Luego de ganar el título Mundial Sub 18 en Kenia, el lanzador de disco, Claudio Romero, comenzó a armar un equipo de trabajo con miras a la siguiente etapa: la cita planetaria Sub 20 de Finlandia en julio. Fue entonces, cuando sumó a su staff que encabeza su entrenador Eduardo Sotomayor, a Michel Texier, psicólogo deportivo especializado en atletismo. Texier habla con La Tercera del momento que atraviesa el jóven deportista luego de la polémica que protagonizó tras la gala de su club -la misma en la que fue reconocido como el mejor deportista del año- y de su desaparición pública.

¿Qué pasó por la cabeza de Claudio la noche del 19 de diciembre, terminada la premiacion del CDUC?

Él no recuerda nada de esa noche. El episodio de su cefalea fuerte lo dejó con tratamiento con medicamentos recetados, y haberlos combinado con los cócteles en la fiesta, provocó una reacción emocional de descontrol. Dada su envergadura física (195 cm y 115 kilos), se requirió el esfuerzo de varias personas para contenerlo, entre guardias y compañeros, lo que le ocasionó lesiones físicas de menor cuantía, pero con grado de significancia. No ejerció un control de voluntad claro. Al día siguiente, su reacción fue de shock y de sorpresa. Indudablemente estaba profundamente preocupado y afectado, tanto por él y porque pudo haber dañado a otros. Intentó de inmediato buscar explicaciones.

¿Es un hecho aislado?

Sin dudarlo. Claudio en general demuestra un muy buen nivel de socialización, tiene una buena estructura de valores y fuertes vínculos de amistad. La gente tiende a verlo como un gigante y no se da cuenta de que todavía es menor de edad (17), un adolescente. Su carácter está en formación, muchos de sus procesos emocionales no están definidos y una ocasión como ésta debe ser angustiante. Es una víctima de las circunstancias, independientemente de que a él le corresponda tomar las decisiones adecuadas para salir adelante. Levantar dedos acusadores, emitir juicios de valor o suponer que tiene una personalidad inmanejable, no corresponde. Creer que es otro atleta más que no supo manejar el impacto de una exposición temprana a la fama no es lo correcto. Es un chico que va en buen camino.

¿Qué consejos le dio usted?

Hablé con su padre el día después del incidente, intentando colaborar al enfrentamiento de la situación. Le recomendé que aprovechará la época del año para que tomara distancia y se fueran de vacaciones a descansar. Por suerte ya tenían esa decisión tomada, lo que me pareció muy saludable. Claudio fue asesorado por la red de salud del club de forma psicológica y psiquiátrica, decisión por la que fui consultado y la que apoyé.

¿Fue la decisión correcta desaparecer todos estos meses?

Claudio Romero no está desaparecido. Él hoy está poniendo la distancia necesaria para resolver los dramas personales que le ha tocado afrontar y poder volver en el minuto apropiado en plenitud de funciones físicas y emocionales.

¿Se altera su calendarización de este año?

Los planes se alteraron dado su tratamiento farmacológico y con la sugerencia de bajar la carga física de alto volumen. La situación de Claudio se analizó en el campamento de verano de la UC en Temuco, y se llegó a la conclusión de que había que esperar una resolución por parte del equipo médico para determinar decisiones de equipo, trabajo y calendario. Eso sigue en stand by.

¿Pero el Mundial de Finlandia sigue siendo el objetivo principal para esta temporada?

Lo que realmente importa es recuperarlo en condiciones integrales, abriendo la puerta a la colaboración de su familia y su equipo. Si eso pasa por postergar o secundarizar algún resultado deportivo, es una decisión que va a tener que tomar él. Si aquello implica no ir al Mundial de Finlandia, así tendrá que ser. La dimensión de su logro en Nairobi es tan grande, que no podemos dejar de tener en cuenta los resultados deportivos que tenga a futuro. Es una figura que causa expectativa, es verdad. Sin embargo, no hay que verse contagiado por una ansiedad excesiva o una urgencia extrema, por lo que pueda pasar con él Helsinki, ni tampoco con los Juegos de Tokio. Hay tiempo suficiente y su proyección deportiva está intacta. Continúa siendo el principal proyecto de su generación. No tiene techo. Despejando problemas puntuales, Claudio está en perfectas condiciones de retomar su carrera deportiva y está a tiempo de participar en el Mundial.

Y en lo concreto, ¿cuál es el método que tiene que seguir?

Si supera esta etapa, debe decidir entre continuar el contexto de entrenamiento en que estaba inmerso antes de los eventos en cuestión y volver a la normalidad, o también cabe la posibilidad de que opte por enfocar el proceso de entrenamiento desde otra perspectiva, en otro contexto o incluso con otro técnico. Ahí tendremos que preparar a Claudio para que enfrente esa transición de una manera fluida y con el menor ruido posible, de tal manera que privilegie sus metas deportivas.