Colo Colo sobrevive. Respira. Toma impulso en la Copa Libertadores y con mucho trabajo y poco fútbol sale vivo de los 3.601 metros de la altura de La Paz. Se lleva un punto a Santiago y se mantiene con vida en un grupo que se le complicó tras comenzar perdiendo en casa. Casi tres semanas después rescata unidades de visita y persevera en la pelea. Claro que no fue fácil. Muy lejos de eso, de hecho.

De poco sirvió la cámara de hipoxia, las pelotas de vóleibol y la subida a Calama. Los futbolistas de los albos se vieron ahogados, sobre todo Rivero, de gran esfuerzo, Orellana, y Valdivia, desaparecido en la cancha. Los tres de arriba. Los condenados a su suerte en buena parte de la primera etapa. El mejor ejemplo de eso fue Orión, que recibió a amarilla apenas a los 17 minutos por hacer tiempo.

Bolívar, a lo suyo. Mucha presión inicial, mucho pelotazo a la espalda de los zagueros rivales y mucho remate de distancia. Así asustó. A los 33 segundos Callejón estrelló un remate en el travesaño, a los 23 minutos tuvo una doble llegada. Guede se mostraba visiblemente molesto por el accionar de sus dirigidos y más aún se puso a los 39', cuando el local abrió la cuenta tras un dudoso penal que le cobraron a Barroso y que la ejecución contó con el doble toque de pelota de Arce. Los albos reclamaron, pero el juez argentino Darío Herrera consideró que había sido casual por un resbalón.

Hasta ahí, Colo Colo era muy lento y predecible. Incluso al ejecutar las pelotas paradas se demoraba con desesperación. En la primera parte, el cuadro chileno le regaló el protagonismo y sobre todo varios metros de la cancha a su par boliviano. Ni se asomaba por el arco altiplánico. Recién a los 29' tuvo una jugada profunda.

Nunca un gol en contra hace bien. Pero al Cacique, paradójicamente, sí. Le sirvió para despertar del letargo en el que estaba sumiso desde que arrancó el partido en el Hernando Siles. Eso, sumado a que encontró rápidamente el empate parcial en los pies de Octavio Rivero, el elegido por Guede para comandar el ataque, lo devolvió al partido justo antes del descanso. Evitó, por cierto, que el elenco chileno tuviera que salir a buscar el partido, algo que claramente no estaba en sus planes. Y de ahí en más intentar llevar a cabo el libreto que con tanto recelo preparó el DT colocolino. Lo mejor para los de Macul, al descanso, era el resultado. De fútbol, poco. Casi nada.

Guede no quiso mover las piezas para la segunda fracción. Pero Colo Colo mejoró. No para aplaudirlo, pero sí para nivelar un poco las acciones que hasta ahí eran sólo monopolizadas por los bolivianos, que, por el esfuerzo del primer tiempo, comenzaron a dar muestras de cansancio. Y el fútbol además se empezó a esfumar. Si Colo Colo creció, también fue gracias al decaimiento del dueño de casa, que poca sorpresa le generaba al cuadro popular.

Ya en la parte final, pareció que solo las ganas de quedarse con los tres puntos motivaban a uno y otro. Valdivia se fundió, no pudo más y Guede, recién a los 78', lo sacó para darle paso a Esteban Paredes. Originalmente, el plan era que Visogol entrara con los defensas rivales ya agotados, pero con 12 minutos por delante, poco pudo hacer.

Colo Colo rescata un punto ante Bolívar en La Paz. Lo hace con mucho esfuerzo, poco fútbol y suma su primera unidad en el Grupo B de la Copa Libertadores. Ahora deberá enfrentar en casa a Delfín de Ecuador y ahí, en su tercera presentación, deberá mostrar todo el fútbol que le faltó este miércoles si quiere ilusionarse con avanzar a octavos.