La lógica en política indica que el candidato que está en la pole position debe ser conservador, es decir, mantenerse donde está sin arriesgar mucho.

Sin embargo, Joaquín Lavín hizo ayer lo contrario, al renunciar –a días de la inscripción de candidatos municipales ante el Servel-, a la alcaldía de Las Condes, donde se veía como pez en el agua.

“Hay momentos en la vida en que hay que jugársela con todo y correr todos los riesgos. Y siento que este es para mí uno de esos momentos. Por eso, hoy inicio un nuevo camino. Quiero jugármela por sanar Chile, por unir Chile, por integrar Chile. Quiero poner en esto todas mis energías. Quiero liderar este nuevo ciclo, este cambio que nos va a llevar a que Chile pase a una etapa distinta y mejor para todos”, dijo Lavín en un punto de prensa.

Sin embargo, para muchos el verdadero riesgo de Lavín estaba en seguir en Las Condes.

Ahí arriesgaba bajar su votación anterior con la fue electo alcalde (78,69%) y que los partidarios del Rechazo en esta comuna (55,94%) le pasaran la factura el próximo 11 de abril.

También se exponía a perder protagonismo en un año donde la atención estará en la política nacional y no tanto en la comunal.

No debe haber sido fácil para el edil de la UDI “soltar” algo que le gustaba tanto, pero la señal que dio, según sus cercanos, es que va por algo más grande, que es su tercera incursión por la Presidencia.

De paso, con su jugada mueve el tablero, le pone presión a los ediles que hoy son presidenciables: a Evelyn Matthei , su primera y difícil vaya a vencer en las primarias, y a Daniel Jadue en Recoleta.

Por ello, con ganas o a la fuerza el resto de las y los presidenciables aplaudieron ayer la decisión de Lavín, incluida Pamela Jiles.