La columna de Guarello: Planillas sucias

Los jugadores de San Marcos, durante el transcurso del campeonato de la Primera B 2021. FOTO: AGENCIAUNO

“Se ha extendido la desprolijidad, o la viveza, a la hora de conformar las planillas. Curiosamente, estos errores, voluntarios o involuntarios, siempre son detectados por el rival directo al final de cada campeonato. Fútbol de pasillo en su peor versión”.



En la primera fecha del campeonato de 1978, Palestino venció 1-0 a O’Higgins en Rancagua, con gol de Pedro Pinto. Ambos equipos, junto al recién ascendido Cobreloa y el último baile de la gran Unión Española de los setenta, eran los más fuertes del fútbol chileno, tanto en lo económico como en la potencia de sus planteles. Se trataba de un duelo importante, entre dos candidatos al título. Días más tarde en la entonces Asociación Central de Fútbol se detectó que Pinto había sido mal inscrito y se dio como ganador al cuadro dirigido por Luis Santibáñez.

Por entonces se criticó con severidad la distracción del cuadro titular, a la vez que los mecanismos del fútbol chileno, las viejas planillas copiadas con calco, los grandes libros de registro y los polvorientos archivos, fueron capaces de detectar la irregularidad rápidamente.

Hace 43 años un jugador mal inscrito era una rareza y no pasaba de la primera fecha antes de ser detectado y subsanado. Los castigos eran menores y las consecuencias leves (Palestino fue campeón y OHiggins clasificó a la Libertadores aquella temporada). Hoy, con toda la tecnología de respaldo, el fútbol chileno se ha transformado en un carrusel de denuncias, descensos por decretos, inscripciones dudosas o contratos ilegales en las tres categorías. En la última semana el Tribunal de Penalidades ha debido trabajar en jornada extendida para atender tantas irregularidades.

Deportes Concepción, por ejemplo, fue sancionado con tres puntos por la alineación irregular de Marcelo Medel ante Colchagua. La consecuencia es que, a falta de dos fechas en el torneo de la Segunda, Conce quedó en zona de descenso debido a estos puntos perdidos en Quilín. Mismo equipo que había salvado la categoría el 2020 ante Vallenar tras el castigo de dos puntos a los nortinos por no pago de licencias médicas y atrasos en los sueldos. El malogrado título de Lautaro de Buin en ese mismo torneo ya ha sido visto y comentado extensamente.

Hace pocos días, en la Primera B, se decretó el descenso de San Marcos de Arica también por secretaría: perdió nada menos que 17 puntos, por hacer jugar sin estar inscrito a Zedrik Vega. El castigo es de un punto por fecha en que alineó el ex Colo Colo. Se demoraron cinco meses y medio en darse cuenta de que no estaba ingresado en los registros de la ANFP. Increíble. Pero el cuento no termina ahí, hay una denuncia en contra de Fernández Vial, que había ascendido de la Segunda Profesional por el castigo sobre Lautaro, por haber inscrito al lateral Matías Ávila, titular, sin tener el finiquito de su antiguo club, Independiente de Cauquenes. Lo insólito es que Ávila aparecía sin finiquitar en el programa Comet de registro de jugadores que utiliza la ANFP, y, de repente, apareció como finiquitado en una fecha anterior. Se acusa de adulteración del programa computacional. Un escándalo.

Matías Ávila, al momento de ser anunciado en Fernández Vial, en abril de este año.

En la Primera División las cosas se mantienen en calma. Pero es mera apariencia. Desde algunos medios se ha acusado a Melipilla de tener dobles contratos de jugadores que ya abandonaron el club. Por el momento no hay una denuncia formal en la ANFP, pero no sería extraño que equipos que pelean directamente la permanencia con los Potros (Huachipato, Universidad de Chile y Curicó), aparezcan en el tribunal de penas con el libelo acusatorio bajo el brazo. Y con ello, se salven por secretaría.

Lo concreto es que se ha extendido la desprolijidad, o la viveza, a la hora de conformar las planillas. Curiosamente, estos errores, voluntarios o involuntarios, siempre son detectados por el rival directo al final de cada campeonato. Como si cada club tuviera un especialista, o un informante, para revisar planillas ajenas. Fútbol de pasillo en su peor versión. Un problema que no para de crecer en nuestros torneos y que se ha transformado en una norma.

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