En Universidad de Chile las miradas apuntan a Yeferson Soteldo. No lo dejan en paz. No paran de agobiarlo. Le ponen un nutricionista que le enseñe a comer. Le exigen que marque las diferencias desde el primer día. Sus compañeros le recuerdan que en la U no hay tiempo para esperar a nadie. Sus anteriores jefes alertan que tiene un problema de despegar los pies del suelo. Y ahora su jefe directo, Guillermo Hoyos, trata de cuidar su cabeza, porque lo ve exigido. Y en Azul Azul se inquietan porque el 10 está lejos del nivel que esperan. El venezolano apenas lleva unas semanas de azul, dos partidos oficiales, pero da igual. En la concesionaria tienen prisa. Todo el peso del escudo sobre Soteldo.

Hoyos asume la necesidad de apurar el proceso de adaptación de un futbolista llamado a ser el compañero ideal de Pinilla en la ofensiva. Y adoptó una estrategia para lograr que su aporte sea el esperado. Se ha acercado, lo ha cobijado. Le ha conversado de manera individual y le ha remarcado que debe tener paciencia, y que no debe frustrarse ante los cuestionamientos de la hinchada que espera por su explosión. Los referentes, como el propio Pinilla y Beausejour, también se han preocupado de integrarlo de la mejor manera. Quieren que se sienta cómodo, casi como un futbolista que lleva años vistiendo la azul. Pero en el fondo, entre todos, no paran de agobiarlo. Porque al tiempo de estos gestos, Pizarro va por la vía contraria, cargando presión sobre el nuevo: "Me carga escuchar que hay que darles tiempo. En la U no hay tiempo, en la U es hoy. Lo digo por experiencia propia. En los equipos que llegues tienes que rendir de una, este es un equipo muy grande. Acostumbras muy mal al jugador. Por eso en cierta medida se toman su tiempo para instalarse en otras ligas. Detesto eso de que hay que darles tiempo. En la U hay poco tiempo y hay fastidio general de la gente".

Soteldo, encima, le dio la razón a su crítico. Como también reconoció que tiene que bajar de peso y que come mal: "Uno viene de un equipo como Huachipato, que es bueno, pero acá hay un poco más de exigencia. La U es un equipo grande, si ven un detalle hay que mejorarlo. Tengo que bajar de peso y subir masa muscular para que todo se sume a mi juego, soy pequeño y tengo que aprovechar eso". No entra al combate. Reconoce lo que le recriminan, y que trabaja para corregirlo.

Su representante, Sebastián Cano, tampoco esconde el mal arranque, pero lo justifica: "Soteldo está en un proceso normal de llegar al equipo más grande de América. Encontró un club donde la recepción fue fantástica. Está en un proceso de adaptación normal, es su proceso de adaptación y Yeferson está consciente de eso. No es fácil asimilar algunos cambios tan drásticos. Está claro que, con respeto a todas las hinchadas, el hincha de la U es el que más empuja y más desea que un futbolista pare bien el balón o haga un buen movimiento".

Lo cierto es que desde Azul Azul no le han quitado la mirada al ex Huachipato. Apenas se realizó los exámenes médicos Pablo Silva, director ejecutivo del club, quien lo llevó personalmente en su vehículo a realizar el procedimiento, se encargó de darle algunas instrucciones para hacer más amena su estadía en el club. Le contó sobre la resonancia mediática que tiene cada hecho que puede llegar a cometer en el club.

Soteldo está en la mirada de todos. Sabe que debe explotar. La presión, sin embargo, comienza a agobiarlo. En la U van muy deprisa, pero no todos sus grandes fichajes han rendido nada más ponerse la camiseta. A Montillo, por ejemplo, le llevó bastante rendir. A la Gata Fernández lo esperaron y nunca rindió. A Pinilla, el semestre pasado, también le llevó tiempo llegar al gol. Pero a Soteldo no le dan margen.