Ni siquiera el haber enfrentado apenas cuatro días atrás le sirvió a Antofagasta para comprender el libreto de la U. Los azules, con herramientas similares a las utilizadas el fin de semana jugando por el Transición frente a los Pumas, otra vez se impusieron al elenco del norte y dieron un paso enorme rumbo a la final de la Copa Chile. Fue un cómodo triunfo en una pésima cancha del Nacional, escenario que quedó demacrado tras el concierto de la banda U2 y por el que alguien deberá responder.

Guillermo Hoyos echó mano a su mejor gente. Salvo los lesionados (Zacaría a última hora también se bajó), el DT estudiantil mandó al pasto del reducto de Ñuñoa al equipo que, con excepción de algunas variaciones, se lleva el peso de los azules en su afán de lograr el bicampeonato. Los universitarios no se guardan nada. Porque en los dos frentes, aún con las dudas que han dejado, siguen vivos y con claras opciones.

La retaguardia parece inamovible. Reyes, al medio, se afirma y es el barómetro del equipo. Su entrega es encomiable. Si él anda bien, el Romántivo Viajero también. Y la noche del miércoles, justamente, Lolo fue de lo mejor del cuadro laico. Él, junto a Matías Rodríguez y un cada vez menos promesa y más realidad Nicolás Guerra, completaron el podio del dueño de casa. Justamente, estos dos últimos fueron los encargados de los goles estudiantiles del primer lapso: primero el argentino con un cabezazo sin marca casi en área chica tras un córner y luego el novel Guerra, quien a sus 18 años ilusiona a todos los seguidores azules. La U tiene que amarrarlo ya. No hay que ser adivino para saber que las grúas se posarán prontamente en él. La noche del miércoles se despachó un golazo, con total personalidad y obviando que apenas estaba jugando su quinto partido como profesional.

Los universitarios siguen adelante en su afán de cosechar un título en esta segunda mitad del año. Esta vez fue con autoridad, sin las complicaciones que han exhibido en partidos anteriores y que les ha hecho hasta hipotecar resultados. Es cierto, en el segundo tiempo bajaron un cambio, pero si lo corrigen y siguen así, tienen derecho a ilusionarse. Ahora deben refrendar todo en la revancha del próximo miércoles. ¿Y Antofagasta? La temprana salida por la fea caída de Paulo Magalhaes, que lo obligó a irse en ambulancia, pareció dejarlos KO y sin respuestas en la cancha.