Manuel Pellegrini alista su regreso a Inglaterra. El entrenador chileno corre con ventaja para hacerse cargo del West Ham United y, por lo mismo, aterrizará mañana en Londres para negociar su retorno a la Premier League. Es el favorito de la dirigencia de los Hammers, que lo ve con las capacidades para impulsar el salto cualitativo del club. El título que obtuvo con el Manchester City la temporada 2013-2014 es su principal carta de presentación y su contrato vigente en China no debería ser un obstáculo.

El West Ham es sinónimo de tradición en el fútbol inglés. Fundado en 1895, ha sido históricamente el cuadro representativo de la clase obrera. Su sustento, además, está lejos de los triunfos. De hecho, el club tiene apenas tres títulos de Copa FA, uno de Community Shield, una Recopa de Europa y una Copa Intertoto. Seis coronas en 122 años. Cosecha exigua que no ha golpeado su popularidad.

Tras un paso de seis meses de David Moyes, que asumió la dirección técnica únicamente para evitar el descenso en el último curso, la directiva quiere más. Su idea es que el equipo pueda recibir una inyección de categoría para, así, pelear al menos por un lugar en los torneos internacionales.

En ese contexto, Pellegrini les cae perfecto. Durante la actual campaña, West Ham ya había invertido para conformar un plantel que, bajo la dirección técnica del Ingeniero, podría potenciarse.

El costo de la actual plantilla es de US$ 257 millones (10ª más cara de la liga) y cuenta, a priori, con buenos valores, como el argentino Manuel Lanzini, el portugués Joao Mario y el austriaco Marko Arnautovic, que llegó desde el Stoke City a cambio de US$ 33 millones, siendo el fichaje más caro de la historia del equipo.

Cuando Pellegrini fue cesado del City, antes del final de la temporada 2015-16, explicó en una entrevista con The Guardian su manera de jugar, que, extrapolándola a la realidad del actual West Ham, invita a la ilusión.

"Me gusta que mis equipos sean de velocidad. Que podamos generar constantemente el uno contra uno y que los contraataques sean lo más rápido posible. Necesito jugadores creativos", expresó el DT.

Bajo ese prisma, en su eventual nueva casa tiene material de sobra. Dos centrales que aún no llegan a los 30, ya probados en la categoría, como el italiano Ogbonna y el inglés Cresswell. Un lateral rápido y joven por la izquierda, como el congolés Masuaku y uno experimentado por la diestra, como el argentino Zabaleta.

En la mitad tiene buen juego asegurado. El senegalés Kouyaté, el español Obiang y los ingleses Noble y Michael Antonio, además de los nombrados Lanzini y Joao Mario (deben definir su continuidad) podrían verse favorecidos con el ex Real Madrid en la banca. "Me gustan los jugadores bien dotados técnicamente y con mucha voluntad física. Me gusta que mis equipos recuperen el balón lo más cerca posible del área rival y, cuando tenemos la pelota, ponernos a jugar", explicó el estratega sobre su propia propuesta.

En el ataque, cuenta con Arnautovic, además del mexicano Javier Hernández y el inglés Andy Carroll.

Las expectativas son altas, toda vez que, además, cuenta con varios jóvenes que podrían potenciar aún más su idea y con una media de US$ 40 millones para invertir en nuevos refuerzos y así potenciar los extremos, que surge como la zona más débil.

Toda la identidad del equipo se sustenta en la pasión de los 60 mil fanáticos que semana a semana repletan el estadio Olímpico de Londres, donde ejerce su localía desde hace dos temporadas, luego de dejar el Upton Park, su casa por 115 años, desde 1904.

Los fanáticos ya se ilusionan con un chileno de 64 años. Quieren seguir entonando el mítico I'm forever blowing bubbles, cántico que habla de amor a toda prueba y resistencia a la adversidad. "Bellas burbujas en el aire. Vuelan tan alto que casi tocan el cielo. Entonces, como mis sueños, se desvanecen y mueren", reza la canción. ¿Llegará Pellegrini a meterse a la burbuja e impedir que éstas se revienten?.