Ni Wanderers, ni la Católica, ni O'Higgins. Tampoco San Luis, Huachipato o la U. de Conce. Ni siquiera Antofagasta o la U. Tuvo que aparecer Palestino en su peor momento para darle un cachetazo durísimo a Unión Española. Por la goleada en contra y el momento del torneo, en el que por vez primera hipotecan el liderato.

Fue un mazazo al ego de los hispanos. Un flechazo directo al corazón. Todos los goles que no habían permitido a lo largo del Transición los concedieron la tarde del sábado. Toda la suerte con la que habían contado en las anteriores ocho fechas se esfumó en el Municipal de La Cisterna. Ante el rival menos esperado. Por presente y pasado, el penúltimo puesto de los árabes hacía poco previsible que fueran ellos los encargados de arrebatarle el invicto a su clásico rival de colonia. Al final así fue. Y con mucha autoridad.

Porque si Unión hizo mal todo lo que había hecho bien a lo largo del campeonato, Palestino obró, justamente, al revés: los yerros los transformó en virtudes cuando ya no se podía seguir cediendo unidades. El receso por el cierre de las Eliminatorias sudamericanas le hizo bien a unos. Y pésimo a otros.

El invicto del arco hispano, defendido hasta ahora por Diego Sánchez y Cristián Guerra, se detuvo en 738 minutos. Lo que en jornadas anteriores no pudieron hacer atacantes como Enzo Gutiérrez, Santiago Silva, Pablo Calandria, Flavio Ciampichetti o Mauricio Pinilla, sí pudo concretarlo Sebastián Pinto. El delantero del elenco tetracolor se transformó en el primero en poder vulnerar la portería roja. Fue a los 18 minutos de partido. La desazón de los de Independecia fue evidente.

Y quizás por la poca costumbre de haberse visto con un resultado en contra, el equipo se desarmó. Tenía la pelota, pero no la administraba de buena forma. Y así, el dueño de casa se sintió cómodo, apretando en los momentos justos. En minutos claves de un duelo que terminó siendo goleada: en los descuentos de la primera etapa Fabián Carmona definió de primera y en solitario un centro lanzado dentro de la misma área hispana. Y luego, apenas dos minutos después del descanso Roberto Gutiérrez batió otra vez la resistencia del Mono Sánchez con un fuiroso remate desde fuera del área.

Las caras de incredulidad del cuadro de la Plaza Chacabuco lo decían todo. Y es que justamente el desconcierto era lo que más reinaba a esa altura del partido. En los rostros y traducido en la cancha. Palestino no se debía esforzar mucho para encontrar los espacios para hacerle daño a la retaguardia del visitante.

Así, de hecho, llegó el cuarto y la coronación de la certera tarde palestinista: pase por aire al Pájaro Gutiérrez (cómo deben extrañarlo en San Carlos), el delantero pasó la pelota por encima del portero y no permitió que el balón cayera antes de dominarlo tres veces. Llegó caminando hasta la línea de cal. Golazo y a festejar su octavo personal del torneo, que lo distanció en uno de Bryan Carrasco, de Audax, como líder de anotaciones del Transición.

A esa altura, Unión no quería más. No le habían pegado una, ni dos, sino cuatro veces. El sueño que hasta este sábado vivían, líderes y sin ningún tanto en contra, se transformó en una pesadilla en el caluroso Municipal de La Cisterna. Palestino tenía la receta.