo hacían con la razonable expectativa de que se habían establecido sistemas apropiados para garantizar que volverían a casa sanos y salvos”, comentó por entonces el director ejecutivo de la agencia, Phil Pharkes, a la prensa. Según la última información, el juicio arrancará en julio del 2023, donde los acusados arriesgan una multa de hasta 1.5 millones de dólares neozelandeses.

Entre los involucrados se encuentran los propietarios de la isla, la compañía que monopolizaba los tours hacia Whakaari y los dueños de los helicópteros que organizaban viajes hacia el terreno, además de la GNS Science. Todos se declararon inocentes en primera instancia.

Sin embargo, el documental estrenado en Netflix también muestra cómo las autoridades neozelandezas paralizaron los operativos de rescate por determinar que las condiciones de vuelo no eran las óptimas, abandonando a su suerte a tres pilotos pilotos que se encontraban viajando hacia la isla para asistir a quienes se encontraban cerca del cráter al momento de la erupción y que vivieron la peor parte del incidente, retrasando la ayuda en cerca de dos horas y media. “Si hubiéramos ido antes a la isla, estoy absolutamente seguro desde el punto de vista médico... desgraciadamente, no íbamos a salvar a más personas”, declaró entonces el doctor Tony Smith al medio 60 Minutes.

Volcán Whakaari (2)

Como consecuencia de lo ocurrido, los sobrevivientes de la erupción debieron lidiar con quemaduras en gran parte de su cuerpo. Entre los fallecidos también hubo quienes murieron en los hospitales, además de varios desaparecidos dentro de la isla.

En una entrevista con The Independent, el profesor emérito de la Universidad de Monash, Ray Cas, aseguró que “White Island lleva muchos años siendo una catástrofe a punto de ocurrir. Después de haberla visitado dos veces, siempre he pensado que era demasiado peligroso permitir que los grupos de turistas diarios que visitan el volcán de la isla deshabitada en barco y helicóptero”.

El 9 de diciembre del 2019 no sólo fue la última erupción del Whakaari, sino también la última vez que el volcán recibió turistas en su superficie.

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