No hay duda de que en medio de la pandemia y el confinamiento, los videojuegos fueron un modo de entretenimiento clave. No solo para distraerse y pasar el rato, sino que también como gran ocasión de reunión social: varios y populares títulos multijugador online sirvieron para divertirse pero también como plazas públicas. Comenzando por los exitosos Fortnite y Among Us, por ejemplo, estos títulos —muchos de ellos gratuitos— ayudaron a que la dinámica que conocíamos sobre los videojuegos cambiara radicalmente, y que fueran percibidos de una manera distinta a como lo hicieron generaciones pasadas.

Lo bueno, como lo hemos dicho varias veces en estas páginas, es que el acceso a videojuegos de todo tipo se ha masificado: desde las múltiples posibilidades que entregan las plataformas móviles, las bibliotecas de juegos, las plataformas gratuitas de títulos retro, la posibilidad de jugar vía streaming y un sinfín más de posibilidades. Es una época muy interesante en ese sentido, con los cuatro grandes polos de la industria —Microsoft, Nintendo, Sony y los juegos de PC— nuevamente en boga y con buena salud.

Si nos concentramos en esa área, lentamente nos vamos acercando a la consolidación de esta novena generación de videojuegos, aparecida a finales de 2020. Y el panorama respecto a cuál es la consola que probablemente se declare victoriosa en unos años más ya está más o menos claro: Sony y su PlayStation 5.

Definitivamente, la japonesa ha sabido capitalizar su muy buen trabajo de fidelización y acercamiento a su base de usuarios. Actualmente, la PS5 lleva más de 30 millones de unidades vendidas desde su debut hace dos años y medio. Esto no es más que la continuación del éxito absoluto (algo así como dos a uno en términos de ventas) que tuvo la generación anterior —la PlayStation 4— frente a su competencia directa, la Xbox One de Microsoft. Hoy, no hay números oficiales de parte de parte de la empresa norteamericana, pero se estima que la relación actualmente es más o menos de tres a uno con ventaja para la PS5.

Lo que es sumamente injusto, al menos si nos restringimos a la calidad de las consolas. Porque lo que ha construido Microsoft como ecosistema de juego, de la mano de las Xbox Series X y S —pero también, muy importante, de su plataforma para PC— es sumamente atractivo, una gran paso evolutivo en cuanto al acceso multiplataforma a los videojuegos.

Al parecer, esta es la gran apuesta de Microsoft: no tanto vender consolas sino que darle fácil y múltiple acceso a juegos a los usuarios, especialmente a través de su servicio Game Pass, no importa dónde estos se encuentren ni en qué plataforma.

Como sea, Xbox hoy es una extraordinaria plataforma de videojuegos, que no sólo ofrece experiencias tope de línea en aspectos técnicos y audiovisuales: también se ha convertido una vasta biblioteca de videojuegos, que hoy incluye a los estudios más importantes del mundo, disponible para cualquier persona en cualquier lugar, sin siquiera pasar por la compra de una consola. Pero aunque esto último no sea requisito para aprovechar los servicios de Xbox, vamos a revisar, a casi treinta meses de su aparición, lo que nos ofrece hoy la consola de Microsoft.

Series X y S: las modelos

En esta generación, Microsoft entendió lo que se venía. O más bien apuntó a un modelo que de alguna manera pudiera hacerle el contrapeso a PlayStation. La decisión de sacar al mercado, el 10 de noviembre del 2020, dos modelos simultáneos obedeció justamente al deseo y la posibilidad de descargar videojuegos antes de estar insertando y sacando cada vez un disco.

Es cosa de gustos, sin duda, pero como bien sabemos, esa es la tendencia de la industria del entretenimiento actual: digitalizar contenidos y ofrecerlos de manera ubicua y on demand. Es cierto: puede que se pierda algo del romanticismo de ir a una tienda física, abrir la caja, leer el folleto e intercambiarlos después con los amigos, pero los beneficios de lo digital son demasiado amplios como para dejarlos al viento.

Pero vamos viendo cada una de las nuevas consolas de Microsoft. Primero, tenemos a la Xbox Series X, la tope de línea de esta generación. Hablamos de una máquina que, en palabras del jefe de Xbox, Phil Spencer, “privilegia una alta tasa de cuadros por segundo y cargas más rápidas, antes que altas resoluciones”, aunque hoy en día prácticamente no se pueden apreciar muchas diferencias entre las posibilidades visuales que pueden llegar a alcanzar la Xbox y PlayStation.

La consola pesa 4,45 kg y es poderosa: alcanza los 12 teraflops de poder de procesamiento, con 16GB de memoria, lo que permite una renderización de imágenes 4K a 60 cuadros por segundo, con capacidad de alcanzar hasta 120 cuadros por segundo y resoluciones de hasta 8K. Esta unidad sí incluye un lector óptico para discos, ya sea de videojuegos —tanto de Xbox Series como de One—, Blu-ray o DVD, además de un generoso disco duro de estado sólido de 1TB.


Para presupuestos más acotados está la Xbox Series S, el modelo de entrada, una consola que carece de lector óptico, por lo que todos los juegos deberán ser necesariamente descargados en la consola. Una alternativa económica y muy popular, especialmente si se carece de una biblioteca física previa o solo se quiere acceder a la biblioteca de juegos existente en la nube.

Más allá de eso, en el aspecto técnico y de diseño es casi igual a su hermana mayor, aunque cuente con menos poder de procesamiento y la mitad de almacenamiento: 512 GB de disco en estado sólido. Nada grave, por cierto: la S es capaz de correr y escalar juegos en resoluciones de hasta 4K. También es más pequeña en volumen, casi un 60 por ciento menos que la Series X (275 x 151 x 63,5 mm), aunque cuenta con las mismas características de conectividad.

Lo anterior también obedece a un detalle no menor: portabilidad. La S tiene un peso 1,93 kg, que es menos de la mitad de la X. Pero en definitiva y lo importante: ambas consolas pueden correr los mismos juegos, incluyendo generaciones pasadas, y lograr la conectividad y el acceso vía suscripción a la cada vez más amplia y ubicua biblioteca de juegos de su sistema Xbox Game Pass.


Game Pass y suscripciones: acá está la papa

Hasta hace no mucho, la dinámica de probar juegos nuevos se remitía a la descarga de un eventual demo o a que alguien prestara de manera física un título en particular. Esto ha cambiado dramáticamente en los últimos años: la nube y las conectividades de banda ancha y fibra óptica han logrado lo suyo, y al igual como ha sucedido con otras industrias del entretenimiento, ahora los contenidos se consiguen preferentemente a través de descargas digitales o reproducciones en streaming, las que permiten una mayor maleabilidad para el usuario.

Algo que entendió muy bien al lanzar la Xbox Game Pass en junio de 2017, entonces un innovador sistema de acceso a gran parte de su biblioteca de juegos para la Xbox One, incluyendo también títulos de otras generaciones. Desde un principio la apuesta fue atractiva: de manera similar a como ocurre con otras plataformas de acceso remoto, como Netflix o Spotify, Game Pass promete la posibilidad de regodearse con cientos de títulos distintos, para todos los gustos y edades, tan sólo pagando una suscripción mensual. Pero no es sólo eso. Hay mucho más.

Microsoft también ha generado ahí un espacio sumamente atractivo, que sin duda le ha permitido aumentar su audiencia. Además de muchos juegos, donde también se incluyen títulos exclusivos y nuevos de lanzamiento que estarán disponibles desde el primer día, se le suman las alianzas que Microsoft ha logrado con otros estudios o publishers, como Electronic Arts, Ubisoft, WB Studios o Capcom, solo por nombrar algunos, que es justamente uno de los grandes diferenciadores con otras plataformas similares.

En Chile, actualmente, Microsoft ofrece una entrada por sólo $500 para probar el sistema, para luego dar paso a los planes de suscripción. El más completo y atractivo es sin duda el Game Pass Ultimate, que incluye el Xbox Live Gold para juegos en línea, títulos gratis para descargar mes a mes, el pase EA Play para juegos de Electronic Arts, además de poder utilizar tanto la consola Xbox como el PC para la descarga y el juego directo (vía streaming, si el ancho de banda lo permite) de cientos de títulos que se van renovando mes a mes. Todo por $7.990 mensuales, menos incluso de lo que cuestan algunos servicios de películas y series.

Los mejores juegos exclusivos de Xbox

No vamos a negar que la vitrina de juegos exclusivos que posee PlayStation es superior a la que hasta ahora ha mostrado Xbox. Sin embargo, eso no quiere decir que esta consola no tenga muy buenas franquicias. A pesar de la adquisición de varios y exclusivos estudios de videojuegos en los últimos tres años —como el intento de compra de ActiVision, nada menos, responsable de series icónicas como Call of Duty, Crash Bandicoot y Guitar Hero, entre otros—, la compañía aún no ha logrado ver frutos maduros de estas operaciones.

Es cierto que el desarrollo de videojuegos toma bastante tiempo, pero quizás ya ha pasado demasiado. El objetivo del plan era competirle de frente a los títulos exclusivos de Sony, que son indiscutidamente ejemplares —desde God of War a Gran Turismo, solo por nombrar dos—, pero ya es hora de que Microsoft comienza a mostrar alguna de esas cartas.

Por lo pronto, ya se anunciaron recientemente títulos como el Minecraft Legends o el esperado juego de vampiros, Redfall, desarrollado por Bethesda, justamente parte de los grandes estudios que hoy son propiedad de Microsoft.

Eso sí, no es que Xbox no tenga sus propios títulos exclusivos. Pero muy pocos de ellos —salvo quizás la saga Halo— han logrado generar un impacto realmente profundo en los cimientos de la cultura pop. Halo también tiene su propia serie televisiva, pero es innegable que la popularidad de la reciente serie de HBO de The Last of Usjuego exclusivo de PlayStation está en otra liga de popularidad.

Forza Horizon 5


Hay algunas que destacan, como la alucinante, adrenalínica e hiperrealista saga de la colección Forza Horizon, acaso la más completa franquicia automovilística hoy disponible. La antes mencionada Halo, una súper popular serie de juegos de disparos en primera persona, que si bien su última entrega no estuvo a la altura, tiene montones de aventuras que vale la pena probar. Lo mismo con Gears of War, el irrepetible Flight Simulator o los hermosos y entrañables juegos de plataforma Ori & the Blind Forest y su secuela Ori and the Will of the Wisps. Aunque hay muchos más. Es cosa de vitrinear, porque la cantidad puede llegar a ser abrumadora.

Finalmente, no hay que mirar las ofertas de Microsoft a huevo. Es cierto que PlayStation puede tener mejores y más populares juegos exclusivos. Pero la oferta bruta de Xbox en videojuegos de acceso directo, hasta ahora, no tiene competencia.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 6 de marzo de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.